El poder de la Fe Apolinar Castrejón Marino Baal Shem era un rabino jasídico, conocido como un hombre tan piadoso, tan bondadoso, tan casto y tan puro, que a Dios le gustaba escuchar sus oraciones. Pero el utilizaba la dulzura de su palabra, para ayudar a las gentes del pueblo, cercano al bosque donde vivía. Se hizo tradición que todos los que necesitaban algo que no pudieran conseguir con su esfuerzo, iban a ver al rabino para que implorara la ayuda divina para sus necesidades. Y en un día especial del año, se reunía con los necesitados en medio del bosque, y cuenta la leyenda, que encendía una hoguera con ramas y hojas secas de una manera muy particular, y luego entonaba oraciones y alabanzas, en voz muy baja... como si fuera en secreto. Y dicen que a Dios le gustaban tanto esas palabras y esos cantos, y el fuego encendido en su honor, que no podía resistirse a las peticiones de Baal Shem, y se sentía animado a conceder los deseos de todas las personas, que pedían su auxilio por...