miércoles, 17 de octubre de 2012

COLUMNA


Re-elección y muerte 

Apolinar Castrejón Marino

 La historia de México es como una película que se escribió hace muchos años, tiene la fatalidad de que cada capítulo se repite fatalmente, y los actores de ayer son sustituidos por otros personajes de tiempos más recientes, pero condenados a representar los mismos papeles.

El primero en atentar contra el sagrado principio de no-re-elección por el cual murieron miles de mexicanos durante la revolución, fue el General Álvaro Obregón en octubre de 1926. La Cámara de Diputados y la de Senadores, en las que había muchos legisladores que tenían gratitud y simpatía por Obregón, aprobaron por mayoría simple la re-elección no consecutiva, abriéndole el camino para que regresara a la Presidencia. 
Qué fuerte debe ser haber tenido todo el poder y después no tener nada. Obregón se había ido a refugiar a «La Quinta Chilla» -así se llamaba su rancho- después de hacer sido Presidente de 1920 a 1924. 88 años después ¿Dónde se irá a refugiar Calderón ahora que termine su mandato de muerte?
Desde luego, Calderón ya ni intentó poner a discusión el asunto de su re-elección, pues sabe perfectamente  que cometió tantos errores en la conducción del país. 
Pero Obregón si se sintió con méritos suficientes para encabezar un segundo periodo presidencial. 
Su contendiente sería Pablo González, pero no representaba mayor obstáculo. Pero Carranza deseaba una sociedad gobernada por civiles, y lanzó la candidatura del embajador mexicano en Washington, Ignacio Bonillas, apodado «Flor de Té»; poco conocido en México.
En los discursos de su primera campaña, Obregón había hablado de la necesidad de un gobierno encabezado por hombres de corrientes liberales. No tenía un partido definido que lo representara en las elecciones, pero en marzo, el presidente del Partido Liberal Constitucionalista, Luis N. Morones le ofreció el apoyo decidido de su organización, y Obregón aceptó. 
Durante su mandato como parte de su proyecto de reforma social apresuró el proceso de pacificación nacional que inició Adolfo de la Huerta, con la repartición de tierras a los campesinos del Estado de México y Morelos. Restituyó el Ministerio de Instrucción Pública, que había suprimido Carranza en 1918, le puso por nombre de Secretaría de Educación Pública, y colocó a José Vasconcelos como Secretario en 1921.
Promovió las artes plásticos y apoyó a Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Enfrentó a la jerarquía católica, quienes pretendían modificar a su conveniencia los artículos 3, 5, 27 y 130 de la Constitución de 1917, que postulaban la educación laica, gratuita y obligatoria, la libertad de creencias, y pretendía obligar a los miembros de las iglesias a registrarse ante el gobierno. 
Al dejar el poder Obregón, asumió la Presidencia Plutarco Elías Calles, quien había iniciado le Guerra Cristera siendo Ministro de Gobernación durante el mandato de Obregón. Durante su gobierno, Calles trató de desintegrar al ejército, pues le restaba fortaleza ante el pueblo. 
También trató de desaparecer las organizaciones campesinas, que se oponían a su afán de disponer de las mejores tierras y cuerpos de agua. Estas acciones impopulares, obraron en beneficio de la figura de Obregón. Morones le volvió a ofrecer el respaldo de su partido, y Obregón volvió a aceptar.
Su campaña duró poco, y estuvo rodeada de atentados y ataques, pero en de julio de 1928, fue proclamado presidente para el período 1928-1932. Pero el 17 de julio de ese mismo año, durante una convivencia organizada en su honor por legisladores del Estado de Guanajuato fue asesinado por un joven fanático de nombre José León Toral. La re-elección se escribe con sangre.

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