Libros que no son Libros Apolinar Castrejón Marino Con un dejo de pena y chacota, nos enteramos que Carmen Salinas va a escribir un libro, donde contará su “verdadera historia”. No, no nos apenamos por lo que quiera publicar la diputada-corcholata, sino por el triste concepto que tenemos del libro en la actualidad. Una anécdota cuenta que Fedro, el sofista griego de la antigüedad, compadecido porque sus paisanos fuesen tan ignorantes, un día sacó de su casa los 10 libros que tenía, y los colocó en la plaza pública para que fueran utilizados por la gente. Cabe precisar que no eran libros como los que conocemos, sino unos rollos de pergamino; unas tiras enrolladas, de algo parecido a la piel, o tela. Lamentablemente, ese gesto altruista de Fedro, fue completamente inútil, pues sus paisanos simplemente no sabían leer. En nuestro tiempo, de computadoras, de internet, de teléfonos