¿Maestros, o licenciados? Apolinar Castrejón Marino Hoy vamos a contarles una historia muy bonita de la maestra Rabya Al Basry, quien impartía clases en una escuela de México. Era de origen árabe, y por ese solo hecho, algunos la consideraban un tanto despistada, como quien dice, loca. Una tarde la miraron en la calle, agachada, como buscando algo en el suelo. Unos vecinos, muy comprensivos se acercaron a preguntarle qué estaba buscando, para que la pudieran ayudar. --Perdí una aguja, contestó. Y los vecinos se pusieron a buscar, y al poco rato llegaron unos jóvenes que eran sus alumnos, y también se unieron a la búsqueda. Entre los chicos que buscaban la aguja de Rabya, estaba uno que era el más inquieto de su clase, y fue el que le preguntó: