viernes, 21 de agosto de 2015

COLUMNA

El costo de la lectura en México

Apolinar Castrejón Marino


La gente cree que los servicios educativos, y todos los programas de apoyo y compensatorios de la educación son gratuitos. Nada más alejado de la realidad. Veamos el caso de los más caros: la Internet y la lectura.
Les preguntamos a 100 personas entre jóvenes y adultos, si creen que la Internet es gratuita, y 99 nos contestaron que si lo es. Les aclaramos que para hacer uso de Internet, necesitamos una computadora personal (PC), una Lap-top, una tableta digital o un teléfono.

Las computadoras de escritorio y todos sus periféricos y consumibles cuestan un promedio de mil pesos, una Lap-top, requiere un desembolso de 600 pesos, y una tableta cuesta 800 pesos en promedio. Los teléfonos con acceso a Internet son de costos muy variados, pero ninguno menos de 500 pesos.
Cualquier tipo de dispositivo requiere energía eléctrica, tasada a razón de 86 centavos de Kilowatt-hora, y conectarse durante 4 horas en promedio diario; lo cual hace un total de 1500 pesos anuales. Y tener Internet en casa cuesta a razón de 2500 pesos mensuales.
Hasta aquí, es claro que Internet no es gratis. Ahora veremos el caso de la lectura. La gente está completamente segura que es gratuita. Pero les aseguramos que no hay nada más caro. En torno de esta actividad se manejan inmensas sumas de dinero, al grado que el Director General de Bibliotecas, Fernando Álvarez del Castillo se embolsó tranquilamente 350 millones de pesos.
Desde luego que no podría haberlo hecho solo. Sus compinches fueron el coordinador nacional de Innovación del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Luis Jáuregui Nares, y Jorge Aurelio Ochoa Morales, Director de Administración, de ese organismo. 
Héber López Cano, y Consuelo Sáizar, con diferentes cargos en la Dirección General de Bibliotecas del Conaculta. Así como César Alberto Roque López, y el apoderado legal, Erick Herzain Torres Mulhía. 
En el año 2012 presentaron un proyecto llamado Cerebros Digitales, para digitalizar música, fotografías, literatura y cine.  De manera directa (sin concursar) el trabajo se adjudicó al Fondo de Fomento y Desarrollo de la Investigación Científica y Tecnológica (Fondict) de la Universidad Autónoma del Estrado de Mexico.
Las autoridades han encontrado que la base digital pagada al Fondict en 53.5 millones de pesos, en realidad tenía un costo de sólo 577 mil pesos. Un acervo que había sido donado, pero la universidad mexiquense, la pandilla de Álvarez del Castillo lo cobró en 9.3 millones de pesos.
El Director General de Bibliotecas trató de justificar los contratos directos por la supuesta experiencia del Fondo, cuando lo real era justo lo contrario: en ocho tareas que le encomendaron, todas las subcontrató a las empresas Impactel S.A. de C.V., Grupo Exicable y Siayec S.A. de C.V.  

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