Panal de miel
Apolinar Castrejón Marino
Se entiende que las elecciones tienen como fin cambiar a los gobernantes y legisladores que han concluido su periodo de gracia, pero las realizadas el domingo 3 de julio en Coahuila, Hidalgo, Nayarit y el Estado de México tienen el efecto de estarnos develándose importantes misterios de la política nacional.
Bueno, la verdad es que ya sabíamos todo, y solo faltaba que ellos mismos lo dijeran. Como la «maestra» Elba Esther, que muy ensoberbecida del triunfo de sus corifeos, creyó que podría placearse y dar rienda suelta a su lengua viperina…impunemente.
Descobijó al mismo Felipe Calderón, diciendo que no tiene las manos limpias, pues con el hizo importantes y asquerosas negociaciones según las cuales, ella lo apoyaría para que llegara a la presidencia de México, y él a su vez le concedería los puestos que ella le pidiera.
De su boca de reptil salieron estas confesiones, sin que mediara tortura ni presión alguna. Ni Calderón, ni nadie de la Oficina de la Presidencia salieron a desmentir ni a contradecir lo dicho por la Gordillo. Y ella muy contenta de comprobar el miedo que le tienen. Pero «donde menos se espera, salta la liebre», y un aludido por la «maestra», le reviró algunos asuntitos que le tenía guardados para una ocasión como esta.