𝗟𝗮𝘀 𝘃𝗶𝗰𝗶𝘀𝗶𝘁𝘂𝗱𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗹 𝗽𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿 𝗮ñ𝗼 𝗱𝗲 𝗚𝗼𝗯𝗶𝗲𝗿𝗻𝗼

Fernando Hinterolzer Diestel

La presidenta Claudia Sheinbaum cumplio ayer un año de gobierno en la primera magistratura del Estado mexicano. Y no ha sido nada facil para ella, al haber heredado el peso de la 4T’, de un exmandatario al que no se ve pero se le siente, con una economía deteriorada, un país acorralado por los cárteles que no ha podido contener ni frenar a pesar de su nueva estrategia, una guerra entre grupos criminales en Sinaloa y el colapso  en Morena por la desmesurada corrupción y sus peligrosos vínculos con el crimen organizado. Sheinbaum ha podido avanzar, porque viene cargando muchos pendientes del pasado reciente, que le obstaculizan avanzar libremente y construir su gobierno. Son tantos los inconvenientes que le heredo su “padrino y antecesor” incluyendo la flota de recomendados, con excesos que afectan al expresidente y la sacuden a ella, la Presidenta ha tenido como prioridad en su primer año evitar que la imagen de su mentor sea manchada por las revelaciones de las corruptelas de sus hijos mayores y de sus socios más cercanos. La jefa del Ejecutivo todavía no tiene el poder que debería ejercer, y tiene que hacer “circo y maroma” para mantener la cohesión del movimiento y la gobernabilidad.

Sheinbaum ha gobernado con alternativas acuciantes. Por un lado, el imperativo de demostrar que su estilo de liderazgo es personal, distinto, técnico y firme. En el otro, el compromiso de cuidar el legado del politico que la llevó al poder y que, aunque escondido en su fortaleza de Palenque, no ha dejado de “meter su cuchara” en cada acción de la política nacional. El Peje esta lejos, pero su sombra, aparece en las mañaneras, en los discursos y declaraciones, en los programas sociales y en la sumisión de gobernadores, legisladores y líderes de Morena que responden más al fundador de la ‘cuatroté’ que a la presidenta. Si Sheinbaum se desvia demasiado hacia la continuidad, se arriesga de ser considerada como la administradora de un proyecto ajeno, una simple encargada.. Si, por el contrario, intenta dar su propio estilo con demasiada fuerza, puede quebrar el delicado pacto con el obradorato mas radical, que todavia domina estructuras políticas, presupuestos y lealtades.

Durante su primer año de administración, Sheinbaum logro robustecer el régimen: alcanzando una economía centralizada, un poder vertical sin contrapesos, un Poder Judicial a modo, un Legislativo sometido y la militarización de la seguridad. Pero al mismo tiempo busca diferenciarse en el lenguaje: habla de medio ambiente, de mujeres, inversión privada y de transición tecnológica, que son temas que su antecesor nunca atendió. No hay ruptura, simplemente matices. La Presidenta Sheinbaum está convencida ideológicamente de que el proyecto de López Obrador es el correcto, por lo que “alcanzar el segundo piso a la transformación” no es algo para quedar bien con su padrino o mera propaganda. La presidenta cree firmemente e ideologicamente en él, aunque, al mismo tiempo, el verdadero reto que tiene para poder gobernar e ir construyendo el país que quiere heredar “es que López Obrador no se ha ido”. No gobierna, pero tampoco se ha ido. Mientras su sombra persista de forma tan intensa, el margen de maniobra de Sheinbaum será limitado, “con la espada de Damocles de la revocación de mandato en 2027”. Gobernar bajo la sombra del antecesor es gobernar a medias. El poder no se comparte, porque no es poder, pero es su realidad. No puede sacudírselo. El desgaste que le produce la permanencia del senador Adán Augusto López como jefe de la bancada de Morena, al que no puede destituir, es el caso más complicado para ella, “por las graves implicaciones de corrupción e impunidad, y por el que diran los gringos”. El primer año de Sheinbaum ha sido, en este sentido, una busquedad de equilibrios cotidiana, una maniobra donde cada movimiento está condicionado por el temor a incomodar al Sr. López, a darle parque a sus enemigos o a caer en el infierno de la confrontación con quien sigue siendo el verdadero jefe político de la 4T. Esa es la disyuntiva de Sheinbaum al comenzar su segundo año de gobierno. O se atreve a tomar su propio camino, con todos los costos que eso implica, o seguirá moviéndose en la tiniebla de un poder que no es el suyo.

Con ciertos matices, pero el año de gobierno de la presidenta Sheinbaum ha sido muy parecido al de su antecesor, sobre todo “en hacer de la mentira y medias verdades la piedra angular del ejercicio del gobierno”.  Los datos duros que presentan son errados, ya que por ejemplo, señalan que bajaron los homicidios dolosos, pero no dicen nada del incremento de las cifras de desaparecidos; se menciona que ya casi no hay desabasto de medicamentos, pero omiten señalar que los incumplimientos son culpa de proveedores extranjeros, Tanto Pemex como el IMSS-Bienestar, o el ISSSTE, entre otros organismos, contratan servicios y compran productos, pero no pagan. Cuando se menciona al inédito endeudamiento que se ha hecho en los gobiernos de la 4T, la mandataria menciona que es culpa de los gobiernos neoliberales.. Al presumir “el nuevo Poder Judicial que ahora es del pueblo”, omite señalar que hubo un nivel abstencionismo del 90 por ciento en la elección y el 10% restante de los empadronados que votaron lo hicieron apoyados con los acordeones que implicó un fraude electoral sin igual en la historia democrática de México. Con las reformas a la Ley de Amparo se fortalece el autoritarismo al dejar en total estado de indefensión a los ciudadanos ante el avasallamiento del poder público. Los derechos humanos de los mexicanos quedarán en entredicho.

Alardean que acabaron con la corrupción cuando ha ventilado todo el tema del huachicoleo fiscal que implicó en una primer informe, “un daño al erario de más 500 mil millones de pesos”, además de daños colaterales: muertos, desaparecidos y fugas de varios delincuentes, ademas de que “los meros jefes” siguen despachando en el senado y otras posiciones públicas gozando de miles de millones de pesos mal habidos. Y si no fuera por el gobierno norteamericano, conoceríamos muy poco de los narcopolíticos incrustados en la médula de la 4T o de las fechorías de los narcos juniors de Morena. Siempre saldra a luuz pública la podredumbre y continuara brotando por las alcantarillas del oficialismo, porque hay demasiadas evidencias e información en poder de las agencias de investigación e inteligencia de Estados Unidos que no terminaranrán hasta encarcelar a todos esos narcoterroristas que atentan contra la seguridad interior de EU. Por ahora todo es tapadera y complicidad mientras no se demuestre lo contrario. Las cifras  alegres del gobierno de la Cuarta Transformación son muy lejanos a la modestia y a la autocrítica. México vive un mundo irreal construido en el aire desde Palacio Nacional.

ADDENDUM: El eje de la popularidad de la Presidenta está basado por las tranferencias de dinero público a la población y párele de contar, porque no hay nada más que presumir. Por supuesto, el viraje de la estrategia en materia de seguridad pública representa un gran avance al contrastarlo con el “abrazos no balazos”, de AMLO, que fue una claudicación del gobierno para empoderar a los criminales que aún mantienen el control en buena parte del territorio nacional. ES CUANTO

#𝘝𝘢𝘮𝘰𝘴𝘔𝘢𝘭𝘺𝘝𝘢𝘮𝘰𝘴𝘈𝘪𝘳𝘗𝘦𝘰𝘳