lunes, 18 de febrero de 2019

PROPUESTA

Que la alcaldesa de Acapulco la morenista, Adela Román Ocampo, destituya a sus funcionarios, tras evidenciarla el viernes de inútil, quiso poner en servicio un sistema de agua, al abrir la llave ni una gota, se escuchó del respetable al unísono un prolongado jajajajajaja

PRINCIPAL DE PRIMERA PLANA

Sin cansarse rascan en
busqueda de los suyos
Eliana Gilet/VICE/SinEmbargo).-Poco menos de tres años atrás, cuando hicieron la segunda brigada nacional en Veracruz, la cifra oficial registraba 27 mil personas desaparecidas. Hoy, cuando van terminando la cuarta, en Guerrero, hay 40 mil.
Si buscar fosas clandestinas en Sinaloa fue importante, hacerlo en Guerrero es meterse en el vientre del cóndor. Aquí ocurrió el primer caso de desaparición forzada registrado en el país. Rosendo Radilla tenía 60 años en 1974, cuando el Ejército lo detuvo en un retén en el municipio de Atoyac de Álvarez.
“Señores, soy campesino del estado de Guerrero”, dice el corrido que lleva su nombre. “Me quitaron mis derechos y me hice guerrillero”. Su hija, Tita Radilla, formó parte de la cuarta brigada de búsqueda.
El terrorismo de Estado en México en la década de 1970 se desató como una maldición que caía sobre toda la familia. Gladivir lo sabe bien, porque su apellido es Cabañas. Y mientras viajamos hacia el punto en las Guacamayas cuenta cómo había aprendido de niño a mentir su nombre y que le gustaría tomarse la muestra de ADN que la brigada logró que se habilitara en el Hospital General de Huitzuco, porque aunque su padre, Raúl Cabañas Tabárez, está desaparecido desde 1974, él no tiene su perfil genético en la base de datos para confrontarla con los hallazgos que han hecho.
Gladivir llegó con el grupo de Tita, que tiene cuatro décadas demostrando una verdad incuestionable: son los familiares los que buscan a los desaparecidos.
Está Alma Rosa, de Culiacán, que busca a su hermano. También don Jorge, que encontró a su propio hijo gracias a un informante que le señaló el enterramiento clandestino que le forzaron en la zona rural del Potrero de Sataya, en Sinaloa. Están las madres de Veracruz: Elba que busca a Bryan de Jesús y Fabiola que busca a Argenis Yosimar. Está Ceci que busca a su esposo, Miguel Ángel Rodríguez Nieva.
Pero están, sobre todo, muchas de las familias guerrerenses pioneras de este movimiento: las que a fines de 2014 fundaron un colectivo llamado Los Otros Desaparecidos de Iguala y que rescataron más de 200 cuerpos de su enterramiento clandestino hasta que sus búsquedas fueron detenidas abruptamente en 2016. Ahora fundaron el “Frente Guerrero”, y la lleg