jueves, 3 de agosto de 2017

A partir del 8 de este mes, iniciará la 14 semana cultural de Calpulli Tecoanichan en la plaza cívica “Primer Congreso de Anáhuac”, frente al Poder Judicial, con motivo del “Día Internacional de las poblaciones Indígenas”, anunció el secretario general  Gelacio Gatica Sánchez. (Foto: Teodomiro Ortega de la Cruz).

COLUMNA

¡El Alacrán!
¡EL MEDIOCRE DIVINO DEL MAL CREE QUE YA LA HIZO!
En fin mediocres, cochos,siento que se están haciendo pendejos, o les están viendo la caratula de tarados con la construcción de espacios públicos o parques públicos arriba del Rio Huacapa para que los Niños, ancianos, amas de casa, y uno que otro huevon.  Hagan ejercicios y respires un aire puro con olor  MIERDA   de quien sería la ¡IDEOTA!  posiblemente del cacaraco del Gobernador

COMUNICADO-UAGRO


ARTÍCULO

El voto de tinieblas
Danie Sans
Si alguna vez  disfrutaste de la pequeña obra  “El Lazarillo de Tormes”, te habrá llamado la atención la oración de la emparedada, que a lo largo de la obra, Lázaro, -el protagonista de la novela-, menciona constantemente.
Y es que la práctica de emparedamiento voluntario, fue una elección de vida desde la baja edad media,  para mujeres eremitas, que al igual que los varones, habían renunciado a la vida común. Se llegó a poner de moda ya en el siglo XVI. Ésta práctica, era exclusiva de las mujeres, en las que  buscaban servir mejor  a Dios.
Dicha práctica, fue uno de los aspectos más desconocidos del misticismo religioso, conocido como el voto de tinieblas o emparedamiento en vida.
A lo largo del tiempo, se desarrolló una genealogía de mujeres, que encontraron en la reclusión,  no un encierro, sino un espacio de búsqueda personal y de creación artística.
Como mencionaba anteriormente, la práctica generalmente era llevada a cabo por mujeres piadosas, que abandonaban la familia, para adoptar una vida contemplativa y de oración.
Se recluían en un lugar muy pequeño, que pasaba a ser su único mundo,  solo una pequeña ventana o hueco, era su vínculo con el mundo, por el recibían los alimentos, que su familia les llevaba y en muy raras  ocasiones, recibían  oficios religiosos. Muchas