Derecho divino para gobernar Apolinar Castrejón Marino En la más antigua historia, se esconde el derecho divino para gobernar. Es la primera teoría política, que se basa en el dicho de un individuo, quien aseguraba que Dios le había hablado para decirle, que era su santa voluntad, que mandara sobre todas las demás personas del lugar. El gobierno es poder sobre los ciudadanos, y el poder es la fuerza que sostiene al poder. En ningún lugar caben los conceptos “voluntad popular”, ni “sufragio universal”, mucho menos “democracia”. Para sustentar este dicho, tenemos a la mano el ejemplo de Andrés Manuel López Obrador, en las elecciones del pasado primero de julio. Ganó la elección por la fuerza que tiene, la fuerza del tigre. Y el tigre es toda la población que lo apoya y respalda. No hablamos de fuerza en sentido metafórico, sino de la fuerza latente en la lucha de clases: pobres contra ricos. Los ricos poseen las plantas productivas, el dinero, y las armas, pero los pobres son el sec...