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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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Todo estรก cambiando, nada permanece, es norma de vida. Por sรญ mismo, vivir es mudar de aires. Estรก bien anidar recuerdos que potencian la cรกtedra viviente, pero tampoco podemos quedarnos en el pasado, hay que hallarse en el presente para reencontrarnos con el futuro. Ciertamente, somos frรกgiles, pero el potencial es inmenso, ademรกs de que podemos compartir mutuamente las debilidades con nuestros anรกlogos. Este acompaรฑamiento puede ser fructรญfero sรญ, todas las partes, han experimentado la filiaciรณn y la fraternidad de pulsos. Por cierto, cuidar a los cuidadores va a ser esencial, ante el cรบmulo de soledades impuestas; precisamente, es el darse y el donarse lo que nos hace actuar bien y sentirnos mejor.  
La sociedad debe apresurarse a atenderse y a entenderse, sobre todo a sus ancianos y niรฑos. Indudablemente, estamos llamados a acoger el magisterio de la fragilidad, al menos para realizar una reforma indispensable en nuestra civilizaciรณn, pues la exclusiรณn afecta a todas las etapas de la vida. Sin duda, tenemos que ser mรกs corazรณn que coraza y, de igual forma, mรกs poesรญa que poder. รšnicamente asรญ, podremos reivindicar la necesidad de invertir en una economรญa del cuidado resiliente e inclusiva, incluido en el desarrollo de sistemas de cuidados y apoyo sรณlidos. En efecto, el crecimiento de la poblaciรณn y su envejecimiento, cuando menos debe hacernos repensar sobre la prestaciรณn de asistencia y acogida, favoreciendo una promociรณn humana integral de la persona.
Ojalรก nos ponga en acciรณn el gesto humilde de la donaciรณn, un espรญritu donante que parte y comparte. Tal vez, serรญa curativo, volvernos poetas en guardia permanente para revolvernos contra el egoรญsmo, poder salir de nosotros mismos e inclinarnos con amor hacia toda fragilidad. Desde luego, a poco que nos adentremos en nuestro interior, percibiremos que, si damos aliento, nosotros incluso hallaremos nรญveos soplos en los desalientos. De hecho, precisamente en la flaqueza, descubrimos quiรฉn nos vela y quiรฉn estรก con nosotros; mรกxime en un momento en que la impunidad ha permitido dรฉcadas de atrocidades. Bajo esta sombra nos hacemos fuertes, no con la ilusoria pretensiรณn dominadora o de autosuficiencia, sino con la fortaleza de hacer humanidad y de sentirnos humanitarios. 
No tengamos miedo a la novedad, tan sรณlo ama, y verรกs que el mundo es distinto. Si a esta innata pasiรณn autรฉntica, la completamos con reformular la enseรฑanza como una profesiรณn colaborativa, respaldada por polรญticas, prรกcticas y entornos que valoran el apoyo mutuo, la experiencia participada y la responsabilidad conjunta, ademรกs de percibir que el ser humano vive de los cambios, nos daremos cuenta de que el mayor hallazgo pasa por hacer familia. Por ello, es vital conocerse y reconocerse en los lazos de unidad, porque ninguno puede desligarse realmente de nadie. Nada, por consiguiente, de lo que ocurra a las personas nos debe resultar ajeno, en un orbe cada vez mรกs dominado por la dimensiรณn tecnolรณgica, desfigurando el encuentro entre corazones.
Quizรกs debamos volver a la mar a reparar las redes vivenciales, volverlas menos virtuales y mรกs fรญsicas, para que nuestras propias miradas acaricien los vocablos del alma y donen luz, que nos liberen de las sombras. Hoy mรกs que nunca, nos hacen falta mallas, que nos hagan redescubrir la belleza de lo autรฉntico, por vรญas menos digitales y mรกs de escucha, donde ninguna burbuja de filtros pueda apagar la voz de los mรกs indefensos. No olvidemos que el trabajo humanitario es una obligaciรณn moral, que todos debemos ejercitarlo, como hoja de servicio, de nuestro paso por este mundo injusto, que arde de inhumanidad y deshumaniza vรญnculos. Hacerse cargo, pues, del presente en su situaciรณn mรกs angustiante, y ser capaz de injertarle dignidad, es la mejor opciรณn a cultivar. ¡Hagรกmoslo!
corcoba@telefonica.net
01 de octubre de 2025.-
#๐˜๐˜ข๐˜ฎ๐˜ฐ๐˜ด๐˜”๐˜ข๐˜ญ๐˜บ๐˜๐˜ข๐˜ฎ๐˜ฐ๐˜ด๐˜ˆ๐˜ช๐˜ณ๐˜—๐˜ฆ๐˜ฐ๐˜ณ.

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