๐๐ผ๐บ๐ฝ๐ฎ๐ฟ๐๐ถ๐ฒ๐ป๐ฑ๐ผ ๐ฑ๐ถรก๐น๐ผ๐ด๐ผ๐ ๐ฐ๐ผ๐ป๐บ๐ถ๐ด๐ผ ๐บ๐ถ๐๐บ๐ผ
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๐๐ผ ๐พ๐๐๐ ๐๐๐ ๐๐๐๐๐ผ๐๐๐พ๐: ๐๐ถ๐ฆ ๐ด๐ฆ๐ข ๐๐ณ๐ช๐ด๐ต๐ฐ ๐ฒ๐ถ๐ช๐ฆ๐ฏ ๐ท๐ช๐ท๐ฆ ๐ฆ๐ฏ ๐ฏ๐ฐ๐ด๐ฐ๐ต๐ณ๐ฐ๐ด, ๐ฅ๐ฆ ๐ฎ๐ข๐ฏ๐ฆ๐ณ๐ข ๐ฒ๐ถ๐ฆ ๐ฏ๐ข๐ฅ๐ช๐ฆ ๐ฉ๐ข๐ฃ๐ช๐ต๐ฆ ๐ฆ๐ฏ ๐ญ๐ข ๐ช๐ฏ๐ฅ๐ช๐ง๐ฆ๐ณ๐ฆ๐ฏ๐ค๐ช๐ข ๐บ ๐ฅ๐ฆ๐ด๐ค๐ถ๐ฃ๐ณ๐ข ๐ฆ๐ญ ๐ข๐ฎ๐ฐ๐ณ, ๐ฉ๐ข๐ด๐ต๐ข ๐ฆ๐ญ ๐ฆ๐น๐ต๐ณ๐ฆ๐ฎ๐ฐ ๐ฅ๐ฆ ๐ฒ๐ถ๐ฆ ๐ฏ๐ช๐ฏ๐จ๐ถ๐ฏ๐ฐ ๐ท๐ช๐ท๐ข ๐ฑ๐ข๐ณ๐ข ๐ดรญ, ๐ด๐ช๐ฏ๐ฐ ๐ฑ๐ข๐ณ๐ข ๐ญ๐ฐ๐ด ๐ฅ๐ฆ๐ฎรก๐ด. ๐๐ฐ๐ฏ ๐ฆ๐ญ ๐ฃ๐ข๐ถ๐ต๐ช๐ด๐ฎ๐ฐ, ๐ฆ๐ญ ๐๐ฆรฑ๐ฐ๐ณ ๐ฆ๐ฏ๐ต๐ณ๐ข ๐ฆ๐ฏ ๐ฏ๐ถ๐ฆ๐ด๐ต๐ณ๐ข ๐ฆ๐น๐ช๐ด๐ต๐ฆ๐ฏ๐ค๐ช๐ข ๐ฑ๐ฐ๐ณ ๐ญ๐ข ๐ฑ๐ถ๐ฆ๐ณ๐ต๐ข ๐ฅ๐ฆ๐ญ ๐ค๐ฐ๐ณ๐ข๐ปรณ๐ฏ, ๐ถ๐ฏ๐ช๐ฆ๐ฏ๐ฅ๐ฐ ๐ด๐ถ๐ด ๐ญ๐ข๐ต๐ช๐ฅ๐ฐ๐ด ๐ข ๐ญ๐ฐ๐ด ๐ฏ๐ถ๐ฆ๐ด๐ต๐ณ๐ฐ๐ด, ๐ช๐ฏ๐ค๐ณ๐ถ๐ด๐ตรก๐ฏ๐ฅ๐ฐ๐ฏ๐ฐ๐ด ๐ญ๐ข ๐ญ๐ญ๐ข๐ฎ๐ข ๐ฅ๐ฆ ๐ด๐ถ ๐ฑ๐ข๐ด๐ชรณ๐ฏ: ๐ญ๐ข ๐ฑ๐ฆ๐ณ๐ค๐ถ๐ด๐ชรณ๐ฏ ๐ฑ๐ฆ๐ณ๐ง๐ฆ๐ค๐ต๐ข. ๐๐ถ๐ฃ๐ช๐ฆ๐ณ๐ต๐ฐ๐ด ๐ฑ๐ฐ๐ณ ๐ฆ๐ด๐ต๐ฆ ๐ฎรญ๐ด๐ต๐ช๐ค๐ฐ ๐ด๐ช๐จ๐ช๐ญ๐ฐ ๐บ ๐ณ๐ฆ๐ค๐ถ๐ฃ๐ช๐ฆ๐ณ๐ต๐ฐ๐ด ๐ฅ๐ฆ ๐ถ๐ฏ๐ช๐ฅ๐ข๐ฅ, ๐ด๐ฐ๐ฎ๐ฐ๐ด ๐ถ๐ฏ๐ฐ ๐ค๐ฐ๐ฏ ร๐ญ ๐บ; ๐ข๐ฅ๐ฆ๐ฎรก๐ด, ๐ด๐ฐ๐ฎ๐ฐ๐ด ๐ถ๐ฏ๐ฐ ๐ฆ๐ฏ๐ต๐ณ๐ฆ ๐ฏ๐ฐ๐ด๐ฐ๐ต๐ณ๐ฐ๐ด.
๐.- ๐๐๐ ๐๐๐ฅ๐ฅ๐ข๐๐๐ ๐๐ ๐๐ข๐ ๐ฃ๐๐ฅ๐ง๐๐ฅ
En este itinerario por aquรญ abajo,
la cruz celeste nos abraza el dรญa,
nos sirve una mentalidad nueva,
la de partir el pan y participarlo,
reunirse en la mesa y repartirlo.
La hacendosa movida cotidiana,
es tan laboriosa que pide pausa,
para la metamorfosis fidedigna,
de remar en la docencia del ser,
y no caer en la indecencia cruel.
La bolsa es un verso en ofrenda,
es la lรญrica creativa y recreativa,
que todos requerimos en la vida;
mientras el despilfarro nos mata,
porque es moledor y demoledor.
๐๐.- ๐๐๐ ๐๐๐ขร๐ฆ๐ ๐ข ๐ ๐๐ ๐๐๐ฅ๐๐๐๐
Nos inundan los secretos sueรฑos,
siempre con idรฉntica genealogรญa;
la de una desenfrenada avaricia,
deseo de placer y egocentrismo,
que no es la bondad ni la verdad.
Retornemos a la vereda del bien,
activemos el espรญritu de entrega,
impulsemos el sacrificio del ser,
la privaciรณn en nuestro breviario,
pues la falta es lo que nos redime.
La piedad es un deber congรฉnito,
la acciรณn en la forma un derecho,
un acto de justicia y miramiento,
lo que implica respeto recรญproco:
sentir el amor y amar como Dios.
๐๐๐.- ๐๐๐ ๐ข๐๐๐ข ๐ ๐๐ ๐๐ฅ๐๐ง๐๐ฅ๐ก๐๐๐๐
La espiral del rencor nos ahorca,
nos deja sin verbo y sin vocablo,
nos engendra la vengativa pena,
de continuar gimiendo de rabia,
y clamando en la ruin venganza.
Uno de los gozos es la amistad;
dejemos que irradie el corazรณn,
nuestro enorme tesoro viviente.
No dejes que se muera el pulso.
y no hayan muerto los rencores.
Salgamos de cualquier discordia,
entremos con la mano extendida,
cultivemos la cultura del abrazo,
y seamos fermento de concordia,
para que los lazos se fraternicen.
Vรญctor CORCOBA HERRERO
corcoba@telefonica.net
27 de septiembre de 2025.-
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