miércoles, 25 de junio de 2014

ARTICULO

Suástegui, El Rebelde


“Resulta ridículo conmemorar a los rebeldes del pasado mientras amordazamos a los rebeldes del                  presente”.                                            
  George knight. 


Efraín Flores Maldonado.
Todos los medios de comunicación nos informaron de la detención de Marco Antonio Suástegui Muñoz, el añejo luchador que defiende los derechos de un número importante donde pretende construirse el proyecto hidroeléctrico conocido como “La Parota”. Desde luego la versión oficial se refiere al rebelde como un delincuente, lo cual me parece desafortunado, demagógico y  sobretodo un calificativo desproporcionado.
Desde hace años conozco a Suastegui Muñoz y desde mi punto de vista es un auténtico luchador social. Nos encontramos hace un tiempo en un conflicto que se desarrolló entre un potentado propietario de un hotel de la ciudad y un grupo de vendedores de un parián establecido en la playa frontal al hotel. El fantasma de la violencia apareció y la Presidencia Municipal de Acapulco me designó su representante para asistir a una reunión de conciliación entre la gerencia del hotel y los derechosos del parián. En los primeros datos se demostró que los vendedores tenían una concesión federal, misma que no era reconocida por el hotel. A un encuentro posterior llegaron los vendedores acompañados por unos 50 campesinos con machetes encabezados por Marco Antonio Suástegui Muñoz. Los vendedores esperaban un encuentro ríspido entre Suástegui Muñoz y su servidor; pero fue al contrario; Un encuentro cordial en el cual le expliqué al dirigente que el conflicto tendría que resolverse a favor de los vendedores, que tenían plenos derechos por una concesión recibida para ocupar la zona federal. Suástegui Muñoz se retiró convencido de que mi participación sería favorable a sus defendidos, como realmente sucedió. En el caso de “La Parota”, el tema se contaminó desde su concepción. Funcionarios del gobierno estatal, mayores, menores y pigmeos, traían un enjuague estructurado desde negocios millonarios en la compra a bajo precio de las tierras que recibirían las aguas para la presa; Se disputaban las contrataciones de los camiones de volteo que acarrearían material. Se peleaban por las empresas constructoras que entrarían a realizar obras secundarias, incluso, había personajes que ya estaban vendiendo los permisos para establecer restaurantes y hasta cantinas con prostitutas. Hubo líderes del sector campesino de tipo nacional y del Estado que recibieron varios millones de pesos para operar la defensa de la comisión de electricidad con cada una de las comunidades afectadas por el proyecto. Ahí nació, creció y se consolidó el liderazgo de Marco Antonio Suástegui Muñoz. Un hombre inteligente, de evidente valor civil y con nociones fundamentales de cultura general. En alguna ocasión le obsequie unas líneas que contenían aspectos fundamentales de la Constitución General de la República, incluidos textos relacionados con la creación de las policías comunitarias y los derechos fundamentales de los presuntos delincuentes. El mismo texto le obsequié a otros rebeldes con causa que han merecido mi simpatía y opinión ante los problemas que gestionan y enfrentan, como es el caso de Bruno Plácido Valerio. El fin era orientar la lucha social en el marco de la ley, sobre todo para lograr avances graduales, enfrentando al gobierno sin ponerlo contra la pared, porque el gobierno, “ acorralado”, siempre reacciona encarcelando y matando a los opositores. La última lucha que conocimos de Marco Antonio Suastegui Muñoz, es la relacionada a la defensa de los recursos naturales, como es piedra, grava y arena de las márgenes del río papagayo que cruza por distintos poblados de los bienes comunales de Cacahuatepec. En varios años es impensable la riqueza que han acumulado las empresas constructoras extrayendo dichos recursos de la zona mencionada. También es evidente la extrema pobreza en que viven los pobladores de esas comunidades. Los gravilleros en lugar de aportaciones comunitarias entregan pequeñas cantidades que parecen fabulosas a unos cuantos líderes ejidales que se corrompen y envician traicionando a sus representados y convirtiendo la dádiva en una costumbre que no quieren abandonar los constructores para pagar precios razonables de manera pública a los vecinos de cada poblado. Seguramente Suástegui Muñoz no es una blanca paloma, pero desde  mi punto de vista es un auténtico luchador social y estando libre o preso, es evidente que la lucha de los comuneros deberá florecer en el porvenir y que Marco Antonio en el corto plazo debe regresar a seguir luchando, con mejor estrategia para no seguir siendo carne de cañón del gobierno y de los intereses particulares que afecta con su actividad. Es todo. * Doctorante en Ciencia Política.

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