𝗦𝗼𝗯𝗿𝗲𝘃𝗶𝘃𝗶𝗿 𝘆 𝘁𝗿𝗶𝘂𝗻𝗳𝗮𝗿 𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝗮𝗱𝘃𝗲𝗿𝘀𝗶𝗱𝗮𝗱, 𝗿𝗲𝘁𝗼 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗹𝗮𝘀 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗮𝘀 𝗴𝗲𝗻𝗲𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀

 César González Guerrero.                  

A pesar de la modernidad actual, la situación que prevalece en la mayoría de la población infantil (6 a 12 años), sigue siendo adversa y enfrenta las mismas condiciones de pobreza y marginación social de siempre, ya sea del área urbana o rural.                

Las experiencias nos indican que sí se puede triunfar, luchando y superando los obstáculos cotidianos. Seguramente todos conocemos historias de vidas exitosas en cada uno de los pueblos.          

Solo para ejemplificar, en la década de los sesentas y setentas, igual que en otros pueblos de Guerrero y México, pequeños de 12 años de edad, originarios del municipio de Copala, región Costa Chica de Guerrero, después de concluir los estudios de Primaria, en julio de 1967, con la fuerza moral de nuestros padres, y no obstante las múltiples carencias, nos animaron para  continuar estudiando la Secundaria en Acapulco, debido a que en ese entonces, mi pueblo no  contaba con  escuelas de ese nivel.          

Durante los tres años en Acapulco sobrevivimos, gracias al apoyo y cuidado de algunas familias cercanas, radicadas en esa ciudad, como las tías Florentina (Ma Tina) Manzanarez Guerrero, Adulfa (Duga) Guerrero Barreto, Aurelia (Ma Güella) Gutiérrez Aparicio y Leonila López esposa de mi primo Honorio Guerrero Rodríguez y sus respectivos familiares.                   

En mi caso, quizá  diferente a los otros paisanos, tuve que aprender a vivir en una ciudad totalmente desconocida, cumplir con las múltiples obligaciones y responsabilidades como estudiante, y buscar algún trabajo, para completar los ingresos y poder cubrir diversos gastos, en virtud de que no era suficiente lo que a veces, nos enviaban nuestros padres, para pagar la renta de un cuarto de palapa, comprar un catre o petate, uniformes, calzado, ropa, enseres domésticos, alimentos, libros, materiales escolares, pasajes, etcétera.        

Lo bueno es que, desde un principio, mi padre me recomendó con una persona que, todas las madrugadas, desde las cinco de la mañana, se instalaba en la esquina de la calle Humboldt, frente al edificio en qué se imprimía el periódico Trópico, y ahí nos entregaba, previo pago, cierta cantidad de periódicos de la época, para  venderlos en las calles: Trópico, Revolución, La Verdad de Guerrero, Sol de Guerrero, Gráfico, etc, pero tal vez por no conocer el oficio de "voceador" no me gustó y renuncié, pero pronto encontré el trabajo de "canastero" y "cargador" en el mercado central, dónde me iba mejor y ese si me gustó. Aunque igual, tenía que salir todas las madrugadas a "canastear", pero contento porque recibía más monedas; con el clásico "le ayudo con la canasta seño", recibía buenas propinas.    

Finalmente, ya para terminar la secundaria, fui invitado a trabajar en un taller mecánico, y no obstante la rudeza y pesado del oficio, aprendí lo elemental de la mecánica automovilística, e igualmente, aumenté mis ingresos.     

En conclusión, bastaron solo 3 años, y llegar a los 15, para saber que lo más difícil estaba pasando, pero fue grande mi sorpresa cuando mi padre me obligó a continuar mis estudios de bachillerato en la Ciudad del Distrito Federal, hoy Ciudad de México, trasladando las ilusiones ahora, para lograr un título profesional, a partir del mes de julio de 1970, fecha en la cual terminé los estudios de secundaria. Sin saber que lo más difícil, estaba por venir. Pero esa será otra historia...

El exhorto es a los padres de familia para que sigan impulsando y motivando a sus pequeños niños que ingresarán a la primaria y secundaria en este año 2025, y como siempre ha sido, hacer un esfuerzo, para llegar a la meta de ser un digno y orgulloso profesional al servicio de su tierra. 

Que así sea.

#𝘌𝘹𝘪𝘨𝘪𝘳𝘭𝘦𝘊𝘭𝘢𝘶𝘥𝘪𝘢𝘤𝘶𝘮𝘱𝘭𝘢.