lunes, 14 de enero de 2019

COLUMNA

COSMOS
Héctor CONTRERAS ORGANISTA
BREVE RELATO SOBRE LA HISTORIA DE LA MÚSICA DE LA TIERRA CALIENTE DE GUERRERO, EN ENTREVISTA AL MAESTRO FÉLIX MANUEL VILLELA HERNÁNDEZ,
Héctor CONTRERAS ORGANISTA dedica el tema de hoy con gratitud, el afecto, la admiración y el respeto que merecen el maestro EDWIN IVÁN COLCHERO MAZÓN y su querida esposa la maestra María Helena Encarnación Arrieta, HELLEN, en Tixtla.
Los Hermanos Villela, Félix Manuel y Arturo
-Compositor y Cantante, respectivamente, de la Tierra Caliente de Guerrero-
El lunes 6 de julio de 2009 tuvimos la gran oportunidad de platicar con el distinguido Maestro don Félix Manuel Villela Hernández en su domicilio de Ignacio Ramírez número 61 en Chilpancingo, donde esa tarde nos recibió con su característica amabilidad.
Nuestro amigo y paisano don Gustavo de la Cruz López, líder de trabajadores y jubilados de de la burocracia de Guerrero había concertado cita para la entrevista con el fecundo compositor Félix Manuel, hermano del gran cantante Arturo Villela, a quien Guerrero debe la gratitud de haber grabado una gran cantidad de discos con música guerrerense y particularmente con cancio
nes de la Tierra Caliente de Guerrero.
Hace años que Arturo visitaba con cierta frecuencia la ciudad de Chilpancingo para presentarse ante los micrófonos de la estación de radio XELI donde promovía sus canciones, y no pocas veces actuó en “La Hora del Pueblo”, que cada domingo se llevaba a cabo en la plaza central de la capital del estado.

Por cierto que uno de los corridos más sonados en esos años de 1960 era el “El Chante Luna” que bien lo interpretaba el gran Arturo con esa voz sonora y bravía que le ha caracterizado.
En las entrevistas que a Arturo le hacíamos en los programas de radio nos platicaba con mucho orgullo de la producción musical de su hermano Félix Manuel a quien por cierto, en la casa Audiomex, Arturo le grabó un disco Long Play con diez canciones, a cual más agradable y llena de sentimiento, con un corte especial del inconfundible estilo musical de la Tierra Caliente.
Esta vez don Félix Manuel, a petición nuestra nos platicó detalles interesantes de su muy querida familia, comenzando por decirnos que sus padres fueron maestros: “Arturo Villela Sepúlveda, mi padre, fue maestro de banquillo hasta llegar a ser inspector y murió siendo inspector en Coyuca de Catalán. Él fue originario de Ciudad Altamirano, los últimos 12 años de su vida los pasó como inspector, en ese tiempo los supervisores eran inspectores.
“Mi señora madre fue maestra, estudió en Chilapa. Allá también estudió pintura y mecanografía y esas cosas de oficina. Ella nació en Ciudad Altamirano. Era maestra. Llegó como directora de una escuela, de la escuela de niñas y después de niños, y estuvo interviniendo hasta que logró unificarlas y se hizo la co-educación, muy raro allá Tierra Caliente porque estaba muy drástica en ese tiempo la situación religiosa y ella había estudiado en escuelas religiosas en Chilapa y decían que se veía muy mal que juntaran a niños con las niñas.
“Mis padres Se casaron en 1927. Pusieron una academia de pintura. Tengo un hermano que se especializó en pintura y manualidades y se dedicó a eso; radicó en Acapulco, después en Pinotepa, con un taller de pintura, y se vino a Iguala. En esos años retocó en lo que ahora es la catedral de Chilpancingo y en el templo del barrio de San Francisco.
“Pudiera decirse que somos una familia artística. Arturo toca con nota, toca varios instrumentos y a mí me gusta cantar pero me gusta más componer. Soy profesor, estudié Economía y durante veinte años fui maestro de la Escuela Superior de Economía del Poli y de ahí me jubilé. Me vine a Tierra Caliente y posteriormente a Chilpancingo.
Fuimos varios hermanos: Esther, que es la primera de la familia, estudió en la Normal de Chilpancingo, fue compañera con la profesora Magdalena Vázquez. Mi hermana Virginia, que recientemente ha enviudado. Su servidor, Félix Manuel Villela Hernández, nací en 1931, sigue Braulio. Arturo que nació en 1937 y María de la Fe, que ha cantado en forma eventual en las fiestas; ella es del 39”.
Al pedirle de favor nos hiciera comentarios de su hermano Arturo, don Félix refirió lo siguiente:
“Él se ubicó más en la cosa de la cantada. Se encontró con un señor que lo ayudó muchísimo, de Audiomex, era director artístico y lo llevó a esa compañía. Le dio una oportunidad y grabó más de 30 discos LP de 5 canciones por cada lado. Tuve la fortuna de que me grabara un disco con diez canciones, y después me iba grabando una en cada uno de los discos que iba sacando, para dar oportunidad a otros autores guerrerenses, porque ese señor, Aarón del Villar, que era su nombre, pedía que fuera música completamente guerrerense, porque le gustó cómo se desenvolvía Arturo cantando canciones guerrerenses.
“Entonces dijo que iba a buscar cantantes y compositores de toda la región y le daban las letras de sus canciones y traía su grabadora, se aprendía las canciones y les hacía todos los arreglos y las llevaba al espectáculo”.
En seguida don Félix Manuel nos proporcionó títulos de algunas de sus gustadas creaciones musicales: “La Costa Chica”, “La Costa Grande”; a Chilpancingo le hizo cuatro canciones: “Chilpancingueña querida”, “Chilpancingo”, “Adiós Chilpancingo”, “Fuiste a misa este domingo”, que describe la presencia musical de la banda de música en el centro de la ciudad, los cerros, etcétera y una muy conocida que se llama “Arcelia”.
Relató que con motivo del festejo del Día de San Juan que sus paisanos celebran anualmente en Chilpancingo, “tuvieron a bien interpretar la canción Arcelia; ellos dicen que la tratan como himno, pero es una canción normal. Tengo una que se llama ‘Michoacán y Guerrero’ que habla sobre los límites de Michoacán y Guerrero. Precisamente en Altamirano pasa el río también para dividirlos. Al otro lado ya es Michoacán, y tengo otra que se llama ‘La Flor de Ajonjolí’, que se canta mucho en Tierra Caliente, porque ya no se siembra intensivamente como antes el ajonjolí pero ha quedado la canción como recuerdo.
“Tengo ‘Los Tamarindos de Iguala’, una a Chilapa, una ‘Tixtlequita Preciosa’ y tengo más de cincuenta que son boleros, huapangos y cosas que no se han grabado. Tengo el cancionero, pero con la pura letra. Cuando vivía mi Papá él les hacía el guión melódico porque también fue músico, tenía su orquesta en Altamirano y era la otra actividad, que dirigía una pequeña orquesta de siete u ocho elementos. Yo me valía de él y le decía: mire Papá, ya hice otra canción.
“El tocaba piano, saxofón, clarinete y algo le hacía la lucha a la guitarra. Yo creo que mi hermano Arturo de él sacó la cosa de la música, y aparte, cuando estuvimos en el internado de Coyuca de Catalán, había un buen maestro que cubrió la inclinación musical de mi hermano Arturo y le enseñó muy bien, le hizo participar en la orquesta del internado y por eso él aprendió Solfeo y tocaba, porque nuestro Papá nos ponía a estudiar Solfeo, y nos aburríamos y nos salíamos, en cambio allá, en el Internado, era obligación que se llevara como materia la de mi hermano, y por esa razón nos inclinamos un poquito a las cosas artísticas”.
Enseguida, nuestro amable y generoso entrevistado don Félix Manuel Villela Hernández hace referencia a que la música de la Tierra Caliente tiene, de alguna manera, conexión directa o indirecta con Juan Bartolo.
“El ritmo, fue él quien lo dejó cimentado, ya va para los dos siglos la existencia de esa música. Juan Bartolo participó con las fuerzas revolucionarias que iban al medio siglo del diecinueve, cuando Vicente Rivapalacio iba a Tierra Caliente. Es de Rivapalacio la letra de ‘El Gusto Federal’. Por lo menos así se le conoce tradicionalmente allá y que la música se la puso Juan Bartolo, son los autores de El Gusto Federal. Tiene una música tan clásica de Tierra Caliente que lo identifica inmediatamente. Otro gran compositor que en nada se desligó de la música folclórica fue también de Ciudad Altamirano, autor de una canción, una marcha que se llama Felicidades. Jesús Bañuelos. Esa canción se toca en todas las fiestas que hay en Altamirano, para el festejo de 15 años, bodas, onomásticos. Dondequiera que hay fiesta se toca Felicidades.
Juan Reynoso Portillo fue un violinista magnífico, es otro de los valores musicales de Tierra Caliente. A él vinieron de Estados Unidos de Norteamérica a andar con él con el propósito de grabar todas sus actuaciones al aire libre y le dieron un premio en Estados Unidos y fue a Nueva York a recibirlo. Y después de esto le dieron el Premio Nacional de Música, se lo dio el Presidente Zedillo.
Isaías Salmerón es otro maestro de la música, mucho muy conocido en Tierra Caliente y hay canciones muy bonitas de él, como si fueran boleros pero con los ritmos de Tierra Caliente, porque a pesar que es un ritmo muy ágil, a contrapunto para zapatear, tiene un tiempo de agilidad y otro de paso lento para que descansen los bailadores y también para que los cantantes entren, o como por ejemplo en ‘Morenita Mía’ (de Alfonso Salgado) que va por la cosa romántica, no se ve cuatrapeada, pero no pierde la esencia de la música calentana.
Enseguida don Félix Manuel nos dice de su hermano Arturo que se retiró porque se descuidó la garganta. En ese ambiente a mucha gente le da por invitar cosas y a veces están frías y él se fue echando a perder la garganta por esa razón. Cuando empezó a darse cuenta de que le estaba afectando mucho, se retiró, dejó todo. Se quitó la ropa porque vestía a la usanza de Tierra Caliente: calzón y cotón blanco, de manta, y el pañuelo, el que se conoce como Güicho a un talí que se faja en la cintura y va hacia el frente del cuerpo, el sombrero de Tlapehuala, y andaba con guarache también, toda esa indumentaria se quitó y donó todo y lo tienen en el Museo de Coyuca de Catalán, ahí está la ropa de él, menos la guitarra, no la expusieron ahí, no sé por qué no la pusieron ahí. Arturo ya no tiene nada porque donó todo el equipo.

Arturo Villela comenzó a grabar discos a mediados de 1959 y estuvo tocando durante veinte años y grabando. Hizo giras artísticas. En esa época estaban sonando también Héctor Galeana Serna, ‘El Gallo Costeño’; Walter Negrete, venía también Lupita Román con el famoso cantante de ranchero que es de Michoacán, pero de enfrente de Ciudad Altamirano, el que compuso Mujeres Divinas, Martín Urieta. El también anduvo en las giras. Esa propaganda se conservó, porque la traía Román Mojica Román, que se dedicaba a la venta de discos de esas grabadoras, era distribuidor y andaba recorriendo todos los pueblos. Mi hermano Arturo le grabó a Román, porque tenía canciones muy bonitas: La Guachita, El Tecampanero y otras, él era de Telolopan y ya tiene algún tiempo que murió. Fue locutor en la KF de Iguala.
La música calentana la veo como muy típica de ahí, tal vez derivada de los huapangos, porque tiene un ritmo muy parecido. Como desconozco la técnica de la música no puedo describirla tan bien pero está dividida en dos tiempos, agilidad de contrapunto, pero luego viene una parte que es lenta, valseada, para que los bailadores no zapateen, sino que se anden paseando y se andan persiguiendo unos a otros mientras los cantadores participan.
El conjunto musical está compuesto de una tambora. Esa tambora era un tamborcito chiquito, como las danzas que conocemos en Chilpancingo, que el pitero y el tamborilero. Pero cuando anduvo Juan Bartolo se hizo soldado con Vicente Rivapalacio y anduvo con él en la Tierra Caliente, pero de Michoacán, él pasó a ser miembro de la Banda de Guerra y conoció el tambor militar y el tambor militar de ese tiempo era alto, no muy grande arriba pero no tan grande como ahora y las piolas para estirar y ahí se convirtió entonces en la tamborita, en recuerdo de la tamborita aquella que existía, pero ya era un tambor grande y ahora en la actualidad, para hacerlo, utilizan la madera de Parota, porque hay algunas que tienen resonancia con las maderas, y esa aunque no es para mucha resonancia sí te la utilizan para eso y se oye muy clarito. Le ponían cuero de Venado, pero en la actualidad se usa normalmente el cuero de chivo.
A las baquetas les llaman bolillos. Muchas veces traen a veces pegado a la parte redonda del tambor una especie de borla, de tabla, donde trae una borla para hacer los tiempos apagados. Están tamborileando con una sola baqueta y van apagando el sonido. Y luego están el primero y segundo violín, después está a la que le llaman la guitarra panzona, que viene siendo como bandolón y me parece que tiene cuatro cuerdas, y la utilizan en vez de contrabajo, con una resonancia muy sonora.
Cuando hace mucho tiempo no había el uso de las tarimas, como otras partes acá en la Costa, también buscaron la forma de darle los sonidos. En Tierra Caliente lo encontraron haciendo excavaciones en el suelo y metiendo una tinaja. La rellenaban alrededor, estaba vacía por dentro pero al ras de suelo, un poquito más abajo, y ponían un tablón y sobre eso bailaban y la tinaja daba mucha resonancia. Se oía lejos. En la noche se oía nada más el ritmo del taconeo, el zapateado y luego decían: Hay fiesta en tal parte, y las noches tan tranquilas y tan calmadas que de veras a unos diez kilómetros, se oía.
Han resurgido muchos artistas como Ángel Tavira que hizo una película, y hay otro al que le llaman El Palillo que tiene un conjunto que ha durado varios años y son familiares. El padre y los hijos forman todo el conjunto. Zirándaro es bueno para los bailadores, tanto mujeres como hombres y sigue la tradición. En Altamirano hay escuelas de arte, pero es la gente del pueblo, la que sin tener escuela ni nada va y baila. Una época tuvo Cutzamala cuando andaban de moda las canciones de Pepe Albarrán, ‘Aquellos ojitos verdes’, y otras canciones de tipo norteño. No escribió canciones de tipo guerrerense pero sí tiene canciones de tipo muy bonitas: Dices que te vas te vas, que la cantó me parece Lola Beltrán.
En Arcelia hay un compositor muy bueno, casi de mi edad, pero en su época fue muy bueno, hizo una canción que se llama ‘Pedazo de mi Vida’, Manuel Terán Uriostegui, es de Arcelia y tiene varias canciones. Es maestro, se jubiló en México tenía una pozolería con su esposa por Villa de las Flores. Cuando me jubilé alcancé a ir a su pozolería.
“Tengo varias canciones, hay una que me gustó mucho, un bolerito que se llama ‘Tardecita’. Esa canción es de las primeras que compuse y que se fue quedando. Boleros, no compuse mucho porque no me moví mucho en ese medio artístico por la cosa de trabajar en la escuela y mis clases y eso, y no podía dedicarme a la cosa de la farándula.
“Con mis males ya no me movilizo, creo que ya no voy a dar ningún paso en la cosa artística. Me dedico a escribir, lo único que no me funcionan son las piernas, pero parece que en todo lo demás pudo estar cumpliendo. No voy, me llevan al trabajo y me traen. Estoy trabajando de investigador en Guerrero Cultural. Muchas veces, como hay que investigar en una gran Biblioteca que hay ahí, nos es mucho muy útil”.
El Maestro Félix Manuel Villela Hernández considera que ha compuesto alrededor de cincuenta canciones. Hace tiempo padece esclerosis, lo que le impide caminar normalmente. Para hacerlo se apoya en una andadera de ruedas en la diariamente se ejercita para acudir a su terapia.
Al despedirnos de su hogar, salió su esposa al espacio donde se hizo la entrevista, para darnos su atento saludo. Ese sitio está rodeado de fotografías familiares, donde aprovechamos para imprimir la fotografía de su hermano Arturo. Don Félix se ve muy animado a pesar de la enfermedad y aprovechamos para pedirle:
¡Maestro, siga componiendo canciones tan hermosas como lo ha hecho siempre!, a lo que respondió:
“Muchas gracias. Ojalá y no me ataque el mal de la conciencia, porque si no, voy a olvidar todo con mucha facilidad”.

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