martes, 18 de octubre de 2011

COLUMNA

La Jaula de Dios

Jesús Pintor Alegre

Luego de que el procurador de Justicia, Alberto López Rosas, ha convertido al caso Moisés Villanueva de la Luz en una escena del extinto actor cómico Gaspar Henaine Capulina, exactamente allí donde decía: «yo no sé, tal vez, a lo mejor, quién sabe», por la presunta culpabilidad del alcalde de Tlapa, Willy Omar Reyes Ramos, volvemos a enterarnos de sus posturas victoriosas en lo que refiere a los actos delictivos.
De acuerdo a diversas voces, entre las que se encuentra la del diputado federal, Armando Ríos Piter, y el mismo gobernador, Ángel Heladio Aguirre Rivero, los acontecimientos criminales cometidos por la delincuencia común, rebasa el 90 por ciento, y el resto, de apenas un 7 por ciento, lo comete la delincuencia organizada.
Ahora bien, por un lado, habría que ser muy puntual a lo qué se refiere en esta ocasión nuestro procurador, cuando habla de que los índices delictivos en la entidad, han disminuido considerablemente, por los operativos que se llevan a cabo. Y dijo que esto se ve en el número de averiguaciones interpuestas diariamente, pues de 10, bajó a cuatro.
Si López Rosas habla de disminución, también debería puntualizar si el presunto descenso es en los actos de la delincuencia organizada o en la común, porque si avientan las banderas de victoria y tocan las campanas, hay que ver si su felicidad se traba en los delincuentes de poca monta, pues en todo caso, sería patético su gusto.
Los conceptos son certeros, cuando se habla de delincuencia común, ya que refiere a los delincuentes que pueden actuar solos o en pandilla, el concepto es muy claro cuando dice que el fin de un delincuente común no va más allá como objetivo, que conseguir dinero, para repartirlo entre sus miembros y comprar droga.
No cuenta con una organización, códigos, estructura, capital financiero. De acuerdo al concepto manejado por expertos, el delincuente común roba a transeúntes, automóviles estacionados o sus partes, casas habitación, entre otras actividades, con lo que habla de primer golpe, que no hay objetivos claros ni específicos. Y lo que es más, en ocasiones se comete un delito de forma desorganizada.
La lista de los delitos del orden común son: asalto a transeúntes, carterismo, violación, robo de bienes y artículos menores, robo a casas habitación, vandalismo, robo de vehículos, graffiti y pinta de muros y monumentos, y aquí habría que añadirle: imitación de la delincuencia organizada.
Y por el otro lado, la delincuencia organizada, que habla de organizaciones criminales como empresas comerciales, que se rigen bajo la idea de obtener el máximo de rentabilidad, todo bajo la premisa de incrementar sus ganancias.
Es decir, a diferencia de la delincuencia menor, la organizada opera a gran escala, bajo una organización tácita y estructura de trabajo, cuentan con códigos y disciplinas rígidas, la delincuencia organizada opera en grandes cantidades de dinero y se apoya en la tecnología. Y estos mismos expertos hablan de que en este nivel se involucran demasiados intereses.
Hay un gran capital financiero, infraestructura, mercado, políticas, etcétera, a comparación de la delincuencia común, que no tiene orden o capacidad para delinquir y sus actos son simples. En un punto importante señalan que mientras el delincuente común opera con el miedo de la sociedad a través de robos sin escala, la delincuencia organizada opera con capital financiero y tecnología para lograr un poder financiero nacional e internacional.
Y detalla algo que brinca: son tan complejas sus estructuras, que sus actividades ilícitas se ocultan a la luz pública, se desconoce cómo se integran, quienes son responsables de sus áreas. ¿Qué significa esto?, bueno que pues la delincuencia organizada, simplemente está muy lejos, y digamos que es parte ajena a los logros de las autoridades.
Las actividades son de tan grandes proporciones, que en esta evidencia, rebasa los límites de las autoridades locales, que no los perciben y si los llegaran a detectar, los toleran o se hacen de la vista gorda, que es una situación por sí misma, delicada. La delincuencia organizada maneja: drogas, armas, piratería, auto partes, prostitución, tráfico de órganos, tráfico de personas, mercadean con la vida y seguridad de terceros, etcétera.
Por ello, habría que ser muy puntuales: ¿a qué descenso del índice delictivo se refiere Alberto López Rosas?, pues si lo mide por las averiguaciones previas integradas, es muy raquítica la visión y hasta risible, es un acto para llevarlo al psiquiatra para expresar libremente: «no soy capaz, y todo me ha rebasado, reconozco que no puedo con el problema».

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