jueves, 12 de enero de 2012

COLUMNA

Cosmos



Héctor Contreras Organista


¿Quién, de los que quieren llegar a ser presidente municipal de Chilpancingo, tiene la capacidad y la honestidad para siquiera intentar iniciar una gestión administrativa a favor de la cabecera municipal y sus comunidades con hechos y no con pura lengua?
José Luis Peralta Lobato y Mario Moreno Arcos ya fueron alcaldes, demostraron lo que saben hacer en el aspecto administrativo municipal y político. Cada uno de ellos tiene «su gente» y simpatía entre la ciudadanía, pero hay muchos nuevos votantes que irán a las urnas. Escoger a quien quieran para alcalde será su disyuntiva. De ahí que es importante que los que quieren volver a la silla sepan explicar en qué consistieron sus programas anteriores y sus obras y si cumplieron sus objetivos o sólo les sirvieron de embudo para malgastar recursos económicos. Aunque de suyo la experiencia vale todo por sí misma, no faltarán quienes pidan que los que «ya bailaron» se hagan a un lado y den paso a «caras nuevas».
¿Y quiénes son esas caras nuevas?
En la pampa chilpancingueña no se logra ver gran cosa en materia política, al menos en lo que se refiere al partido tricolor. No hay uno solo de «los que quieren» que cuente con una trayectoria reconocida de trabajo a favor de las causas del pueblo que se hubieran concretado específicamente en solución de las necesidades populares.
En consecuencia, tampoco se vislumbra entre «los posibles» uno sólo que proponga proyectos sólidos, confiables y realizables para resolver los problemas torales de la capital guerrerense: agua potable, inseguridad, basura, educación, creación de fuentes de trabajo, control del transporte en la ciudad, solución a los problemas de drenaje y ampliación y creación de calles y banquetas y darle una nueva imagen a Chilpancingo no sólo en su «centro histórico», sino principalmente en sus colonias y comunidades y algo más, tener un control sobre uso de los mercados, tanto en el central como los de las colonias, pero para que haya todo eso se necesitara un Superman… o por lo menos un Chapulín, colorado o del color que sea, pero eso sí: Chapulín.
Estamos viendo que hay muchos «que quieren». Pero para ver qué se llevan, a ver qué pepenan, más no para trabajar. Visto está: no traen proyectos. Nadie propone un sistema innovador en Gobernación o el Registro Civil o el Catastral; tampoco nadie de los que sueñan en la alcaldía hablan de dar solución a los panteones y mucho menos reinvindicar lo que fue la Feria de Chilpancingo. No hemos visto a uno de ellos que intente de impulsar la cultura: teatro, cine, bibliotecas, hemerotecas, salones de usos múltiples, etcétera, y se acerca el bicentenario del Congreso de Anáhuac en Chilpancingo, y lejos de apoyar al Comité organizador, ya despacharon con cajas destempladas al que nombraron como coordinador. Jamás le dieron un apoyo.
Ojalá que quienes pretenden alcanzar la alcaldía se pongan las pilas y comiencen a hablar de proyectos que se puedan llevar a cabo, no de que «conozco a Chilpancingo». Muchos que no somos políticos pero aquí nacimos lo conocemos mucho mejor que ellos.
Se trata de presentar propuestas de trabajo que sean factibles, ya no más sueños guajiros ni candidatos «carita».
Chilpancingo, por todo lo que ha dado a México, a su historia y a la Patria, ya merece un destino distinto, pero ese no va a caer del cielo, como el Maná. Tenemos que hacerlo nosotros, trabajando con un alcalde confiable, entrón, justo, honesto y no poca madre, como algunos que hemos padecido.
Para que eso sucede sólo falta un elemento, sólo uno: Amar a Chilpancingo de a de veras, no de dientes para fuera y por conveniencia. El cáncer no se cura con crema de coco.

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