Entre Obama y Osama
Apolinar Castrejón Marino
El Profeta del Líbano Gibrán Jalil es autor de muchos cuentos bastante conmovedores. Uno de ellos se refiere a que en la ciudad amurallada de Filniyus, también llamada la Estrella del Adén, un príncipe muy sabio, personalmente impartía justicia al final de cada mes a sus súbditos.
Un día llegó hasta el palacio un hombre con un trapo ensangrentado en la cara. Abriéndose paso entre la gente llegó hasta el príncipe, y así le dijo: «Oh Mi gran Señor ¡Vengo a pedir justicia!»
El Príncipe le preguntó que la pasaba, y entonces el hombre le dijo que era adorador de Caco y que llevaba varios años dedicándose al humilde y honrado oficio de robar. Dijo que el día anterior, dedicado a su actividad caminaba por un callejón solitario buscando una puerta o ventana fácil de abrir.
Al parecer Alá escucho sus plegarias, por que encontró que la puerta trasera de un negocio era muy vieja, y que con la punta de su daga, por una rendija podría destrabar la aldaba que tenía en el interior.