martes, 26 de mayo de 2015

COLUMNA

Espionaje en Méx. 

Apolinar Castrejón Marino



Estaban sentados a la mesa de aquella taberna, tres hombres. Uno de ellos era comerciante de telas, el otro carpintero, y el tercero sepulturero.
Dijo el comerciante:
Hoy vendí una fina mortaja de lino en dos monedas de oro. Por tanto, bebamos todo el vino que nos plazca.
El carpintero, dijo por su parte:
Yo vendí mi mejor ataúd. Además del vino, que nos traigan las botanas más deliciosas.
Por no quedarse atrás, ofreció el sepulturero: 
Yo sólo cavé una tumba, pero me pagaron muy bien. De una vez, que traigan un suculento asado.
Aquella noche los tres amigos estuvieron muy contentos y a cada rato pedían más vino, y carne. 
Los tres amigos salieron de la taberna, casi al amanecer, cantando muy alegres. El tabernero y su mujer, parados a la puerta de la taberna, los miraban muy complacidos. La mujer exclamó, como un suspiro.

¡Ah! - ¡qué caballeros tan generosos y alegres! Ojalá que todos los días fueran así; nuestro hijo no tendría que trabajar de tabernero, y podríamos darle una buena educación.
Digamos que “El hombre es la medida de todas las cosas”, como dijo el filósofo griego Protágoras, aunque hay algunos que de plano exageran como el patán ese que cobra como “consejero presidente” del Instituto Nacional Electoral, quien no tiene ni tantita vergüenza de que lo hayan sorprendido burlándose de los indígenas, y de la gente que acude al INE.
Y todavía, muy indignado, dice que acudió a la Procuraduría General de la República a presentar una denuncia “…contra quien resulte responsable” por el delito de espionaje. Y también ha ofrecido declaraciones a la prensa, radio y televisión, diciendo que se trata de desacreditar al INE, y que eso lo tiene muy preocupado. 
Que alguien le día a ese tal Lencho Córdoba “No mames cabrón”, el espionaje en México es cosa de todos los días. ¿No sabrá ese cínico ladino, que el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), la Policía Federal, y la Secretaría de la Defensa Nacional se dedican tranquilamente a espiar, sin que nadie los perturbe?
Su trabajo es precisamente “dar seguimiento”, que significa, interceptar y espiar a los “enemigos” del gobierno. El 4 de febrero del 2013 el diario The New York Times, publicó copias de 5 contratos de compra de equipo de espionaje japonés, especial para intervenir comunicaciones y mensajes de teléfonos celulares por alrededor de 5 mil millones de pesos.
Se trata de equipo capaz de realizar monitoreo de e-mail, intercepción de voz, intervención de audio ambiental, y monitoreo de micrófonos. Un contrato firmado por $2 mil millones de pesos ampara la adquisición de equipos que pueden hacer extracción de SMS y MMS, intercepción de voz, y extracción de mensajería instantánea.
Todo es tecnología de punta, para ubicación de GPS, información de la tarjeta SIM, acceso a lista de contactos, sistema de archivos, y registro de agenda. El 4 de febrero del 2013 el gobierno de Estados Unidos se opuso al nombramiento del general Moisés García Ochoa, como titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), a quien tenían plenamente identificado por compras millonarias de equipo de espionaje.
El 16 de julio de 2012, Aristegui Noticias publicó documentos de la compra de “software” capaz de realizar la extracción de información de celulares. Y el 4 de enero de 2013, el diario NYTimes denunció que el Gobierno federal vía Sedena compró 5 mil mdp en equipo para espionaje según contrato por 200 millones de pesos por un sistema de designadores electromagméticos de señales satelitales de telefonía celular. 
Un cuarto contrato, ampara la adquisición de “ocho estaciones remotas móviles de radio comunicación y sistemas de inteligencia”. Y un quinto contrato, la compra de equipos para la segunda y tercera fase del sistema de inteligencia regional para incrementar las capacidades de las S2 (INTL) E.M.D.N.
En otra ocasión les hablaremos del software más utilizado, el SpyPhone, y otros programas de espionaje de celulares como SpyBubble, Flexispy, Mobile Spy o CallTrack, que solo cuestan entre 300 y 600 dólares. Y como contratar a personas que ocuparon diferentes cargos en las áreas de “inteligencia” y también trabajan de forma particular, dedicándose al espionaje honradamente.

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