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๐ฑรญ๐ธ๐โด๐ ๐๐ชโ๐๐ชโฌ๐ โโฐโโโฐโ๐ช/ โฐ๐๐ธ๐๐พ๐โด๐ โฐ๐๐ ๐ถรฑโด๐
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Esta cultura aborregada y mezquina, que todo lo fragmenta y debilita, suele olvidar la belleza de los dรญas, provocando vacรญos existenciales, tanto en las ciudades como en los pueblos. La deshumanizaciรณn es tan grave que andamos sin apenas fuerzas para restaurar otros modos y maneras de vivir. Suele pasa esto, cuando se destruye a la familia, se trituran los vรญnculos que nos hermanan y las reglas econรณmicas sustituyen a las morales. Para desgracia nuestra, ademรกs, el mundo estรก siendo gobernado por la dictadura del dinero, que lo รบnico que genera es mercado e inhumanidad. Ante esta realidad, tenemos que replantear nuevas atmรณsferas y tomar otros caminos, sin ceder a este cรบmulo de tristezas y desencantos. Quizรกs nuestro prioritario deber, sea no dejarse confundir por la furia de la tempestad, y alcanzar otros horizontes mรกs autรฉnticos. Ahora bien, รบnicamente cuando nuestro corazรณn estรฉ en calma, serรก cuando alcanzaremos el nรญtido discernimiento, que nos permitirรก tomar otros caminos mรกs armรณnicos. Ciertamente, hoy mรกs que nunca, necesitamos esa paciencia mutua, para llevar sobre nuestros hombros el peso existencial de los conflictos en curso, los desastres climรกticos y las pandemias diversas.
Sabemos que la transformaciรณn mundial hacia una economรญa de bajas emisiones requerirรก inversiones grandes, lo que tambiรฉn nos exige un cambio en nuestra vida personal, que ha de ser mรกs donante y fecunda. Los fracasos actuales, sin duda, van a contribuir a favorecer otras sendas mรกs justas y libres. Lo importante siempre ha de ser continuar adelante con alegrรญa, alimentando la llama de la esperanza y alentando el espรญritu conciliador entre culturas. Nos harรก bien a toda la humanidad verificar nuestras propias motivaciones interiores, discernir las situaciones, porque la ansiada mutaciรณn pasa precisamente por oรญrnos y dejarnos oรญr en comunidad. No bajemos la guardia, pues, reencontrรฉmonos entre las diversas miradas y hagamos el propรณsito de movilizarnos hacia otros estilos de supervivencia, seguramente comenzando a consumir alimentos que favorezcan las sostenibilidad medioambiental y la reducciรณn de las emisiones de carbono y finalizando por un espรญritu mรกs acogedor, sobre todo hacia aquellos que viven en los mรกrgenes de la sociedad.
La docilidad y la dependencia del corazรณn nos ayudan, no sรณlo a cargar el peso de los demรกs, sino tambiรฉn a no imputar sobre ellos nuestros juicios, ya sea de indiferencia o de crรญtica. Lo significativo radica en no desfallecer y estar dispuestos a cambiar lo que no funciona y a diversificar los sistemas de producciรณn. Es pรบblico que la pandemia acarreรณ mรกs pobreza, de igual modo, los diversos conflictos que el mundo sufre fomentan la necesidad de nuevas polรญticas, que nos hagan mรกs entendibles y atendibles. Indudablemente, tenemos que avanzar en el fortalecimiento de las alianzas pรบblicas y privadas, si en verdad queremos hacer de la vida, un hogar de encuentro en el que nadie se sienta extraรฑo, sino de igual a igual, y con multitud de posibilidades solidarias. Lo que no es de recibo es que el mundo viva en contienda permanente. Esto es un desastre. Personalmente, quiero reivindicar una vez mรกs, un proceder mรกs inclusivo, donde nadie quede atrรกs, tengamos una mejor producciรณn y mejor nutriciรณn para todos, y tambiรฉn una casa comรบn mรกs habitable, acorde con ese espรญritu integral que todos nos merecemos como ciudadanos del mundo. No lo olvidemos, la vida es para vivirla, no para confrontarse, sino para reencontrarse y conciliarse.
Naturalmente, no serรก posible soportar el lastre existencial, sino reorientamos la mirada conjunta con el lenguaje de la cooperaciรณn internacional, para revestir las relaciones de humanidad en algo vivo y cambiante, en favor del bien colectivo de la familia humana. En ese linaje, ningรบn periodo viviente, puede ser descartado. Este desprecio, que deshonra al progenitor, se ha convertido en algo habitual, siendo uno de los grandes males del momento presente. El amor no es cuestiรณn de รฉpocas, forma parte del poema viviente del que todos formamos parte, y que tenemos el deber de custodiar, no de abandonar, porque la continuidad radica en ese verso engendrado dรญa a dรญa, que es lo que nos imprime la inspiraciรณn por la vida vivida y la que nos queda por vivir. Al fin y al cabo, despreciar la biografรญa del รกrbol genealรณgico, con sus raรญces y ramas, es nuestro mayor tormento del que tenemos que salir cuanto antes, si en verdad queremos avanzar en los autรฉnticos designios de una morada embellecida por el verso y la palabra. Se hace familia, evidentemente, en la medida que aprendamos a querernos y a respetarnos. Dicho queda.
corcoba@telefonica.net
30 de OCTUBRE de 2022.-
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