Calaveritas de a tostón…
Alfonso Cerdenares Domínguez.
A Enrique Peña Nieto,
Presidente de la República.
“Ustedes ya ni aplauden”,
dijo Quique a la muerte
y la méndiga calaca
le hizo saber su suerte.
A este pueblo mexicano
mil reformas implantó
y por ser un vil burrazo
a mil chicas desencantó.
Se ufanó de las reformas
y de muchas tranzas que hacía,
una copa por la educación
en Cartagena proponía.
Con la Reforma Educativa
profesionalizó al magisterio
y junto con Nuño Mayer
fue a parar al cementerio.
Ahora allá en los avernos
al diablo ya va a tranzar,
una casita “achilada”,
segurito va a comprar.
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A Aurelio Nuño Mayer,
Secretario de Educación.
Nuño Mayer ya murió,
de secretario fue esperpento,
en represor se convirtió
ya lo llamaban “sargento”.
Un sorbete le valía
mejorar la educación,
al nefasto funcionario
le urgía el billetón.
A todos los engañaba
con la Reforma Educativa,
hablaba mil maravillas
sin decir que era punitiva.
Solamente los tarugos,
esos líderes del SNTE,
los envolvió con sus mentiras,
menos al profe docente.
Mas la canijas huesuda
nunca se dejó engañar
y a Nuño Mayer ahora
con el diablo lo fue a dejar.
Ahora son esos diablos
que hacen manifestación,
mejor que corran al sargento
con todo y su evaluación.
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A Héctor Astudillo Flores,
Gobernador de Guerrero.
Con orden y paz, ya lo dijo,
a Guerrero gobernaré
y con el diablo allá en su averno,
pronto lo negociaré.
Eso prometió Astudillo
en su campaña hace un año,
palabras más, palabras menos
que pronto se fueron al caño.
Luego que tomó la protesta,
todo le valió sorbete
y hoy feliz se pasea
el cara de molcajete.
Cuarenta y siete millones,
esos los voy a donar,
a ese clan de Televisa,
pa’ sus cuentas engrosar.
Ahora allá en los infiernos
a los diablos dará el cortón
y a todos pasa charola
para el mero Teletón.
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A don Javier Francisco Reyes,
Editor de La Crónica
Don Pancho Reyes se murió,
en este mes de noviembre,
el diablo lo resucitó,
dicen que para diciembre.
En La Crónica, señores,
periódico vespertino,
que se duerme en sus laureles,
mas critica con gran tino.
Pero una calaca re’flaca,
perseguía a Pancholín
y el diablo allá en su averno
lo dejó como violín.
Hoy disfrutamos la fiaca,
la máquina no trabaja,
pues ya don Panchito Reyes
descansa en su mortaja.
Ya me voy a despedir,
nadie aplaude ni enseña,
sólo Edith da teclazos
y La Crónica diseña.
Será la última edición
y nos vamos a Los Magueyes
a brindar con devoción
por la paz de Pancho Reyes.
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A Iswiky Romano
Prensista de La Crónica.
Ya paró su maquinota
el prensista de Romano
y la canija calaca
lo tasajeó de la mano.
Un montón de papelotes
tarde bien acomodaba
y en ese panteón central,
su fosita le apartaban.
Todo era tronadera
cuando hacía su trabajo,
mas le cayó la huesuda
y lo cargó para abajo.
Ahora allá en los infiernos
Domingo ya voceará,
La Cronica de Chilpancingo
que Romano tirará.
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A Marco Leyva Mena,
Presidente Mpal.
de Chilpancingo.
Ya llegó la calavera
a Chilpancingo, Guerrero,
para turnar a unos cuantos
al mero sepulturero.
Dicen que Marco Leyva
sembraba todo el MAL
y la calaca re’flaca
lo dejó como tamal.
Sus huestes se organizaron
y fueron ya a protestar,
le cerraron el Palacio,
por no querer solucionar.
Corría para esconderse,
el moquiento presidente,
mas cuando el voto requería
se acercaba a esa gente.
Ahora que es el edil
del tétrico ayuntamiento,
Marco Leyva muy ufano,
ya requiere un monumento.
Pero para todo mal,
le recordó la huesuda,
hay que tomar mezcal
y por eso la testaruda,
cargó con el tal MAL.
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A Gelacio Gatica Sánchez,
Promotor Cultural
Se murió Gatica Sánchez,
ya lo llevan a enterrar,
en el Casino del Centro
ahí le irán a rezar.
Andaba con Javier Saldaña,
ese cínico Reptor
que la UAG fue a entregar,
al mero gobernador.
La muerte decepcionada
buscó quien le pagara
encontrándose a Gelacio,
en la puerta, ahí estaba.
Bailaba El Tlacololero
frente a la mera catedral
con todos los artesanos
se quedó como tamal.
Ahora allá en los infiernos
a los diablos va a ensayar,
aunque se enoje la parca,
él los va a representar.
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A Javier Saldaña Almazán,
Rector de la UAGro.
Egocentrista “reptor”,
ya se nos calaqueó,
pues la canija calaca,
pa’l infierno lo mandó.
Allá en la universidad,
hasta un “méndigo” diván,
llevaba el nombre del tipo,
“Javier Saldaña Almazán”.
“La cancha”,
preguntó la muerte,
“¿cómo la llaman?”
y todos contestan a coro:
“Javier Saldaña Almazán”.
El gimnasio,
¿cómo lo nombran?
y vuelven a contestar:
“Javier Saldaña Almazán”.
Hasta el perro de Caronte,
así lo quieren llamar
y con el nombre de Saldaña,
pronto lo bautizarán.
Por eso la calavera
le advierte al diablo canijo,
cuando tengas un hijo,
no lo hagas un “reptor”,
porque al rato querrá ser,
del infierno, gobernador.
Ahora al panteón central,
lo resguardan con guadañas,
no sea que Javi Saldaña,
el nombre le quiera cambiar
y para no variarla mucho,
le ponga “Panteón Almazán”.
