lunes, 30 de septiembre de 2013

SUMARIO

- “¡Y ahora en qué pedo te metiste Gustavo!”, le reprochan al alcalde  tixtleco.
-Rechazan las aguas contaminadas Atliaca y Acatempa, protestaron el sábado

Agustín Nava Escobar.TIXTLA, GRO.- “¡Y ahora en qué pedo te metiste Gustavo!”,  fue lo que vía celular le dijeron a Gustavo Alcaraz Abarca, alcalde perredista tixtleco, quien desesperadamente buscaba auxilio para que le desatoraran el problema de la toma de la carretera Tixtla-Atliaca-Acatempa-Apango, este sábado desde temprana hora.

Más de un centenar de pobladores respaldado por sus autoridades locales bloquearon la carretera en demanda de una explicación del porqué aventaron el agua de la laguna hacia tierras de labor y de tabiquería de esas comunidades.
Con el argumento de un posible brote epidemiológico de dengue, manchas y granos que ya se empiezan a presentar en niños y ancianos sobre todo, los inconformes exigieron la llegada de autoridades de los tres niveles de gobierno para encontrar una solución a este problema que generó “Manuel” con las fuertes lluvias que inundaron la ciudad de Tixtla y damnificaron a cientos de familias.
Pero el problema no es con sus paisanos en desgracia, dejaron en claro los inconformes sino que las autoridades locales que sin previo aviso, empezaron a aventar el agua ya contaminada por el estancamiento y por los cadáveres de animales y de féretros que brotaron con la inundación, hacia las tierras de quienes bloquearon la carretera y que inundó ya la planta tratadora de agua potable.
Cuando llegaron las “autoridades” lo primero que les dijeron fueron que se presentaran para saber con quiénes estaban tratando, cosa que no sucedió y empezaron a argumentar las razones por las cuales habían tomado la decisión de echar por ese lugar las aguas pestilentes.
De entrada y en lo referente a la contaminación que podría generar brotes de enfermedades, personal del sector Salud logró convencer a los manifestantes de que inmediatamente harían estudios en las aguas y que en una medida preventiva harían una campaña de combate a cualquier enfermedad, a lo que tuvieron de acuerdo los inconformes.
Sin embargo  cuando ya iban logrando destrabar el conflicto fue que el perredista Gustavo Alcaraz Abarca se le ocurrió abrir la boca para decirles a grito abierto que así como los manifestantes para todo consultan al pueblo, “¡entonces yo voy a consultar a los tixtlecos, a ver qué dicen!”.
Fuera de serie una de las “negociadoras” le tapó la boca, “no es lo que ellos dijeron presidente, no eche a perder la negociación”, le refutaron al extraviado alcalde perredista que a leguas se notaba el enojo y frustración que tenía al no poder acertar en ninguna de sus decisiones sobre la desgracia de los habitantes de Tixtla y de sus devastadas comunidades que sufrieron los embates del huracán. 
Le quedaba un último recurso: hablar con el diputado y presidente de la Comisión de Gobierno de la LX legislatura, Bernardo Ortega Jiménez, su paisano, compañero de partido y con peso político para encontrar una salida que le salvara la reputación y el “pellejo” pues los pobladores ya le habían encarado varios compromisos incumplidos.
Entre ellos que llevaría una patrulla para Atliaca, que apoyaría al campo, a las madres solteras, a los estudiantes y que estas comunidades tendrían prioridad en la administración, cosa que no ha sucedido.
¡No es el momento, no vine a eso a que me reclamen!, fue lo último que dijo el alcalde pues ya lo habían callado más de tres funcionarios desconocidos que le pedían que ya no la siguiera cag…regando para que pudieran concertar el problema del agua desbordada de la laguna.
Y de quien esperaba alivio, el diputado Ortega Jiménez le dio que dejara de andar nada más estorbando en las reuniones, que asumiera con responsabilidad su papel de presidente municipal constitucional, que tomara decisiones acertadas, y que contaba con su apoyo pero para encontrar una salida que beneficie a todos los afectados por el huracán, y que no solo ande engañando a la población.

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