Tania, hija y Agustín, padre, hoy al
mediodía se unieron eternamente
Javier Francisco Reyes.—Después de 30 años hoy jueves se registró un encontraron para siempre, entre hija Tania y padre Agustín a la última morada y se unieron para toda la eternidad, llegaron por distintos caminos, la primera en trágico accidente vial y el segundo por la terrible enfermedad de la diabetes, solo estuvieron familiares, amigos, y ausente el gremio periodístico.
Eran las 12:30 de la tarde, bajo un candente sol, llegó el cortejo fúnebre al panteón “nuevo” de la colonia Lázaro Cárdenas, luego de que fuera velado en la funeraria “Chilpancingo” de la calle Hidalgo, barrio de San Mateo de esta capital.
Después de ahí fue despedido de su domicilio en donde habitó en los últimos años en la colonia “Villas Vicente Guerrero” al sur de la ciudad y de ahí partió al norte con dirección al cementerio.
En una carroza de la funeraria fue traslado el féretro de madera color miel con el cuerpo del periodista Agustín Nava Escobar de 53 años de edad, originario de Apango, municipio de Mártir de Cuilapan, región centro de Guerrero, acompañado solamente por familiares y unos cuantos amigos.
No hubo presencia de sus compañeros periodistas organizados, ni independientes, mucho menos funcionarios de los tres niveles de gobierno a quienes sirvió con sus servicios profesionales difundiendo actividades en su semanario “Buen Día”.
El 24 de agosto de 1989, se presentó la primera tragedia de aquel joven matrimonio formado por Rosario Gómez Ramos y Agustín Nava Escobar, cuando se registró el fatídico accidente de un taxi en que era transportaba la niña Tania de escasos tres años.
En aquella fecha bajaba el conductor del servicio público por la calle “Niños Héroes” del barrio de San Antonio de Chilpancingo, capital del estado de Guerrero, cuando al parecer el taxi se le “botaron” los frenos, y se produjo la catástrofe, hasta hoy en día la fecha es imborrable y posteriormente procrearon a su hija Laura.
Después de 30 años de aquella tragedia, hoy Agustín Nava Escobar se unió con su hija Tania Nava Gómez, en su última morada en el “nuevo” panteón de la colonia Lázaro Cárdenas, en el no