Leyes contra la iglesia
Apolinar Castrejón Marino
El 13 de junio de 1859, el Presidente Benito Juárez nacionalizó los bienes de la Iglesia Católica, es decir que las propiedades de las órdenes y organizaciones religiosas, pasarían a ser propiedad del gobierno.
La Iglesia, había amasado durante más de tres siglos una fortuna en caudales, joyas y oro, dignas de los cuetos de Aladino. Además era dueña de las mejores tierras para el cultivo y el pastoreo, y con abastecimiento de agua.
En tales circunstancias, el clero era el mayor terrateniente y rentista del país, como ningún otro particular o institución estatal podía percibir. Y en la práctica, su poder económico era muy superior al del Estado Mexicano.
Esto no le pareció bien a Don Benito Juárez, pues él sabía que la iglesia se había apropiado de la mayor parte del territorio en circunstancias poco claras. Desde luego, él no creía que Dios en persona les había venido a entregar las mejores tierras a los curas.