lunes, 7 de septiembre de 2015

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista

ISAÍAS GASPAR DONJUAN
-Artista especializado en Repujado-
En el barrio de Xalpa, en Galeana 53 de Zumpango del Rio, radica nuestro amigo Isaías Gaspar Donjuan, consumado artista quien se ha consagrado como hacedor de bellísimas obras elaboradas en el arte del Repujado. 
Antes el lugar de su establecimiento se llam
ó “Las Olas Altas”.
Lo admirable del joven artista guerrerense es que todo su trabajo lo realiza con la mano izquierda debido a que hace años, en un accidente de trabajo (era operador de maquinaria pesada) perdió el brazo derecho en un accidente.

Ana Elia Torres Rolón, originaria de Colima es su esposa con quien contrajo nupcias en el santuario de Juquila, Oaxaca y con ella comparte su amplio taller en los que diariamente elabora exquisitas obras de arte que ya circulan en varios países de Latinoamérica.
Ello obedece a que el artista guerrerense hace algún tiempo ganó un concurso que se hizo por facebook, con sede en Venezuela y desde entonces muchos latinos comenzaron a adquirir sus obras en otros países.
Es conocido como “El Pituso”, sobrenombre que le colocaron sus compañeros artistas “por travieso”, dice él y fue confirmado por sus paisanos.
El 6 de julio de 1970 es cuando Isaías vino al mundo; y desde hace 45 años el joven talento del sur se ha desplazado por diversas actividades. Don Demetrio Gaspar Salmerón (qepd) fue su papá y es su mamá la señora Amalia Donjuan Pastor.
Se dedicó al repujado, un arte que requiere de mucha paciencia, según opina, debido a que el 21 de diciembre de 1997 sufrió un accidente en Playa del Carmen. Un año después observó en Chilpancingo a una maestra que estaba haciendo repujado y le pidió que le enseñara.
Tomó solamente dos clases porque inexplicablemente se cerró el taller e Isaías, por medio de revistas y libros se percató a detalle de cómo se lograban hacer figuras en relieve y de esa manera comenzó su quehacer que lo ha ubicado en prestigiados sitios dentro del arte latinoamericano.
Antes de ser operador de maquinaria pesada trabajó en el palacio de gobierno de Chilpancingo como auxiliar de Contabilidad, y durante unas vacaciones, cuando se construía la autopista México-Acapulco consiguió trabajo en una constructora y se inició como operador de tracto-camiones hasta llegar a dominar el trabajo de maquinaria pesada, pailoder, retroexcavadoras, Yucle, trascabo, etcétera.
El repujado es fácil de aprender, lo que se requiere, insiste, es mucha paciencia y práctica hasta lograr realizar las bellas obras de arte que él hace. Se ha especializado en el relieve de figuras de Tlacololeros y en la actualidad está aprendiendo otras técnicas con su nueva maestra.
“Mi accidente fue una desgracia con suerte”, dice al recordar el percance en playa del Carmen, de donde fue trasladado a Cancún y enseguida a Mérida. Al paso de un año de lo ocurrido el arte le llamó la atención y “fui sacando el artistas que llevo dentro y aquí vamos, haciendo nuestro trabajo”, dice nuestro muy cordial y atento amigo Isaías.
Su trabajo se puede localizar en facebook (Isaías Gaspar). Mientras tanto en su taller se observan entre sus obras un San José, en repujado y colocado en la parte central de una pared, lo mismo que una virgen de Guadalupe, pintada en un costal de ixtle del ajuar que usan los tlacololeros y un San Miguel Arcángel.
“Falta más promoción y más difusión a lo que es el arte”, nos dice, pero sobre todo “más apoyo económico a quienes nos dedicamos a realizar una artesanía que ya es admirada por todos lados”.
“Hace falta que nos tomen en cuenta en las expo-ventas que van fuera de Guerrero”. De manualistas y artesanos de Venezuela ha recibido dos importantes reconocimientos en unos concursos llamados “Desafíos”, uno de ellos de Primer Lugar por su trabajo elaborado en Servilleta Alemana.
Debido a que le fue imposible conseguir papel especializado en el diseño exigido, “le metí papel de regalo y un hulito, que es un guaje, un bule pequeño. Lo partí y lo metí como florero, con unas maripositas y con ese obtuve el primer lugar, porque fue algo no visto en Venezuela, que desconocen lo del guaje”.
El lugar donde se localiza su taller se llamó en Zumpango del Río, hace muchos años, “Las Olas Altas”, que era el nombre de una cantina muy famosa.
Desde este sitio logra verse en toda su maravillosa amplitud el cerro Grande, o cerro “de la chuparroza”, como le llamaban los antiguos al cerro que señala el asentamiento azteca de Huitziltepec. 

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