miércoles, 10 de enero de 2018

CRONIJUEGO


ARTÍCULO

La Reyna Coja 
Apolinar Castrejón Marino
Francisco de Quevedo fue un escritor muy inspirado, y además un pícaro “de siete suelas”. Así lo indica la anécdota de que un día que se encontraba con sus amigos, y cada uno presumía sus habilidades….buenas o malas.
Francisco alardeaba que él no era sumiso ante nadie, ni siquiera ante los reyes. Sus amigos se rieron de tal desplante, y le aseguraron que no podría demostrar tal alarde.
En ese tiempo, gobernaba Felipe IV de España con su esposa, Doña Isabel de Borbón. Esa noble señora tenía una pierna más corta que otra, y le molestaba mucho que la gente se refiriera a su discapacidad, y que le llamaran coja.
Conociendo tal situación, Francisco retó a sus amigos a que le llamaría coja en su misma cara, sin temor a represalias. Ellos aceptaron el reto y cruzaron apuestas. Ellos creían que Francisco sería duramente reprendido, y probablemente azotado en la plaza pública por tamaño insulto.
Pero Francisco se dirigió al palacio seguido por sus amigos, y antes pasó por una florería, donde compró un clavel blanco y una rosa roja. Luego entró al palacio, y de
El área de difusión del Programa Fortalecimiento de la Calidad Educativa, realiza enlaces al noticiero vespertino “Capital noticias” en vivo, desde las aulas voz de alumnos de Educación Básica y Escuelas Normales. En la gráfica, un alumno de cuarto grado de la Escuela Primaria “José Martí” del T.V. (Foto: Norma Patricia Rodríguez Reyes).

CRÓNICAS DE AMOR

Crónicas de Amor
Felipe Zurita
“EL VUELO DE LAS MARIPOSAS”
MARIPOSA


Esta tarde mariposa tengo ganas de abrazarte
y perderme entre tus brazos como la primera vez.
Me golpea tu ausencia y me hace impaciente
no encontrarte entre mis manos.
 

Te necesito como la primera vez,
inquieta, traviesa, juguetona, sonriente
y así poder perderme en lo negro de tus ojos,
pero hoy solo beso el fino aire de  tu recuerdo.
 

Mariposa necesito de tu mundo
para cerrar los ojos con tanta fuerza
que mi alma se funda con la tuya
y no se escape jamás para amarte.
 

Vuela libre mariposa, que importa el tiempo
si sabes que solo lo siguen los viejos
los viejos relojes del tiempo,
cierra tus ojos tan fuerte para que no  escape.
 

Necesito de tu viento, de tus alas,
de la sonrisa de perfume, de tus mañanas
de tus sueños que se descosen
en un puñado de estrellas.
 

Abrázame mariposa por última vez
que sea tan fuerte pero tan fuerte
como lo fue la primera vez
en que arrancaste el alma y mi ser.
 

Que importa el tiempo si eres mariposa
y vuelas entre flores de magnolia
tan fuertes como el alma
y tan finas como tus alas.
 

Necesito sentir tus alas cálidas,
para abrir las mías  y no soltarte jamás
ni siquiera el viento pueda sepáranos
eres lamparilla de mí alma.