jueves, 24 de marzo de 2011

PRINCIPAL DE PRIMERA PLANA

Venta ilegal de piezas
de Mezcala en París
Francisco Rangel.--Un crimen al patrimonio cultural de nuestra nación del que nadie se percató, ni siquiera el gobierno de México, se realizó con la venta de piezas arqueológicas de la cultura de Mezcala, originaria del estado de Guerrero, que se encontraban dentro de una colección de un coleccionista suizo, el industrial Henry Law, por siete millones 452 mil 914 euros (unos 10.6 millones de dólares), más de 120 millones de pesos, según información de Jacques Blazy, experto de arte precolombino que colaboró con la subasta realizada en la ciudad de París, Francia.
Dentro de la subasta estaba una escultura maya, la cual el Instituto de Arqueología e Historia (INAH) señaló que “es falsa”, pero que curiosamente estuvo catalogada por el anterior director de Conaculta, Luis Tovar y de Teresa, como verdadera, tal vez para acallar el escándalo de la venta ilegal de las piezas arqueológicas.
Hasta ahora no ha habido ningún pronunciamiento por parte del gobierno mexicano, ni del gobierno del estado, pese a que ya pasó casi una semana de la subasta realizada en el país europeo, en la que se destacó la venta de una hermosa figura maya rompió el récord mundial para una escultura de esta civilización, al venderse a casi tres millones de euros (4.2 millones de dólares), indicó Blazy, que no dio precisiones sobre el vendedor.
Pero también una figura Olmeca, proveniente del estado de Guerrero, del periodo preclásico reciente (300-100 antes de Cristo), impuso un récord mundial, al venderse por 900 mil euros (1.28 millones de dólares).
Las figuras que más llamaban la atención en la colección eran las de Mezcala, en piedra semipreciosa, halladas en el oeste de México, en una región donde supuestamente no se construyeron templos.
La subasta se desarrolló sin problemas. No fue así en septiembre y diciembre del 2008, cuando dos subastas de piezas arqueológicas mexicanas debieron ser suspendidas luego de que las piezas fueron confiscadas a petición de México, antes de su subasta en París.
Los policías de la Oficina Central de Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales (OCBC) confiscaron las piezas en base a una comisión rogatoria internacional de México y las retuvieron, a la espera del resultado de una investigación sobre su procedencia.
La investigación duró 19 meses, tras lo cual la policía devolvió las piezas a sus propietarios.
La piezas fueron obtenidas por el coleccionista suizo de manera directa con los pobladores de la zona arqueológica, en años de visita en búsqueda de piezas malbaratadas, ya que no fueron ni datadas ni clasificadas por ninguna autoridad del INAH y sacadas de manera ilegal de nuestro país, que considera dichas actividades como graves.