viernes, 20 de enero de 2012

PRIMERA PLANA


Un Congreso caro y
diputados perezosos



CIUDAD DE MÉXICO, 20 de enero.- Los legisladores mexicanos se sientan sólo 195 días al año, la menor cantidad entre los países más grandes de América Latina pero sus salarios de 11 mil 200 dólares mensuales son los más altos sólo después de Brasil, fustiga hoy la revista financiera londinense The Economist.
«Aun cuando exista consenso, el Congreso se las ingenia para estar en desacuerdo, (...) las reformas languidecen mientras los legisladores sub trabajan», lamenta la publicación en un artículo titulado «La siesta del congreso, la legislatura de no hacer nada».
«Después de una quincena de fiestas navideñas, los mexicanos volvieron a trabajar hace dos semanas. O más bien, la mayoría de ellos lo hizo. Los 500 diputados y 128 senadores terminarán sus vacaciones en febrero. Los legisladores de México se sientan por sólo 195 días al año, la menor cantidad entre los países más grandes de América Latina. Sus sueldos de 11 mil 200 dólares al mes son, sin embargo, los más altos después de Brasil. Cuando votan, lo hacen más para bloquear a los rivales que para aprobar reformas», sentencia.
«El estancamiento en San Lázaro explica en parte por qué la presidencia de Felipe Calderón, que termina en diciembre, ahora se ve como pólvora mojada de seis años. Calderón ha identificado muchos de los cuellos de botella en México pero la mayoría de sus propuestas han fracasado en el Congreso. Una modesta reforma fiscal aprobada en 2007 sólo se facilitó a cambio de una ley electoral favorable a la oposición», refiere.
Al efectuar, un recuento de los fracasos más sonados de la Cámara Baja, explica que «los principales partidos dicen coincidir en la fusión de las más de 2 mil policías locales en el país pero cinco años después de iniciada la guerra contra el crimen organizado, las leyes que lo permitirían no han pasado».
The Economist cita igualmente la reforma laboral, que el PRI rechazó en 2010 «para proponer una similar después, así como el retraso de 14 meses en el nombramiento de tres consejeros electorales, mientras que para elegir un ministro de la Suprema Corte de Justicia, los diputados se tardaron ‘sólo’ 15 meses».
«Las rivalidades existen en cualquier democracia. Sin embargo, ‘en América Latina, el Congreso de México se destaca como un artista malo», dice Víctor Lapuente, politólogo de la Universidad de Gotemburgo en Suecia. «Como era de esperarse, ha habido más conflictos (para lograr consensos) desde que la mayoría de un solo partido terminó en 1997. Ningún presidente ha tenido una mayoría legislativa desde entonces. Pero los líderes de Brasil se han enfrentado a peores condiciones: ni Luiz Inácio Lula da Silva, ni Fernando Henrique Cardoso controlaron más del 20% del Congreso», cita.
En la nota, se explica también que otros factores que dificultan la operación legislativa es la complicación para formar coaliciones, «pues los congresistas están casados con sus partidos», que ningún político pueda reelegirse y que su trabajo dependa más de los jefes de partido que de los votantes, mientras que éstos no suelen dividir sus votos y sufragan por el mismo partido».
Aunque The Economist considera que las elecciones de 2012 darán un giro a la suerte del Congreso, tampoco ve en ello la posibilidad de que al fin se desatoren las inciativas pendientes.

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