COLUMNA

La farsa electoral



Apolinar Castrejón Marino

La noticia que circula en los medios electrónicos e impresos en estos días, es que «Los mexicanos tenemos la costumbre de dejar todo hasta el último momento», por eso más de 6 millones se quedaron sin poder cambiar su credencial del elector, y por consecuencia, no podrán participar en los procesos electorales de este año 2012.
Pero esto ni es noticia, ni preocupa a los compatriotas que no puedan elegir a sus gobernantes ¿Creé usted que Josefina Vázquez, Andrés Manuel y Enrique Peña son las mejores alternativas para la presidencia de México?
Los mencionados son solo el eslabón final de una larga cadena de vicios y trampas que entretejen los partidos, apoyados por las autoridades, ante la complacencia de los tribunales. Y todos en su momento, tomarán su parte del pastel del poder.
La muestra más reciente la dieron los contendientes del Partido Acción Nacional (PAN) que buscaban la postulación como candidato de su partido a la Presidencia del país. A vista de la gente, Josefina, Santiago y Ernesto, se comportaban como adversarios rudos e incisivos.
Llegaron hasta el insulto y el reto, como si se jugaran la vida en la contienda, y luego los dos hombrecitos vinieron a quedar como viles «paleros» de Chepina, quien ya tenía asegurada la postulación.
Santiago representó su triste papel por segunda ocasión, pero como está negado para las artes de la actuación, poco pudo hacer para convencer a los electores de su partido. Ernesto hizo circo, maroma y teatro para investirse como un fajador de la política, pero desde un principio, tal figura le quedó muy grande.
Lo peor del caso es que los 3 dicen que tal conducta de falsedad y engaño, la hicieron en nombre de la democracia. Según ellos, la democracia es el tinglado que les permite fingir una pelea, deshonrarse, descalificarse y ofenderse, y luego aparecer públicamente abrazados, felicitándose y deseándose lo mejor de la vida.
Vale la pena recordar que en el mundo hay peleas fingidas que se consideran un arte. Por ejemplo en Brasil se practica una danza a la que llama capoeira, que según sus partidarios, combina artes marciales, música y deportes.
Se trata de una representación grotesca en que los ejecutantes se tiran patadas y golpes, sin ninguna intención de golpearse realmente. El «contendiente» se agacha, salta, rueda y luego contraataca. Los roles de ataque y defensa se rotan indefinidamente y «gana» el que hace mejores pantomimas de golpes.
En la escala animal, cuando dos pavorreales «luchan» por una hembra, esponjan el plumaje de sus colas, agitándolas vigorosamente para impresionar al enemigo. Luego su oponente hace lo mismo. Ocasionalmente, cuando ninguno de los «contendientes» cede terreno, realizan una «segunda vuelta» en la cual alguno resultará «victorioso» y el otro se alejará «derrotado».
Los partidarios de estas batallas fingidas argumentan que de esta forma, ninguno resulta lastimado, y que podrán «luchar» otro día. Los partidarios de la «contienda» panista parecen estar satisfechos de haber elegido a la mejor representante de su partido, quien los representará y «con la ayuda de Dios» los llevará al triunfo.
De esta forma se sigue repitiendo la farsa de que en México se cambian las autoridades, y son elegidas por los ciudadanos. En la realidad, los partidos políticos, sus miembros, sus líderes y sus representantes son quienes disfrutan las mieles de la bonanza y del poder ilimitado.
Mientras los mexicanos que si trabajan, que pagan sus impuestos y que se preocupan por el engrandecimiento de la patria, permanecen en la pobreza, la amenaza de muerte, y la sordidez ¿Cómo participa usted en esta farsa electoral?

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