viernes, 1 de marzo de 2019

COLUMNA

DH-1-07-18
Tino Gatica
Uso y abuso de los teléfonos celulares en la vida estudiantil y cotidiana
El avance de la ciencia y la tecnología en todos los campos del conocimiento y del saber han permitido que el ser humano, hombre y mujer, ya no solamente implicado al varón, estén cada vez supeditados a las innovaciones, de tan cierto es que se caen en una atrofia no solamente de fuerza física sino también de pensamiento. Y esto lo confirmo porque para el caso de menores de eda
d y adolescentes que están cursando sus estudios en varios grados escolares, veo que tienen una dependencia de los teléfonos celulares de cuarta generación; y con preocupación veo que este fenómeno está ocurriendo en más pequeñitos, es decir coloquialmente puedo escribir que una bebita meses después de que nació no viene con una torta bajo el brazo, propiamente trae en su “sobaco” (axila) un teléfono celular. Les decía entonces, que estos estudiantes con ese objeto en mano ya no lo convierten como un elemento de apoyo para sus tareas, sino que prácticamente se transformaron en apéndices de los que no pueden prescindir. En las tareas, con estos modernos estudiantes ya no se usa el famoso “copiar y pegar” como ocurría con quienes empezamos a estudiar o propiamente en mi caso a trabajar con una computadora de escritorio. Ahora estos pequeños usan su “cel” para mandarse los trabajos por esa misma vía, así es que casi puedo considerar que se lo manden a su profesor. Escribo lo anterior, debido a que me causa una inquietud considerar que ahora los programas escolares son más ligeros y menos densos como los anteriores en donde se tenía que “quemar” las pestañas y tomar muchos litros de café para estudiar y retener la información necesaria para pasar los exámenes o sortear las vicisitudes cotidianas en la escuela. Confieso que no soy ni fue tan “matadito” para el estudio, pero sí traté de aprender con dedicación las tareas escolares, especialmente en lecturas, porque era lo que más tenía a mi alcance. Sin embargo, ahora observo en mi propia familia de cómo el teléfono celular ha invadido los sitios más recónditos antes impensables, es decir se han metido en la intimidad de los sanitarios o el sagrado baño, esto por cuanto corresponde a ellos, por no retomar el asunto de la vida matrimonial o de pareja. O sea que nuestros niños y niñas, nuestros adolescentes y quienes continúan estudiando a cualquier edad, con esos “celulares” no atraparán con facilidad el conocimiento ni la información y mucho menos la sabiduría que nosotros sí pudimos obtener con más esfuerzo. Pero ocurre que la buena nueva para estos asuntos del exceso de la tecnología y el desarrollo de la ciencia es que se está replanteando regresar a ese pasado en donde consumir toda la energía en el trabajo tenía su gratificación. Y coloquialmente me remito a que las computadoras que todo lo facilitan serán suplantadas por una máquina de escribir de esas manuales, así como otras herramientas volverán por sus fueros, siendo una apuesta que ocurre en uno que otro país de Europa, generando como siempre nuevas discusiones y polémica, como tiene que ser. O de igual forma se abrirá una brecha entre los que exijan más innovaciones en telefonía celular, aunque se desmemoricen y habrá los que empiecen a añorar esas herramientas y máquinas más rudimentarias, pero que daban la opción de “pensar” o invertir más esfuerzo con el obvio resultado: seres más pensantes o seres más sanos física y mentalmente. (Comentarios e invitaciones a almorzar: dacnificados@outlook.es).

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