La Educación De Hoy
Apolinar Castrejón Marino
Mi alma y yo fuimos a bañarnos al gran mar, y mientras caminábamos por la playa vimos a un hombre sentado en una roca, que tomaba puñados de sal de un saco y los arrojaba al mar. Entonces mi alma dijo:
-Este es el pesimista. Vámonos de aquí, pues no podemos bañarnos en su presencia.
Seguimos caminando, hasta llegar a una caleta, y allí vimos, a un hombre que llevaba un cofre enjoyado, del que tomaba azúcar y la arrojaba al mar, y dijo mi alma:
-Este es el optimista, tampoco él debe ver nuestros cuerpos desnudos.
Seguimos caminando. Y en otro lugar de la playa vimos a un hombre que tomaba con la mano peces muertos, y los devolvía al mar. Y dijo mi alma:
-Tampoco podemos bañarnos enfrente de este hombre, pues este
Mi alma y yo fuimos a bañarnos al gran mar, y mientras caminábamos por la playa vimos a un hombre sentado en una roca, que tomaba puñados de sal de un saco y los arrojaba al mar. Entonces mi alma dijo:
-Este es el pesimista. Vámonos de aquí, pues no podemos bañarnos en su presencia.
Seguimos caminando, hasta llegar a una caleta, y allí vimos, a un hombre que llevaba un cofre enjoyado, del que tomaba azúcar y la arrojaba al mar, y dijo mi alma:
-Este es el optimista, tampoco él debe ver nuestros cuerpos desnudos.
Seguimos caminando. Y en otro lugar de la playa vimos a un hombre que tomaba con la mano peces muertos, y los devolvía al mar. Y dijo mi alma:
-Tampoco podemos bañarnos enfrente de este hombre, pues este