miércoles, 13 de junio de 2012

COLUMNA

Ones boys

Apolinar Castrejón Marino

Seguramente le es poco familiar el título de este texto, y de inmediato le diremos que tales palabras provienen de la región de Galicia en España y significan «unos bueyes».
 Y también se extrañará que iniciemos con este título, el tema de esa cosa aburrida que llaman debate.
Quizá debíamos habernos referido como televisión comparada, porque vamos a tratar acerca de la oferta de los otros canales de televisión, al mismo tiempo que se desarrollaba la confrontación entre los candidatos a la presidencia de México.

Las personas que cuentan con servicio de Cablevisión tiene a su disposición aproximadamente 40 canales, y quienes cuentan con Sky tiene un total de 60 canales.
Entre estos 2 polos, se encuentran las otras compañías pequeñas. En cualquier caso, había aproximadamente 6 canales que estaban transmitiendo el debate que se realizaba en Guadalajara.
Y al mismo tiempo, habían otra media docena de canales que transmitían películas, otro tanto que ofrecía caricaturas para los niños, más otros que siempre han ofrecido a sus suscriptores, reportajes de la naturaleza.
Manipulando ese pequeño aparato que llamamos «control remoto» pero que los distribuidores llaman «mando a distancia», los televidentes pasaban entre la programación buscando ambientar su descanso o tedio.
Al parecer, a nadie divierte un debate, y menos protagonizado por los picapleitos ya conocidos: Andrés, Enrique, y José.
 Entonces descubrieron que un canal de televisión de Galicia ofrecía un entretenido programa en honor a San Juan Bautista, al parecer, Santo Patrono de cierta población costera llamada Burilla.
 Muy alegre y llena de fervor religioso, una procesión en la cual llevaban al santo referido, avanzaba hacia la iglesia principal.
Al llegar, los cofrades penetraron al recinto para depositar a la venerada imagen en su nicho original, entre rezos, aplausos y alabanzas.
 En el exterior se escuchaban detonaciones de fuegos pirotécnicos y algarabía de los pobladores que se habían reunido.
 Pulsando el mando a distancia, el televidente podía regresar a alguno de los canales que transmitían el debate, mas al darse cuenta que el periodista conductor se había tomado ya varios minutos para enumerar las «reglas» a que deberían sujetarse los contendientes, regresaban al canal gallego.
Y luego que empezó la fiesta, los habitantes de Burilla, bailaban, se abrazaban y jugueteaban a estrecharse. Todos reían y cantaban tonadas simples como rondas infantiles.
De repente, a lo lejos vieron una figura inquietante. Era un toro de color café con enormes cuernos.
Todos se alegraron, pues el toro de «tamaño natural» era de cartón, y estaba pegado por las patas a una tarima con ruedas para que los niños y jóvenes lo hicieran avanzar entre la gente.
En la tarima se leía en grandes letras ONES BOYS, que quiere decir «Unos Bueyes», esto, porque detrás del buey de cartón, iba un contingente de muchachos con máscaras y caretas de toro.
 Como la tentación inquietaba a los televidentes, regresaba al canal del debate que había memorizado su televisor, solo para encontrarse que seguían los mismos insultos y reclamos que se vieron en el debate anterior.
Y mejor regresaban al canal de Televisión de Galicia, donde había iniciado un alegre baile popular.
Así se pasaron la tarde-noche del domingo 10 de junio algunos televidentes, entre unos bueyes y otros.
Lo malo del caso es que en México hay 60 millones de habitantes que o tienen ni para comer, mucho menos para pagar servicio de televisión por cable o por satélite. Y tuvieron que «chutarse» el debate «a Wilson».

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