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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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Reconozco que me gusta contemplar, en el fondo es mi ocupaciรณn natural, olvidarme de mรญ mismo, perderme por los horizontes celestes y reencontrarme por los abecedarios de la escucha. A poco que fomentemos este poรฉtico adiestramiento, sentiremos la necesidad de transformarnos, de ser mรกs cuidadores y mejores caminantes. Esta atenciรณn abraza tambiรฉn la casa comรบn; puesto que todas las formas existenciales estรกn interconectadas, lo que requiere una mayor implicaciรณn por parte de todos, aprendiendo a detenernos y a observar para percibir y valorar lo bello. Sin duda, esto es fundamental para entrar en sanaciรณn. 
Asimismo, nuestra propia Madre Tierra nos pide un cambio de actitud, que seamos mucho mรกs sensibles con la marea silvestre, dejemos de llenar los ocรฉanos de plรกsticos y volvamos al nido natural del verso, que es lo que positivamente nos engendra salud y vida. Ciertamente, esto ya lo sabemos, que de nuestros ecosistemas depende directamente la salud de nuestro entorno y la de sus moradores, pero tenemos la mente ruda y el corazรณn empedrado de intereses mundanos. De ahรญ, lo esencial que es asentar en valor ese rayo de luz creativa, poniรฉndonos en disposiciรณn soรฑadora, que es lo que en realidad nos cura el alma. 
Estรก claro que somos parte de la inspiraciรณn celeste; y, como tal, andamos inmersos en el asombro de vernos y de mirarnos, reconociรฉndonos como parte del verbo que se ha hecho mรบsculo para transitar por aquรญ abajo. Partiendo de este acontecer imaginativo se promoverรกn nuevos hรกbitos, en consonancia con los saberes ancestrales, y todo serรก altamente bucรณlico, para que nuestro estilo de vida tan frรญo y mercantil sea sostenible, lo que demanda corazรณn y vigor donante. Necesitamos, evidentemente, un coraje mรกs respetuoso con el medio ambiente, sobre todo ante el aluviรณn de crรญmenes que perturban la biodiversidad, como la deforestaciรณn y tantas otras contiendas absurdas, que pueden acelerar el ritmo destructivo. 
Lo vital es entrar en acciรณn. Actuar ahora, pasito a pasito, como se dice. Por cierto, el รบltimo informe climรกtico de la ONU nos apremia a que intervengamos, si queremos un porvenir saludable y un futuro habitable. La revoluciรณn del conciliador cuidado, por consiguiente, nos afecta a todos. Hay que corregirse cuanto antes, enmendarse de vicios y vaciarse de personalismos, poner voluntad en la vida fraterna, templar el carรกcter y desafiar la adversidad, si en verdad queremos reconstruirnos y germinar etรฉreos como la aurora. Desde luego, es mรกs factible que los cambios transformadores surjan cuando existe espรญritu condescendiente, cuando todos cooperan y colaboran en la reducciรณn de los riesgos, y cuando los beneficios y las cargas se comparten de modo ecuรกnime.

Considero, entonces, que para crear un mundo con aire nรญtido y energรญa limpia, con bosques y ocรฉanos saludables, debemos abrazar cuanto antes la exigencia de una nueva fraternidad contemplativa, que nos ensimisme en el quehacer armรณnico y en el servicio a los mรกs desfavorecidos. El avance ya estรก imparable, sรณlo hay que subirse al tajo del ejercicio que va desde el fomento de la pujanza verde hasta un suministro de alimentos seguro. Los beneficios tambiรฉn son claros, empleos decentes y economรญas sรณlidas para la sociedad en su conjunto. En efecto, nadie puede quedar en la cuneta de la desesperaciรณn.
Todos nos merecemos levantarnos para curar el mundo, por muy fuerte que sea la desmoralizaciรณn, pues hasta de los fuegos intensos se alumbra la claridad y se encienden los deseos, que nos llaman a fortalecer la arquitectura mundial con sistemas de seguridad efectivos, recuperando el equilibrio con la naturaleza y proveyendo un discernimiento, que nos lleve a repensar sobre las consecuencias catastrรณficas que implicarรญan mantener los modelos actuales, en un mundo complejo, cambiante y muy peligroso, con la inseguridad alimentaria y las armas nucleares, transitando en estos tiempos turbulentos como si fuese algo normal. 
Indudablemente, esta especie de atmรณsfera endemoniada, no puede ser modificada sino es por un cambio de compostura, redoblando las visiones con ojos anรญmicos antes de que la desilusiรณn nos desmotiven y nos paralicen, porque miramos con los ojos de la carne, y somos mรญstica. Queremos ser el poema, la luz que nos permite embellecernos para siempre. Forjemos esa vida, pues, sin punto final.
corcoba@telefonica.net
19 de abril de 2023.-
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