miércoles, 17 de octubre de 2012

COLUMNA


La Jaula de Dios

Jesús Pintor Alegre

 El Día del Juicio, «por la tarde», parece una expresión hasta infantil en estos momentos de escepticismo y suficiencia humana, una expresión que estropea los parámetros de la supuesta inteligencia y la conciencia científica, agrede al coeficiente intelectual de los que dicen que saben y que se sumergen en ese mar de conocimientos que parecen muy elevados para un ciudadano común y corriente.

Sin embargo, la ciencia y la intelectualidad, se tropiezan entre sí por sus múltiples tentáculos, sus patas arácnidas, que hacen elipsis, y no dejan sino decir que en efecto, el Día del Juicio Final ha llegado, y se está haciendo tarde para ello, sólo es cuestión de dar una vuelta por la información que se generan en los medios.
A nivel nacional nos han dejado como la apertura a ese pueblo fantasmal que se avecina, con el caso de Heriberto Lazcano Lazcano, alias «El Lazca», quien pese a toda la faramalla circense orquestada desde las altas cúpulas del poder, al pueblo le quedó la duda de la autenticidad de la historia, en el que nos cuentan que el cadáver del capo, siguen sin encontrarlo.
Que tras haberse enfrentado en medio de un encuentro deportivo con las fuerzas celestiales de San Felipe de Jesús Calderón, sólo alcanzaron a tomarle unas fotografías, y el presidente de la República, comandante supremo del cielo infernal de Tenochtitlán, felicitó a su cuerpo de seguridad, por esos fuertes indicios de haber asesinado al narco más feroz y más buscado, no obstante, al rato se les escapó, como si en ello fuera implícito la frase mágica de «Lazka, levántate y anda».
Y en remedo al acto milagroso del nazareno, Lazka resucitó al tercer día y se elevó al reino de sus cielos. Y bueno, eso a nivel nacional, pero acá en Guerrero, resulta que teníamos al Diablo y no nos dábamos cuenta, que lo protegía la Procuraduría General de Justicia del Estado por el caso Ayotzinapa.
El Diablo había sido el único que había declarado en contra de la Policía Federal como que había sido esa corporación quien disparó en contra de dos estudiantes normalistas y los mató, el pasado y mal recordado 12 de diciembre del año pasado. Este Diablo, nuestro Diablo, se llamaba Jaime Galván Rodríguez. 
Hay que imaginar a los locos que buscaban hacer pacto con él para hacerse ricos, teniéndolo tan cerca en este sincretismo oprobioso, sólo había sido suficiente con ir a ver a la procuradora, Martha Elba Garzón Bernal, y pedirle que les diera chance de que El Diablo les hiciera un favorcito.
Pero ¡qué diablos!, tenía que nacer el antídoto en el mismo Infierno en que el Diablo era rey, y de acuerdo a la científica Procuraduría General de Justicia, su misma concubina lo mandó matar por 30 mil pesos, porque ese Diablo era muy celoso, la maltrataba y bueno, al final no resultó ser muy Diablo que digamos.
La ciencia de la Justicia guerrerense, tuvo que encerrarse para crear la historia y hasta en el monto del pago para cometer el homicidio, brinca: 30 mil pesos, como esas 30 monedas que Judas recibió al vender al Nazareno, sólo que las monedas del Judas antimesiánico, eran de plata, y los 30 mil de Garzón Bernal, de devaluados pesos.
Pero nos faltan sorpresas, pues Garzón Bernal ha ordenado que busquen al Hijo de El Diablo para corroborar con el ADN, que el cadáver muerto que encontraron, es efectivamente del rey de las Tinieblas, y esto, en verdad, se está poniendo de susto, pues resulta que en todo caso, quien busca la fuerza de inseguridad, digo, de seguridad estatal, es a la Bestia, el anticristo pues, como para encuadrar que los días finales se acercan.
La ciencia policial guerrerense, que no le pide nada a la nacional de Marisela Morales Ibáñez, pues con policías ministeriales en bola y abrazados uno al otro, anda metido en las fauces del último nivel del Infierno, y Martha Elba Garzón, de cierto, lleva a Cerbero de mascota, con su bozal para que no muerda a nadie, no vaya siendo que rompa con el equilibrio humano.
Y bueno, pues mientras las fuerzas del desorden, digo, del orden, hacen sus pesquisas científicas, hay que hacer oración, como haciéndole caso a nuestro diputado Elí Camacho Goicochea, pero esta vez, en estos tiempos de reformas, laborales o no, hagámosle una modificación a la original, así: «Padretuyo que estás en el suelo, endiablado sea tu nombre, aquí en el valle como en la sierra, no nos dejes caer en la honestidad, líbranos de la sobriedad, amén».

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