lunes, 10 de enero de 2011

Columnas

Falconario
Jorge Falcón
MANUEL AÑORVE BAÑOS,
UN POZO SIN FONDO
Con la esperanza utópica de que será agraciado con el voto popular el 30 de enero, Manuel Añorve Baños, endeuda en cada préstamo al Estado de Guerrero y principalmente a los surianos. Con esto, cancela toda posibilidad de poder accesar a mejores niveles de vida, rescinde proyectos y programas sociales y veta apoyos económicos a las madres solteras, del famoso «crédito a la palabra» y becas a estudiantes. Cierra las puertas a un avance sustancial y armonioso en la creación de empleos, porque obligadamente tendrá que pagar esas deudas. No hay visos de crear un Estado próspero, sino una entidad federativa lamentable con marginados como habitantes.
El Producto Interno Bruto del guerrerense, menguará -de por sí depreciados- de tal manera que no habrá forma de que los satisfactores de la canasta básica alcancen en la mesa; se esfumaran por el cierre de cortinas empresas tanto privadas como un ajuste a dependencias gubernamentales. No habrá crecimiento económico, ante el alza de los servicios básicos, como son luz eléctrica, teléfonos, gasolina, etc., etc., que es de cada mes.
Pensando Don Manuel que habrá de llegar a gobernar Guerrero el aliancista del PRI-PVEM y Panal, tratará de cubrir esos desfalcos, con más préstamos. Porque los dineros no fueron usados para la campaña, sino para otros fines de satisfactores personales y entre la camada de amigos, que deja a Guerrero sumido en la bancarrota y la miseria. Sin políticas públicas y con un adeudo en reproches sociales, del cual no saldrá bien librado.
Para ello, aterrizar en Casa Guerrero, ha iniciado una compra desmesurada, aberrante, cruel e injuriosa de las credenciales de elector, ante las necesidades apremiantes de una sociedad guerrerense, que se consume entre el hambre y el nulo empleo.
La sociedad deberá entender que vender su credencial, está hipotecando a su propia familia, ante un hombre que ha perdido la realidad de la vergüenza y la honradez, síntomas que castiga su propio Dios. Por eso, ya no recurre a sus bendiciones tradicionales; porque hasta el supremo creador, le ha abandonado, ante su desmesurada ambición.

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