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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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La clemente voz suele pasar desapercibida, porque las fuerzas que actรบan no son las econรณmicas y polรญticas, sino las morales y espirituales. Estรก visto que nos hemos confundido de ruta. El desamparo suele dejarnos sin palabras, es lo que presenciamos por todos los rincones de la humanidad; mientras la crisis humanitaria, las enfermedades acrecentadas por desigualdades tremendas y por doctrinas que esclavizan, se dan la mano cebรกndose con la poblaciรณn mรกs dรฉbil. Sรณlo hay que adentrarse en este ambiente cruel, para observar que la decencia ha dejado de cohabitarnos, lo que debe motivarnos a hacer un alto en el camino, porque es hora de dialogar sinceramente, al menos para distender las diversas situaciones planetarias.
Desvanecer el aluviรณn de tormentos, con sus sombrรญas tempestades, es una necesidad; al menos, para rehacer los caminos armรณnicos, ricos de significado hasta en los momentos mรกs dolorosos. El egoรญsmo provoca en la historia de las personas, de las familias, de las naciones y del mundo; un vacรญo que nos intoxica, impidiรฉndonos respirar aire limpio y lozano brรญo existencial. El donarse a los demรกs es lo que alienta y nos alegra el corazรณn, no el poseer de las cosas, ni tampoco el dominar, que es lo que nos confunde y nos infunde el veneno del egocentrismo material. Precisamente, son estas contradicciones dominantes y dominadoras, las que nos estรกn destruyendo nuestro espรญritu humanitario, nuestra razรณn de ser y de coexistir.
Es la hora de un nuevo espรญritu creativo, de una naciente imaginaciรณn para fomentar la cultura del espรญritu generoso; pues, la realidad es que millones y millones de personas se hallan al margen del progreso, malviviendo y sin vivir, pues sus condiciones de vida estรกn muy por debajo del mรญnimo requerido por la dignidad humana. La tarea no es fรกcil en un orbe tan convulso, donde todos tenemos una misiรณn que cumplir, comenzando por la comunidad internacional que han de ser garantes de paz y finalizando por uno mismo, que ha de mostrar cercanรญa en todo momento hacia su semejante, para que el gesto de ayuda sea sentido no como una limosna humillante, sino como un compartir fraterno. Hermanarse es otra de nuestras asignaturas pendientes, ya que nos falta corazรณn para ofrecer.
Latido a latido es como se avanza en humanidad, no lo olvidemos nunca. Claro estรก, cada pulso debe conjugar con sus pausas, para no caer en una supervivencia alocada, que olvida su tiempo para los interrogantes fundamentales sobre la aptitud, el decoro y su destino. Ojalรก aprendiรฉramos a  reprendernos, a respetarnos entre sรญ. Todos tenemos que tener un espacio, tambiรฉn nuestros mayores. El anciano capta muy bien la superioridad del ser respecto al obrar y al tener. Las sociedades humanas, desde luego, serรญan mejores si supieran aprovechar los carismas de la vejez. Que se abran las puertas de la comprensiรณn, harรก que se aminore la confrontaciรณn de distintas posiciones o el conflicto de opuestos intereses, sin obviar la consideraciรณn y el respeto a los derechos fundamentales.
En cualquier caso, nuestro encuentro entre lector y autor, tampoco puede terminar sin un franco vocablo de optimismo. La acciรณn benรฉfica puede sorprendernos en cualquier esquina, sugerida por la consideraciรณn de las capacidades y por la fundamental bondad del gรฉnero humano, mediante la cooperaciรณn, su sueรฑo de pasar de los compromisos a las acciones audaces. Por ejemplo, el รบltimo llamamiento tuvo lugar en el marco de una conferencia mundial celebrada en Cartagena, Colombia, donde mรกs de cincuenta paรญses han asumido diferentes compromisos para reducir la contaminaciรณn, que hoy es responsable de millones de muertes prematuras y el segundo factor de riesgo de enfermedad, despuรฉs de la hipertensiรณn. La serenidad, pues, nos llama en medio de las adversidades: ¡esto es amor!
corcoba@telefonica.net
30 de marzo de 2025.-
#๐˜Œ๐˜น๐˜ช๐˜จ๐˜ช๐˜ณ๐˜ญ๐˜ฆ๐˜Š๐˜ญ๐˜ข๐˜ถ๐˜ฅ๐˜ช๐˜ข๐˜ค๐˜ถ๐˜ฎ๐˜ฑ๐˜ญ๐˜ข.

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