𝗖𝗼𝗺𝗽𝗹𝗶𝗰𝗮𝗱𝗼 𝗰𝗶𝗲𝗿𝗿𝗲 𝗱𝗲 𝗮ñ𝗼 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗠é𝘅𝗶𝗰𝗼

Fernando Hinterholzer Diestel

Finalizo octubre, tan complicado como fueron los meses de agosto y septiembre para la presidenta Sheinbaum. que pasa en estos días por temas importantes que debe resolver: la economía en franco decrecimiento, agitación social por doquier; las relaciones con Estados Unidos son tensas, y los casos de corrupción que involucran a Morena se multiplican. El llamado “huachicol del agua” con cientos de pipas, obstruyendo las vialidades de la CDMX con sus cierres y protestas. La esperada reacción de Washington cuando el gobierno mexicano votó en la ONU contra el bloqueo a Cuba y la cancelación de 13 rutas aéreas entre Estados Unidos y México, unos dicen que como castigo y otros que como respuesta al incumplimiento de acuerdos bilaterales de aviación. Las manifestaciones se multiplican, campesinos, agricultores, transportistas bloquean avenidas y carreteras en distintos puntos del país. El malestar es generalizado. Vialidades cerradas, carreteras bloqueadas, personas varadas, pérdidas millonarias en logística y comercio. Irritación de los ciudadanos, que se han convertido en rehenes de todas las causas.   El contexto no ayuda. La inflación se siente a la hora de ir al mercado, al restaurante. Los costos de producción son altos, la inseguridad en calles y carreteras persiste. Hay falta de apoyo institucional.   Los agricultores exigen un precio de garantía de 7 mil 200 pesos por tonelada. El gobierno ya les ofreció 6 mil 50 pesos. No hay acuerdo. Los inconformes bloquearon la semana pasada 33 puntos carreteros. Se quejan también de importaciones desleales por el T-MEC y por el abandono al campo. Amenazan con tomar las aduanas. En este contexto inicia el mes de noviembre en México.

Las contradicciones de “los dichos” del gobierno mexicano quedaron de manifiesto muy pronto. Tras alardear de “buenas platicas” con el presidente Trump el fin de semana pasado, el martes vino el golpe regulatorio. Si hay diálogo positivo, por qué no anticiparon y atenuaron la medida. Si hubo advertencias formales desde hace meses, por qué no se corrigió el trazo de política pública que hoy se califica de “unilateral” cuando proviene de la contraparte. La respuesta menos onerosa para el gobierno es insistir en el agravio soberanista. Pero lo que vemos es un patrón: un presidencialismo clientelar y centralista que confunde voluntad política con capacidad de Estado. Al despreciar a interlocutores, como la comunidad empresarial, o los gobiernos locales y los contrapesos, el gobierno estrecha su margen de maniobra. La política aeronáutica se volvió un tablero de lealtades y gestos simbólicos (incentivar la actividad del AIFA (a como diera lugar” dixit Obrador”), no fue diseño técnico orientado a eficiencia, seguridad y competencia.  En seguridad, la misma lógica produce efectos perversos. México repite slogans de “cooperación respetuosa”, pero en realidad no invierte suficiente capital político para construir coaliciones regionales, estandarizar reglas de uso de la fuerza en el mar ni blindar investigaciones binacionales que desmonten cadenas financieras del narcotráfico. Sin una estrategia creíble, la dureza estadunidense luce como la única política en acción. Y cuando la única política visible es la del otro, la soberanía se vuelve “un eslogan”.

El presidente Trump declaro enfáticamente hace unas semanas que la presidenta mexicana, “era una mujer encantadora, pero le tiene tanto miedo a los cárteles que ni siquiera puede pensar con claridad”. El comentario, más que un agravio, fue una muestra brutal de cómo ve Washington y buena parte del mundo, la situación mexicana: un país donde el narcotráfico dejó de ser enemigo para convertirse en entorno, aprendiendo a coexistir con el poder político, cultural y social. Trump no exagera, simplemente revela lo que Estados Unidos sabe, investiga y archiva: que el crimen organizado ha penetrado profundamente el territorio nacional y que su influencia ya no se limita a las montañas o a las rutas del tráfico, sino que toca estructuras de gobierno, corporaciones policiacas y redes financieras.

En el tema económico, existen alertas preocupantes. Los últimos informes del Banxico reportan “una contracción del crecimiento de -0.3 % en el tercer trimestre de 2025. Las proyecciones de crecimiento anual oscilan entre 0.5% y 1% a finales de 2025”. Muy lejos del 4.5% anual que México requiere para su desarrollo social y económico. “No hay lana, no hay productividad, no estamos creciendo”, dijo una fuente del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE). La deuda pública súper elevada, y el gobierno no tiene recursos, esta desfondado. Si bien las relaciones entre México y EU han estado marcadas por una integración profunda, hoy se encuentran en una situación de tensión controlada, por así decirlo. Desde que el presidente Trump comenzó su segundo periodo, el pasado 20 de enero de este año, las amenazas arancelarias han sido el pan de cada día para el gobierno mexicano. 

En el plano social, las protestas y manifestaciones se suceden diario. En la semana que termina fuimos testigos de bloqueos carreteros en distintos puntos del país, por parte de productores agrícolas y campesinos. Los transportistas de la Ciudad de México, agrupados en el FAT, ya amenazaron con un megabloqueo si no les dan un precio de garantía justo, que les permita cubrir los costos de producción. Alegan que el alza de insumos (hasta 50% en cinco años), y la caída de los precios en el mercado internacional, con el precio actual no les alcanza: alrededor de 4 mil 800 pesos. El gobierno federal les ofreció 6 mil 50 pesos por tonelada, pero ellos exigen 7 mil 200 pesos y, en buena parte, no aflojan. La ingobernabilidad no llega repentinamente ni con una guerra. Llega despacio, cuando el gobierno pierde fuerza, “cuando las leyes se cumplen a medias y los ciudadanos aprenden a sobrevivir sin autoridad”. Es ese punto en el que el Estado todavía existe, pero ya no gobierna. México está en ese punto. Las lluvias de octubre inundaron poblaciones enteras y dejaron más de ochenta muertos. No hubo alertas, ni coordinación, ni responsabilidad. Una colérica y estúpida gobernadora en Veracruz, aseguró que “solo se trató de ligeros desbordamientos de un río” y que “no había forma de anticiparlo”, desestimando la tragedia. Como si prever lo inevitable no fuera, precisamente, su trabajo vaya estulticia.

Cooperación sin subordinación; “respeto a la soberanía porque no somos piñatas”. Detrás de los eslóganes, la realidad: el Estado mexicano luce debilitado, atrapado en un círculo de corrupción y en pleno retroceso democrático; aislado de apoyos externos y renuente a corregir. Mientras Estados Unidos activa todos sus instrumentos para proteger su territorio y a sus ciudadanos, el gobierno mexicano privilegia blindar a una nueva élite política a la que debe el poder. La distancia no es retórica: es de capacidades, credibilidad y costos que ya pagan los ciudadanos. La primera evidencia es la decisión de Washington de emplear fuerza letal contra lanchas presuntamente dedicadas al tráfico de drogas en el Pacífico oriental. La administración estadunidense ha presentado estos golpes como un ejercicio de su jurisdicción para proteger a su población frente a “narcoterroristas”. El cierre de año 2025 luce muy complicado y todavía se esperan más sorpresas para Sheinbaum y su equipo. Una lección más para este régimen de que la realidad no es siempre la que ellos proclaman como propaganda y consigna; la realidad es la que es y a veces, como en el caso del campo, sólo se dan cuenta hasta que les revienta en la cara. “El poder que se vuelve total termina siendo incapaz de crear acuerdos. Gobernar desde la omnipotencia es creer que la realidad se corrige con decretos. Se les aparecieron los fantasmas del primer piso de la Transformación, las apariciones de los problemas que se gestaron en los seis primeros años del movimiento en el poder y que ahora deambulan en la arena política”.

ES CUANTO

𝘼𝘿𝘿𝙀𝙉𝘿𝙐𝙈: en Chiapas, el exgobernador Rutilio Escandón ha sido señalado por no acreditar casi 700 millones de pesos, premiado por la 4T, hoy ocupa un cargo diplomático como cónsul en Miami, pese a los escándalos de corrupción y desfalco de su gobierno. Viva la impunidad gritan desde el segundo piso de la 4T.

#𝘝𝘢𝘮𝘰𝘴𝘔𝘢𝘭𝘺𝘝𝘢𝘮𝘰𝘴𝘈𝘪𝘳𝘗𝘦𝘰𝘳.