lunes, 13 de noviembre de 2017

COLUMNA

COSMOS
Héctor CONTRERAS ORGANISTA
“MACARIO, EL GUERRERENSE”
Su nombre artístico es “Macario el Guerrerense”.
El nombre original del artista es Macario Rodríguez Camargo. Nació en Xochipala, municipio de Zumpango del Río, en 1941. Fueron sus padres la señora Francisca Camargo Hernández y don Pedro Enedino Rodríguez Jiménez fue su papá, ambos nacieron en Xochipala.
En 1965, en Chilpancingo, ya estaba en todo su apogeo un programa de aficionados al canto que iniciamos un par de años antes en la plaza central, al pie del “Tótem”, con el apoyo de don Mundo Morales, “El Chaparrito”.
Antes de 1960, comenzamos a trabajar en el perifoneo con él en la capital de Guerrero, anunciando funciones de Lucha Libre y Box de la vieja “Arena del Pueblo”, bailes, toros, espectáculos, etcétera. Esta vez le pedimos su apoyo consistente en el préstamo de su equipo de sonido para instalarlo en la plaza central una vez por semana, y hacer un programa de aficionados al canto, cada domingo, a las ocho de la noche.
La plaza contaba en su parte central con dos columnas de granito dedicadas a los héroes de Guerrero. Había una columna principal más alta, hecha de cantera y que fue construida
en el extremo poniente, en medio de esas columnas. Esa mole mayor exhibía un escudo de bronce en su parte media con motivos históricos del estado y los muchachos de la época le bautizaron como “El Tótem”, que hacía posible referencia a columnas sagradas usadas por las tribus de los Estados Unidos de Norteamérica que poblaron en la antigüedad las aldeas indias de aquellas regiones, venerando a sus dioses.
El motivo para hacer el programa de aficionados al canto en el centro de la ciudad era porque continuamente llegaban cantantes a la estación de radio XELI, que se localizaba en las afueras de Chilpancingo, solicitando se les diera oportunidad de cantar.
Por instrucciones de la gerencia no se podía abrirles el micrófono a la hora que fuera y tampoco la estación de radio había creado un programa dedicado a los aficionados al canto. Así que nos pusimos de acuerdo con don Mundo “El Chaparrito”, le dijimos que no teníamos dinero para pagar el servicio de su sonido y que era cosa de apoyar a quienes quisieran cantar, sin cobrarles nada. Accedió amablemente.
Elegimos el nombre del programa: “La Hora del Pueblo”. Se realizaría los domingos a las ocho de la anoche en la plaza central, “al pie de Tótem” y Héctor Contreras Organista anunciaría el programa, invitando a quienes quisieran cantar, lo hicieran en forma libre.
Había muchachas cantantes como Rosita Melgar Ramírez y las hermanas Salgado que iban el día de las Madres a cantar a la XELI. Esa fecha, todo el día, la emisora tenía micrófono abierto para quienes quisieran felicitar a las madres, lo hicieran, ya fuera cantando o declamando.
Iban a cantar a esos espacios Toñita Díaz y su hermano Martín, entre otros muy entusiastas. Escuchamos ahí a “Los Vagabundos del Bravo”, un grupo musical intérpretes de “música norteña” que venían de Huiteco, población próxima a Chilpancingo, por el lado norte.
José Luis M. Ramírez era compositor y cantante y ya era famoso porque en 1960 hizo un corrido “A los Hermanos Héroes”, un canto en honor a los caídos el 30 de diciembre de 1960, donde narra que más de veinte paisanos fueron muertos en la balacera que produjeron la policía y el ejército en la alameda en contra la gente que apoyaba el movimiento de huelga de los estudiantes del Colegio del Estado quienes buscaban la autonomía de su universidad.
MACARIO LLEGA A “LA HORA DEL PUEBLO”
En esa época de 1965, llegó a “La Hora del Pueblo”, a participar cantando, un muchacho dueño de una voz excelente que a todos sorprendió. Excelente timbre de voz, claridad y mucha emoción. Su nombre: Macario Rodríguez Camargo, que había nacido en Xochipala, municipio de Zumpango del Río.
Debido a la falta de recursos económicos y de interés de parte de las autoridades para patrocinar “La Hora del Pueblo”, ese programa que cada domingo y durante tres años llenaba la plaza central y abría la oportunidad de conocer nuevos valores artísticos, desapareció. Era 1965, cuando todo se hizo “por amor al arte”.
“MACARIO EL GUERRERENSE”, DESPUÉS DE MEDIO SIGLO
Después de más de medio siglo transcurrido, ya para el año 2017, en una fiesta familiar en Chilpancingo, un domingo de octubre volvimos a ver y a saludar con mucha alegría a aquel famoso cantante que conocimos en “La Hora del Pueblo”, pero ahora famoso en el mundo artístico como “Macario, el Guerrerense” y radicado desde hace años, por motivos de su profesión, en Montreal, Canadá.
Esta vez lo encontramos rodeado de una muy grande y muy querida familia de Xochipala, con hermanos, sobrinos, cuñados, compadres y vecinos, pero eso sí, con el carácter amable, atento y juvenil de siempre, y nos dio oportunidad de que platicáramos, a grandes rasgos, qué ha hecho de su vida artística, por la que hace 52 años mostró tanta pasión y entusiasmo.
Nos explicó que después de participar en “La Hora del Pueblo”, se trasladó a la ciudad de Tixtla, donde en la estación de radio XEPI, había un programa de aficionados al canto, “Buscando una Estrella Bajo el Cielo de Guerrero”, en el cual intervino, y fue conocido por algunas personas que venían de la ciudad de México, se interesaron por su voz y se lo llevaron.
Explicó que por algún tiempo le fue difícil encontrar su camino artístico, hasta que logró entrar a la XEW. Fue ya en 1976 que ingresó al programa “La Hora del Ranchero”. Fue ahí donde se conoció con una compañera cantante, Luci Nieves, con quien cultivaron una gran amistad y fue ella quien le consiguió se le contratara en un restaurante de la capital del país.
MACARIO SE VA A CANADÁ
“Por cosas de la vida, en 1989 me llegó la oportunidad de irme a trabajar a Montreal, Canadá, a donde fui contratado por tres meses, pero me fui quedando, trabajando en un restaurante mexicano. Les gustó mi forma de trabajar, de cantar y me quedé. Hay poca comunidad mexicana en ese país, pero les gustó mi trabajo”.
Después de varios años de trabajar en restaurantes y de haber grabado algunos discos -dos de los cuales nos obsequió, gracias- “Macario,El Guerrerense”, se jubiló. Dejó de interpretar las canciones mexicanas, y sin embargo, dada su popularidad en el país de la Hoja de Maple, particularmente en Montreal, sigue siendo contratado para amenizar con la canción mexicana en bodas, bautizos, quince años y festejos familiares.
Las canciones de un primer disco son “Cielo Rojo”, “La Llorona”, “La Espiga”, “Pelea de Gallos”, “Rogaciano El Huapanguero”, “Amor Eterno”, “La Borrachita”, “El Rey”, “La Feria de las Flores” y “Renunciación”.
En un segundo disco: “Usted”, “Cucurrucucú, Paloma”, “Cruz de Olvido”, “Si nos dejan”, “Bésame Mucho”, “Cielito Lindo”, “Volver Volver”, “La Bikina”, “Se me olvidó otra vez” y “Morenita, Soy tu Amigo” cuyo autor es Simón Rodríguez Camargo, hermano fallecido del gran cantante Macario. En todas las canciones fue acompañado del Mariachi “Águilas de Montreal”.
La entrevista la hicimos durante el festejo de cumpleaños de su cuñado Francisco Barrera quien está casado con su hermanita, la muy respetable señora Elenita Rodríguez Camargo, a quienes agradecemos profundamente sus múltiples atenciones.
Su amiga y compañera Luci Nieves comenzó a cantar en la ciudad de México, profesionalmente en 1965. Sus padres originarios de Querétaro y del Estado de México. Cantó en el programa de la W “La Hora del Ranchero”, que conducía -para nosotros- el mejor locutor de la república mexicana, Héctor Martínez Serrano.
Estuvo Luci en Radio ABC, cantando y ha participado en una cantidad enorme de eventos, con una trayectoria de más de cuarenta años, como cantante. Unen sus voces con el gran Macario y cantan boleros de aquellas épocas de oro en forma maravillosa.
DETALLES EN LA VIDA DE “MACARIO EL GUERRERENSE”
Las andanzas y las experiencias que por años nutren la vida de un artista como es el caso de nuestro valioso paisano “MACARIO EL GUERRERENSE”, se forman con detalles interesantes de un gran anecdotario tanto de lo propio como del conocimiento que se logra obtener de otros artistas.
No sería nada raro escuchar de propia voz o de otros artistas, cuál era, por ejemplo, la forma de ser y de tratar a la gente de Lola Beltrán, o “Lola la Grande” quien jamás saludaba a nadie, y si en la calle lo hacía y saludaba de mano a alguien, alguno de sus ayudante siempre llevaba consigo una botella de alcohol con el que la cantante se lavaba las manos inmediatamente después del saludo.
No fueron así, de ese nivel de arrogancia artistas como José Alfredo Jiménez o Antonio Aguilar. Uno de los Polivoces, fue déspota como él solo.
A ese respecto, y en charla por separado, “Macario El Guerrerense” recordó a dos personajes de los grandes, a Lalo González, “Piporro” y al “Mayor”, David Reynoso quienes alguna vez lo felicitaron por su voz.
Justo en su análisis, reconoció a Lucha Villa por “cómo decía sus canciones. Ella decía: Yo no soy cantante, pero cómo decía sus canciones”, y de José Alfredo se expresó como lo máximo de la composición; admiración para David Zaizar lo mismo que para Miguel Aceves Mejía.
“Las canciones de las que más he gustado son las de José Alfredo y los huapangos”. Recordó que en el homenaje que en el programa “Nostalgia”, de Jorge Saldaña le hicieron a Pepe Castilla (de Los Cuates Castilla) cantó “El Pastor”. Ellos compusieron también “Flor Silvestre”, en tanto que a Roberto Cantoral le ha interpretado “El Preso número nueve” y “El Crucifijo de Piedra”.
“Casa de Mateo”, fue el nombre del restaurante donde en Montreal trabajó nuestro paisano Macario. Se llamaba así por el nombre del dueño del negocio, de origen persa: Mateo Madani. Recordó que cantaba mesa por mesa y sin micrófonos. “No había escenario”, dijo. El tiempo de actuación se repartía en tres turnos, quince minutos de receso y regresaban a actuar con el mariachi durante tres horas a las mesas.
Él explicaba a los comensales que les cantaría música mexicana, y ellos le hablaban en francés «de música mexciqué”, y cuando terminaba de interpretar alguna canción, su auditorio decía: Plus, plus, plus (otra,otra, otra) y el negocio siempre estaba lleno.
Alguna ocasión, a petición de su patrón, Macario llevó a su mamá a Montreal, y a la señora que se le ocurre preguntar: “Señor Mateo, ¿y su mamá dónde está?, y se empieza a reír y le contestó a mi mamá: Ya la hicimos en enchilada. Y mi mamá le dijo: Es usted muy loco. Mi mamá se llamó Francisca Camargo Hernández. Pedro Enedino Rodríguez Jiménez fue mi papá, ambos nacieron en Xochipala”.
Macario no sabe, en la cosa de la cantada si le sacó a su papá o a su mamá, “pero desde que tuve uso de razón quería cantar”. Recordó que su hermana mayor, Margarita, se iba a la iglesia y él siendo niño, se colgaba de su vestido “y mi hermano el otro, Mariano, también, y en las alabanzas canta y canta. Me aprendía las alabanzas, yo quería cantar. Entonces, en las fiestas de octubre y de diciembre había una pastorela y yo iba porque quería cantar, yo no sé por qué, siempre tenía y tengo ganas de cantar.
“Y quería salirme de mi pueblo e irme a cantar a no sé dónde. Cuando me vine de Xochipala a Chilpancingo era porque me quería ir a México y mi mamá no quiso. Por eso fue que ellos con sacrificio -me vine con mi hermana Mere (Emerenciana) es abogada-, me apoyaron. Yo me salí en el 65, en octubre. Yo nací en el 41, el 10 de marzo. A la escuela íbamos en el pueblo cuando terminábamos de trabajar en el campo, desde abril íbamos unos días a la escuela.
“Yo aprendí, no sé cómo. Por eso yo no sé nada. Estudié, porque una vez una vecina me dijo: Si quieres salir del pueblo, necesitas hacer tu primaria. Ya tenía dieciocho años y le digo, a estas alturas, ¿cómo voy a ir  la escuela? Dice, pues si quieres salir de aquí, ve a la escuela. Ella me convenció y hablé con un maestro amigo de mi hermano Simón, era director de la escuela y me dio la oportunidad de estudiar, ya estaba grande en edad pero como había muchachos altos, no hubo problema y egresé de la primaria junto con mi hermana Mere”.
Quedan en el tintero muchos más datos del gran paisano “Macario El Guerrerense”, quien en el extranjero, ha puesto muy en alto el nombre de México, interpretando nuestra música.
Como anotamos, él está jubilado y se ha quedado a vivir en Montreal.

1 comentario:

  1. Recuerdos,recuerdos.
    Chilpancingo solo queda las danzas a medio bailar.
    La mercadotecnia se adueño de todas las tradiciones y ferias.

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