martes, 21 de mayo de 2013

COLUMNA



Pleito de pitufos

Apolinar Castrejón Marino

“Los conflictos del PAN se deben tratar de manera interna. F. C. H.” fue el mensaje que circuló a través de los teléfonos celulares el sábado pasado, con motivo de la confrontación entre Gustavo Madero, Presidente Nacional del PRI y Ernesto Cordero, Coordinador de la “bancada” panista en el Senado, y Pres
idente de la mesa directiva de la “Cámara Alta”.
Pero usted no se aflija ni se afloje, pues ambos son “panuchos” con alma priista, o al menos así lo indican sus actitudes y su conducta. Verá que en una semana aparecen muy abrazados en las primeras planas de los periódicos, expresándose mutua admiración y “respeto”, y dándonos la seguridad de que “todo lo hacen por el bien de la nación”.

Así ha sucedido con los pleitos entre los “políticos” de Guerrero Manuel Añorve y Ángel Aguirre, quienes se dijeron de todo el año pasado, y ahora aparecen muy sonrientes, abrazaditos reconociendo que son primos, que son compadres, y que sobre todo, los dos son imagen y semejanza del PRI.
Manuel Añorve, quien es mejor conocido como “El Chuki” entre los guerrerenses, se enganchó en una guerra de declaraciones contra el actual Presidente Municipal Luis Walton, a propósito del desfalco del Ayuntamiento del puerto, atribuible al “Chuky”. Tanto “arguende” y ahí los tiene ahora, que aparecen estrujándose las panzas en fiestas y conmemoraciones, expresándose bienestar y camaradería.
A nivel nacional, Enrique Peña se esfuerza por parecer Presidente de México, y se ha mostrado magnánimo al tenderles la mano a “políticos” de la peor ralea como Rosario Robles y Marisela Morales. “Chayito”, expulsada del PRD por sus nexos con el delincuente argentino con nacionalidad mexicana Carlos Ahumada, quien presuntamente se dedicaba a las ramas de la minería, la construcción y el fútbol.
“Chela” fue Procuradora General de la República, y con esa boquita tan bonita que tiene, declaró que “…hasta hoy la procuración de justicia en México no está a la altura de lo que espera la sociedad, porque la institución ha estado sometida a un proceso de desgaste, que se debe en mucho a servidores corruptos, perfiles inadecuados del personal y sistemas informáticos obsoletos”. Y claro que estamos muy de acuerdo con la preciosa “chelita”, no’más queremos agregar que ella es la principal corrupta e inútil.
Volviendo al pleito de los “pitufos”, diremos que es histórico, y solo se trata de “panchos” que solo llegan a escupirse la cara y a rasgarse las medias. Gustavo Enrique Madero Muñoz es nieto de Evaristo Madero González, hermano menor de Francisco I. Madero, quien inició el movimiento armado conocido como la Revolución Mexicana, el 20 de noviembre de 1910.
Ernesto Javier Cordero Arroyo es hijo de Ernesto Cordero Galindo, un reconocido médico catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y de Graciela Arroyo, quien dirigió la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia de la UNAM. Y lo hizo tan bien, que ameritó que el 16 de Mayo de 2006, Marta Sahagún de Fox inaugurara un busto en su honor en la sede de la Secretaría de Salud. 
Gustavo es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, y ha “trabajado” en la Coparmex de Chihuahua. Ernesto es actuario egresado del Instituto Tecnológico de México. Tavo tiene una larga trayectoria en las filas del PAN, durante la cual se ha relacionado con los grandes líderes azules. 
Neto es amigo de Felipe Calderón, quien lo dejó como gancho en esta administración de Enrique Peña con la sana intención de seguir “metiendo su cuchara” en donde no lo llaman. Usted seguramente se acuerda como es de metiche ese chaparro pelón de lentes, que nos jineteó 6 largos años, y nos hundió en la pobreza.
Esto parece importante para Madero, porque los mexicanos tienen la impresión de que el gobierno sigue siendo panista, y se hace necesario quitar del escenario público la cara de un conocido títere del calderonismo. Pero como es tan torpe, solo ha conseguido lo contrario, sacando del clóset a los senadores que están vendidos con Calderón; y son 32 de 38.
Como para demostrar que por sus venas corre sangre muy mexicana, Ernesto Cordero está dispuesto a hundir a su partido, junto con él, y  así ¿Para qué quiere enemigos el PAN?

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