Huracán Erick en Gro.: tormenta desnudó la fragilidad estructural
“𝘗𝘰𝘥𝘳𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘥𝘦𝘴𝘢𝘧𝘪𝘢𝘳 𝘭𝘢𝘴 𝘭𝘦𝘺𝘦𝘴 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘢𝘴, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘯𝘰 𝘱𝘰𝘥𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘳𝘦𝘴𝘪𝘴𝘵𝘪𝘳 𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘯𝘢𝘵𝘶𝘳𝘢𝘭𝘦𝘴".𝙅𝙪𝙡𝙚𝙨 𝙑𝙚𝙧𝙣𝙚
𝘼𝙧𝙖𝙘𝙚𝙡𝙞 𝘼𝙜𝙪𝙞𝙡𝙖𝙧 𝙎𝙖𝙡𝙜𝙖𝙙𝙤.CHILPANCINGO, GRO., 24 de Junio de 2025.--El 19 de junio de 2025, el huracán Erick tocó tierra en el sur de México como categoría 3, dejando una estela de destrucción en los estados de Oaxaca y Guerrero. Con vientos sostenidos de más de 200 km/h y lluvias torrenciales, Erick no solo fue un fenómeno meteorológico de gran intensidad, sino también un espejo que reflejó las vulnerabilidades históricas de las regiones más expuestas del país.
En Guerrero, los daños materiales, la interrupción de servicios básicos y la pérdida de una vida humana revelaron no solo la fuerza de la naturaleza, sino también las grietas de un sistema que aún no logra garantizar protección plena a sus comunidades más frágiles.
𝗘𝗟 𝗜𝗠𝗣𝗔𝗖𝗧𝗢 𝗜𝗡𝗠𝗘𝗗𝗜𝗔𝗧𝗢: 𝗖𝗜𝗙𝗥𝗔𝗦 𝗤𝗨𝗘 𝗗𝗨𝗘𝗟𝗘𝗡
En Guerrero, el saldo fue contundente: 55 viviendas afectadas, 150 árboles derribados, cuatro socavones, desbordamiento del arroyo El Mesón y más de 1,500 personas resguardadas en albergues. La infraestructura eléctrica colapsó en múltiples puntos, dejando sin servicio a miles de usuarios. Las telecomunicaciones también se vieron interrumpidas, dificultando la coordinación de los primeros auxilios.
La caída de techos de lámina, postes y transformadores, así como la obstrucción de caminos por árboles y lodo, paralizaron la movilidad y la actividad económica en municipios como Cuajinicuilapa, Ometepec y San Nicolás.
Pero más allá de los números, el huracán se cobró la vida de un menor, arrastrado por una corriente en una zona vulnerable. Este hecho, doloroso y simbólico, nos recuerda que la tragedia no es sólo meteorológica, sino también social.
𝗟𝗔 𝗥𝗘𝗦𝗣𝗨𝗘𝗦𝗧𝗔 𝗜𝗡𝗦𝗧𝗜𝗧𝗨𝗖𝗜𝗢𝗡𝗔𝗟: 𝗘𝗡𝗧𝗥𝗘 𝗟𝗔 𝗥𝗘𝗔𝗖𝗖𝗜Ó𝗡 𝗬 𝗟𝗔 𝗣𝗥𝗘𝗩𝗘𝗡𝗖𝗜Ó𝗡 𝗣𝗘𝗡𝗗𝗜𝗘𝗡𝗧𝗘
La activación del Plan DN-III-E y la movilización de más de 34 mil servidores públicos fueron acciones inmediatas que permitieron contener los efectos más graves. La Guardia Nacional y el Ejército realizaron labores de limpieza, retiro de árboles y apoyo en refugios. La presidenta Claudia Sheinbaum acudió personalmente a las zonas afectadas, reconociendo que, aunque la mayoría de los daños fueron materiales, la situación en Guerrero requería atención prioritaria.
Sin embargo, la emergencia también evidenció la necesidad de fortalecer los protocolos de prevención, la infraestructura de refugios y la educación comunitaria en gestión de riesgos.
En muchos municipios, los planes de evacuación fueron improvisados, y la capacidad de respuesta local se vio rebasada. La falta de seguros para viviendas y comercios, así como la escasa cultura de aseguramiento ante desastres, agrava el impacto económico y social.
𝗟𝗔 𝗗𝗜𝗠𝗘𝗡𝗦𝗜Ó𝗡 𝗘𝗦𝗧𝗥𝗨𝗖𝗧𝗨𝗥𝗔𝗟: 𝗣𝗢𝗕𝗥𝗘𝗭𝗔, 𝗠𝗔𝗥𝗚𝗜𝗡𝗔𝗖𝗜Ó𝗡 𝗬 𝗩𝗨𝗟𝗡𝗘𝗥𝗔𝗕𝗜𝗟𝗜𝗗𝗔𝗗 𝗖𝗟𝗜𝗠Á𝗧𝗜𝗖𝗔
Guerrero es uno de los estados con mayores índices de pobreza y marginación en México. Esta condición estructural convierte a sus comunidades en blanco fácil de los desastres naturales. Las viviendas precarias, la falta de drenaje adecuado, la deforestación y la urbanización desordenada aumentan la exposición al riesgo.
El cambio climático, con fenómenos cada vez más intensos y frecuentes, no hace sino profundizar esta vulnerabilidad.
El huracán Erick no fue solo una tormenta: fue una advertencia. Una llamada de atención sobre la urgencia de invertir en infraestructura resiliente, en educación ambiental, en sistemas de alerta temprana y en políticas públicas que integren la justicia climática como eje transversal.
𝗥𝗘𝗖𝗢𝗡𝗦𝗧𝗥𝗨𝗖𝗖𝗜Ó𝗡 𝗖𝗢𝗡 𝗠𝗘𝗠𝗢𝗥𝗜𝗔: 𝗛𝗔𝗖𝗜𝗔 𝗨𝗡𝗔 𝗥𝗘𝗦𝗜𝗟𝗜𝗘𝗡𝗖𝗜𝗔 𝗖𝗢𝗡 𝗥𝗢𝗦𝗧𝗥𝗢 𝗛𝗨𝗠𝗔𝗡𝗢
La recuperación no puede limitarse a reconstruir lo que se perdió. Debe ser una oportunidad para replantear el modelo de desarrollo, para fortalecer la gobernanza local y para escuchar a las comunidades que, año tras año, enfrentan la furia de la naturaleza con dignidad, pero también con abandono.
Es necesario garantizar que los apoyos lleguen con transparencia, que se priorice a los más afectados y que se construyan mecanismos de seguimiento ciudadano. La reconstrucción debe ser también simbólica: honrar la vida perdida, documentar la experiencia vivida y transformar el dolor en acción colectiva.
𝗛𝗨𝗥𝗔𝗖Á𝗡 𝗘𝗥𝗜𝗖𝗞: 𝗘𝗫𝗣𝗨𝗦𝗢 𝗟𝗔 𝗗𝗘𝗨𝗗𝗔 𝗦𝗢𝗖𝗜𝗔𝗟
El huracán Erick no solo dejó escombros en Guerrero: dejó al descubierto interrogantes urgentes sobre la forma en que enfrentamos la crisis climática, sobre la protección real que damos a quienes menos tienen, y sobre la necesidad de construir un país donde la lluvia deje de ser sinónimo de tragedia.
Más allá de las cifras, su paso nos obliga a preguntarnos cómo fortalecer la resiliencia de las comunidades vulnerables ante fenómenos cada vez más intensos y, sobre todo, cómo asegurar que la reconstrucción no repare únicamente techos, sino también derechos. La memoria de esta tormenta no debe esfumarse con las noticias.
Debe transformarse en una convocatoria firme hacia la prevención estructural, la solidaridad sostenida y una justicia climática con rostro humano. Porque cada árbol derribado, cada hogar dañado, cada vida perdida, nos recuerda que el viento no distingue… pero la desigualdad sí.
“𝘚𝘶𝘤𝘦𝘥𝘦𝘯 𝘤𝘰𝘴𝘢𝘴 𝘮𝘢𝘭𝘢𝘴 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘨𝘶𝘦𝘳𝘳𝘢𝘴, 𝘥𝘦𝘴𝘢𝘴𝘵𝘳𝘦𝘴 𝘯𝘢𝘵𝘶𝘳𝘢𝘭𝘦𝘴 𝘺 𝘦𝘯𝘧𝘦𝘳𝘮𝘦𝘥𝘢𝘥𝘦𝘴. 𝘗𝘦𝘳𝘰 𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘢𝘴 𝘴𝘪𝘵𝘶𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘴𝘶𝘳𝘨𝘦𝘯 𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢𝘴 𝘰𝘳𝘥𝘪𝘯𝘢𝘳𝘪𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘤𝘦𝘯 𝘤𝘰𝘴𝘢𝘴 𝘦𝘹𝘵𝘳𝘢𝘰𝘳𝘥𝘪𝘯𝘢𝘳𝘪𝘢𝘴”. 𝘿𝙖𝙧𝙮𝙣 𝙆𝙖𝙜𝙖𝙣
#𝘌𝘹𝘪𝘨𝘪𝘳𝘭𝘦𝘊𝘭𝘢𝘶𝘥𝘪𝘢𝘤𝘶𝘮𝘱𝘭𝘢.
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