martes, 28 de enero de 2014

COLUMNA

Peregrina de Ricardo Palmerín

Apolinar Castrejón Marino

Peregrina de ojos claros y divinos
y mejillas encendidas de arrebol,
mujercita de los labios purpurinos
y radiante cabellera como el sol. 
 A la gente que tiene una historia que contar y que tiene sensibilidad, estos versos le deben poner la carne “chinita”. Se trata de la melodía “Peregrina”, que se atribuye al poeta yucateco Ricardo Palmerín.
  Tratase del gran amor surgido entre el gobernador de Yucatán Felipe Carrillo Puerto y la hermosa periodista norteamericana Alma Reed a raíz de unas entrevistas que realizaba la corresponsal del periódico New York Times, al joven mandatario y apuesto mandatario. 
 Peregrina, que dejaste en tus lugares: 
los abetos y la nieve, y la nieve virginal, 
y viniste a refugiarte en mis palmares 
bajo el cielo de mi tierra, de mi tierra tropical.

 Alma Reed llegó a Yucatán enviada por la fundación Institute Carnegie para hacer un reportaje en torno a los descubrimientos de la cultura maya que realizaba el arqueólogo Edward Herbert Thompson. Ya en la península, recibió instrucciones de entrevistar también al gobernador que estaba instrumentando las primeras medidas socialistas, con oportunidad y tino. 
Desde el primer momento de verse, quedaron flechados por un amor prohibido, pues el gobernador estaba casado con Isabel Palma, hija de una familia conocida y prestigiada de Yucatán.
Las canoras avecillas de mis prados 
por cantarte dan sus trinos y te ven 
y las flores de nectarios perfumados 
te acarician y te besan en los labios y en la sien. 
De manera discreta, los enamorados vivieron un romance de 2 años, y cuando no pudieron ocultar más su pasión, él se divorció de su esposa, y planearon casarse en California el 14 de enero de 1924.
En el clímax de su relación, el gobernador mandó hacer una canción especial a su amada. Encargó al escritor, periodista, poeta y político Luis Rosado Vega una canción que hablara específicamente de su amor. Cuando el bardo yucateco tuvo terminada su obra, le encargó al artista local Ricardo Palmerín que hiciera la música.
La pieza musical fue interpretada por primera vez en el Teatro, Casa del Pueblo durante el festival de la Ciudad de Mérida. Más tarde del mismo día, en un convivio en la casa del maestro Filiberto Romero, director de la Escuela de Música, un trio local le cantó a Alma Reed, la hermosa composición.
 En 1924 estalló la  revolución delahuertista. Carrillo Puerto siempre comprometido con las luchas populares, planeó embarcarse junto con tres de sus hermanos y seis amigos con rumbo a Nueva Orleáns para adquirir fusiles con los cuales enfrentar la lucha. 
 Pero fueron interceptados y detenidos el 5 de diciembre de 1923 en la isla de Holbox, en las inmediaciones de Quintana Roo. Fueron llevados a Mérida, encarcelados y enjuiciados. El 3 de enero de 1924 Felipe, con sus tres hermanos y sus seis amigos fueron formados en fila contra la pared del panteón municipal de Mérida. 
 Es de destacar que la lealtad hacia Felipe Carrillo Puerto llegó al grado que el pelotón de soldados yucatecos desviaron los disparos sobre sus cabezas para no matarlos. Esto irritó  al coronel Broca que de inmediato mandó fusilar a todos los miembros del pelotón, y para que el segundo pelotón sí los ejecutara.
Alma Reed fue avisada en San Francisco sobre la revuelta en México, y en poco tiempo se informó que su amado, había sido asesinado en calidad de mártir. 
Cuando dejes mis palmares y mi sierra, 
Peregrina, de semblante encantador, 
no te olvides, no te olvides de mi tierra, 
no te olvides, no te olvides de mi amor.
 El músico Ricardo Palmerín Pavia cuyo nombre quedó estrechamente enlazado con la canción Peregrina, falleció en la Ciudad de México, el 30 de enero de 1944.

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