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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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Es tiempo de citarse para ver nuestros interiores, de hacer silencio en la oscuridad de la noche y de meditar, de reencontrarnos con nuestros propios sueรฑos y de crecer como niรฑos, de llamar a la puerta de nuestro corazรณn, que es como se da sentido a la vida. No olvidemos jamรกs, que para vivir hay que cohabitar existiendo para los demรกs. La luz nos la damos entre sรญ. Toca vencer la falsedad, convencernos de que la visiรณn espiritual  la tenemos aletargada, persuadirnos de que somos mรกs poesรญa que poder, y asรญ podremos contemplar lo autรฉntico, para llegar a ser mรกs poema que pena. 
Hagamos pausa en el camino, por consiguiente, dejรฉmonos tomar aliento. Salgamos de este mundano bullicio para entrar en la contemplativa del ser que soy. Dรฉmonos, aunque nos pisoteen. Trabajemos por la senda del bien y la bondad. Aprender a reprenderse es un buen horizonte para divisar la trasparencia. Nuestra gran faena pasa por retomar el camino de la concordia y por abandonar aquello que nos bloquea y nos confunde. Es cierto que la carga es pesada, que los dรญas cuestan, porque hay que despojarse totalmente de lo mundano.
Tenemos que elevarnos, si queremos que sea Navidad; fijรฉmonos en el rostro del Niรฑo que nos nace a diario. Tomemos el propรณsito de movernos con el semblante inocente, con la mirada limpia para abrazar lo celeste, a pesar de los fuertes huracanes destructores de guerra, que nos amortajan la savia. Que la alianza comience con nosotros, tomando la nรญvea la estrella de sentirnos familia, de concebirnos hermanos, de considerarnos nada sin Jesรบs. Dejรฉmonos conmover por el amor divino, pongรกmonos a servir y no a servirnos del prรณjimo.
Resulta hermoso volver a unirse y a reunirse alrededor de una mesa clemente, tras reconocerse uno asรญ mismo, engrandeciendo los vรญnculos que nos fraternizan. Insisto, la fiesta debe nacer en nosotros, en cada uno de nosotros; porque la humanidad, la propia naturaleza humana por sรญ misma es un renacer continuo, siempre en bรบsqueda, en la unidad del Verbo Eterno, en el que nuestro Creador se expresa eternamente a Sรญ mismo: El Padre en el Hijo y ambos en el Espรญritu Santo.
Asรญ Dios se ha hecho prรณximo. Es la belleza que nos circunda, que estรก en medio de nosotros, es la irradiaciรณn que nos conmueve armรณnicamente y nos resucita cada aurora. Tenemos que alcanzarlo con la acciรณn del verso y la palabra, sigamos sus huellas y abracรฉmonos, para saciar esa hambre de amor que poseemos y esa sed de justicia, que todos llevamos en el alma. Ciertamente, anhelamos la dulzura y la alegrรญa, el gozo de la paz y el brindis de esa poesรญa interminable, crecida de felicidad y de la que todos formamos parte.
En efecto, ahora brillarรก un entusiasmo mรญstico, porque nos nace el Redentor. Como los poetas de lรญrica innata, contemplemos embargados de maravilla y gratitud, este misterio de quietud y comuniรณn, y aunque vertamos lรกgrimas por las pruebas y las dificultades que nos siguen afligiendo, alcemos la mirada para acariciar el jardรญn de la esperanza. Sรณlo tenemos que adentrarnos en la liturgia y en las tradiciones populares de la Navidad para ver que estรกn llenas de mรบsica y de cantos.
El mismo pasaje evangรฉlico nos habla del himno de los รกngeles: “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes รฉl se complace” (Lc 2,14). Esto nos requiere usar bien los talentos y el talante; puesto que, aunque llevemos consigo tinieblas en nuestras habitaciones internas, mรกs espaciosa es la claridad del Niรฑo naciente. Ojalรก, durante estas jornadas festivas, conceda su ternura a todos, e ilumine los caminos de esta tierra tan temible como terrible. 
Mal que nos pese, la uniรณn de รกnimos es la gran necesidad humana contemporรกnea. Estamos necesitados de abrazos sinceros, ansiosos por sentirnos amados; por eso, decimos hoy mรกs que nunca: ¡Ven Seรฑor Jesรบs! ¡Quรฉ la caridad reine en el planeta! Mientras nos regocijamos del jรบbilo de encontrarnos con los nuestros, sin obviar a esas gentes que estรกn solas, hermanos nuestros tambiรฉn. Al fin y al cabo, todos estamos presos de nuestros errores. ¡Feliz Navidad, en la concordia y en el gozo de Cristo!
corcoba@telefonica.net
20 de diciembre de 2023.-
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