viernes, 21 de septiembre de 2012

COLUMNA

Cosmos


Héctor Contreras Organista


El jueves 20 de septiembre por la tarde tuvimos la oportunidad de saludar una vez más en Chilpancingo al gran cantante Rolando Morlet Martínez, primera voz del trío Los Santos.
Estaba acompañado por su esposa doña Dolores Cañas Díaz de León dialogando con Alberto Morlet Berdejo y Lilia Heredia, esposa de Beto en el restaurante propiedad de los Morlet-Heredia, en el centro de Chilpancingo.
Junto con Diego Alcaraz y Lalo Ayala, Rolando Morlet llevó nuestra música a diversas partes del mundo donde fueron ovacionados y cantaron ante reyes y príncipes en Europa, incluso en la Casa Blanca, en Estados Unidos de Norteamérica.
Esta vez en la charla Rolando platicó que una de las mejores experiencias artísticas que vivió el Trío Los Santos fue en un lugar de Alemania donde después de haberse presentado la Sinfónica entraron ellos a cantar.
-¿Pero nosotros que vamos a hacer aquí si está la sinfónica?, preguntó Rolando al empresario. Ustedes van a tener éxito, le respondió. Llevábamos unos trajes de charro de lujo color hueso y sombrero café… entramos cantando Guadalajara, luego Cielito Lindo… y aquello fue una ovación.
Yo salí a cantar por los pasillos y los niños y las señoras que estaban ahí se acercaban y acariciaban con ternura la botonadura del traje y decían: Mariachi, mariachi… ellos no saben la diferencia con el traje de charro.
Tuvimos que regresar cuatro o cinco veces al escenario por los aplausos. En su idioma pedían otra, otra hasta que una señora en mal español pidió que cantáramos «Granada», de Agustín Lara y la canté y le subí de tono.
Escuchábamos cada detalle de la narración que hacía el artista al recordar que esa fue, sin duda, la mejor presentación del trío, «la que más disfruté y después en Estados Unidos la del Millión Dollar», dijo Rolando.
Un periódico publicó que hacía muchos años se habían presentado Los Panchos y que desde entonces hasta que llegamos nosotros no se había escuchado otro trío igual. La cola de quienes iban a entrar al teatro daba vuelta a la manzana.
También recordó y lo dijo a su esposa: Con mi hermana Yolanda salíamos de Pastores en la casa de Héctor; su mamá, doña Irene Organista ensayaba Los Pastores en diciembre y nos íbamos a cantar al Niño Dios, toda la noche.
Cierto. Rolando vivía con sus hermanos Yolanda y Genaro («Nan») a la vuelta de la calle Altamirano, sobre Mina. Doña Chelo Martínez era enfermera del Hospital Civil «Guerrero». No se sabe a cuántas cuantas criaturas dio la bienvenida a este mundo.
Rolando siendo muy jovencito se montaba sobre los costales de viruta en la carpintería don Benito Ramírez y con sus hijos Ángel, Donato y Pedro tallaban madera y hacían muebles. Ahí Rolando cantaba y cantaba… ¡y sigue cantando!
Se cansaba de la carpintería y se iba con su guitarra al tecorral de enfrente, a la casa de don Luis Arellano, El Vidrio, y su mamá doña Julia, donde había un nopal grande en el que Rolando se recargaba y seguía cantando.
A fines de los años 50 Los Santos hicieron sus primeras grabaciones: Cerca del Mar, de Cheque Cisneros fue la primera; y de ahí siguieron muchos éxitos, el más grande, quizá, fue Jacaranda:
«Te quiero por bonita y por tu cara extraña, te quiero porque hiciste olvidar mi dolor, te quiero de quererte desde la noche aquella que me hicieron tus labios conocer el amor…»
Rolando vino esta vez a Acapulco donde Napoleón Astudillo juntó otra vez a Los Santos. Ahí estuvieron Diego Alcaraz y Lalo Ayala, el auténtico, el único, el inimitable Trío Los Santos.
Ellos grabaron hace muchos años un disco de oro con música guerrerense. Todas muy lindas: Viva Guerrero, de Pancho Padilla; Tierra Colorada de Pepe Castañón… Muchas de Agustín Rampirez… Lo máximo.
Aquí en Guerrero –dijo con voz entrecortada y muy emocionado Beto Morlet- a Rolando no le han hecho el homenaje que se merece. Sus amigos sí, agregó la esposa de Rolando, doña Dolores, pero de parte del gobierno, no se lo han hecho.
Beto enjugó lágrimas y la esposa de Rolando también. La señora dijo al reportero: disculpe, somos los llorones de la familia.
Echamos una mirada al pasado guerrerense, al de los artistas, al de los poetas, al de los creadores y es cierto. Ninguna administración de gobierno ha tenido la sensibilidad, la inteligencia, la capacidad, la iniciativa de homenajear a sus artistas, por muy grandes que hayan sido y sean como el propio Rolando Morlet Martínez.
«Sí, señora, es verdad –agregamos- vivimos en un estado lleno de artistas, de poetas, de gente valiosa, destacada. Pero nuestra desgracia es que llegan al poder gente insensible, que no valoran a los grandes artistas y creadores que nacen aquí, como el caso de Rolando».
Convivimos un rato agradable la tarde del jueves con un Rolando Morlet que por fortuna está recuperando a grandes pasos su salud. Se le ve fortalecido, optimista, alegre como siempre, sonriéndole a la vida y acompañado de su esposa.
Recordó cuando fue colaborador del gobierno de don Alejandro Cervantes Delgado en el Distrito Federal y entonces, el día de Santa Cecilia, la Patrona de los músicos, se formó un mariachi de dos mil elementos que cantaron las Mañanitas a la virgen.
También aquí en Guerrero Cervantes Delgado reunió a dos mil músicos de las bandas del Chile Frito en una ceremonia especial en el INJUVE y el maestro Bringas los dirigió. Hacemos votos por un Rolando Morlet muy saludable.

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