COLUMNA

Más luto en Ayotzinapa 


Apolinar Castrejón Marino
Parece ser que ya es hora de que Enrique Peña Nieto admita que la violencia en México se encuentra en los niveles más altos de la historia. Ya no puede seguir huyendo de la realidad con sus discursitos de que está preocupado por los pobres, y de que su partido es sensible ante el sufrimiento de los mexicanos.


Y también estamos ante la realidad monda y lironda de que los “ayotzinapos” no son inmortales, como acabamos de ver en los recientes hechos de la carretera de Tixtla, en donde nos dicen que unos asaltantes detuvieron una camioneta pasajera para robar a los paisanos. Como algunos de ellos, se resistieron a ser despojados de sus pertenencias, los asaltantes les propinaron sendos balazos.
Hace 50 años se decía que nadie podía matar a un soldado, porque se echaría encima a todo el ejército, y ahora ante los desmanes de los “ayotzinapos”, la gente decía que el gobierno no podía tocarlos ni con el pétalo de una rosa, porque se echaría encima a todos los normalistas del país. 
Los bloqueos de las carreteras podían haber sido desechos por una veintena de traileros de los que circulaban por las autopistas, pero no se atrevían a hacerlo porque si algún muchacho resultaba herido, inmediatamente sería tomado como mártir, y el movimiento por los desaparecidos cobraría mayor fuerza y violencia.
Así los “ayotzinapos” se convirtieron en una especie de deidades sanguinarias, intocables e invencibles, y por lo mismo, inmortales, a quienes los insignificantes contribuyentes como usted, tenían que tolerar por los siglos de los siglos, amén. 
Y llegó la hora de la verdad. 2 “ayotzinapos” fueron asesinados, y se espera ¿o se teme? que de inmediato realicen acciones ¿Quiénes? para aprehender y castigar a los asesinos. Pero la cosa no pinta bien, cuando el procurador de justicia asegura, como si lo estuviera viendo, que solo se trató de un acto de delincuencia común, no atribuible a la delincuencia organizada.
Otra estupidez que salió de su misma boca, cuando le preguntaron por qué tanta violencia y muerte, y él dijo que “… no creé en las estadísticas, pero que tiene información de que la delincuencia en la entidad ha ido a la baja, desde que su patrón Astudillo, asumió el cargo de gobernador”.  
En el centro de la Ciudad de Chilpancingo, aún se ven mantas, lonas y cartulinas que dicen: “Orden y Paz para Guerrero” ¿De quien cree usted que sea? Otra lona die: “No habrá elecciones” ¿Quién la colocaría? Y otra, En Guerrero no habrá evaluación”. 
Como vemos, todos han quedado a deber mucho a los guerrerenses, porque a final de cuentas, todos bajan sus banderas, cuando “les llegan al precio” ¿Ya lo sabe, no?  
¿Y hasta cuándo terminará tanta violencia? ¿Seremos capaces de seguir aumentando el desorden, hasta que nos alcance? Los bloqueos, las marchas, y la destrucción de edificios ¿Qué resultados han producido? 
Los maestros y los ayotzinapos en resistencia, con frecuencia solicitan que la población se una a sus movilizaciones, y tratan de convencer a la gente que la lucha es para beneficio de la sociedad pero ¿Cómo se les va a unir la gente, si le producen todo tipo de daños con sus estrategias de lucha?

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