viernes, 18 de septiembre de 2015

PRIMERA PLANA

Entre la brutalidad y recuerdo
de libertad, viven los de Cocula

Jonathan Cuevas/API.COCULA, GRO.--El estruendo provocado por un verdadero cañón de la Independencia de México y los garrotazos de “la malinche” a la gente del pueblo, hacen olvidar por momentos la difícil situación de inseguridad que se vive en esta municipalidad, región norte, donde los ciudadanos han sido víctimas del crimen organizado mediante asesinatos, secuestros y desapariciones forzadas.

Los festejos conmemorativos al inicio de la independencia de México, en Cocula son singulares. Aunque parecen actos violentos, representan realmente la guerra iniciada con el “Grito de Dolores”, aunque a la vez muestran el momento de la “conquista” de los españoles en tierras mexicanas.
Es una de las principales festividades del pueblo y se celebra cada 16 de septiembre, un día después del “Grito de Independencia”. 
Hay personas vestidas de apaches comandadas por un general montado en caballo y, “la malinche” que es una mujer que da valor a los mexicanos (apaches) para hacer frente a los españoles. El pueblo (gente vestida de civil que acude a presenciar la representación), participa como “los españoles” y se enfrentan con palos y machetes a los apaches o indios. 
Los indios usan penachos, capas, taparrabos y huaraches, todo en color rojo. Algunos llevan una imagen de la virgen de Guadalupe en la frente, sobre el penacho. En su abdomen plasman los colores de la bandera mexicana y escriben: ¡Viva México!. Unos cuantos se pintan el rojo con los colores patrios. 
El general va montado en un caballo con un traje tipo militar, azul. Un sombrero con tres plumas en colores verde, blanco y rojo, y le pintan una larga barba y bigote. Según algunos pobladores, el general no representa a ningún héroe de independencia, o tal vez a todos pero a nadie en específico. 
“La Malinche” representa a una mujer de agallas, ruda, que da valor a los indios, pero tampoco es una líder aunque todos los indios la siguen golpeando al pueblo (españoles). La explicación que dan, es que no hay un líder en especial.
Pero afuera del Ayuntamiento se instala un templete donde hay niños sentados, vestidos de los héroes de independencia, que solo observan y no participan en la batalla campal. Están el cura Miguel Hidalgo, Vicente Guerrero, doña Josefa Ortiz de Domínguez, José María Morelos y Pavón, y varios más.  
Todos están sentados del lado derecho del templete mientras que del lado derecho se sientan las autoridades actuales de Cocula (el cabildo) y la reina de los festejos patrios.     
Esta es una representación fusionada entre la conquista española al pueblo azteca y la guerra de independencia, motivo por el cual aparece la malinche y los héroes de independencia, aunque éstos últimos solo observan desde un templete la guerra, mientras que la malinche es quien encabeza la batalla.        
La batalla… 
El inicio de la guerra se da cuando aparece la Malinche, que en este caso, es quien da el grito de independencia. Todo se desarrolla en la plaza central del poblado. Ahí, la malinche seguida por los aztecas inician tres recorridos alrededor de la plaza principal golpeando con palos y machetes a los españoles o “gachupines” (el pueblo).  
Previo a la aparición de la malinche, la gente baila al son de la tambora y bandas de chile frito. Algunos lo hacen en círculos y otros solo danzan. En ese instante todo es algarabía. Hay, además, decenas de personas (españoles) tronando cuetes que colocan en varas largas y, danzan mientras éstos detonan.  
Cuando se inicia el recorrido, justo frente al Ayuntamiento municipal, el general abalanza su caballo contra la gente del pueblo y muchos corren despavoridos. Los cuetes no dejan de tronarse en ningún momento y, la malinche empieza a caminar buscando víctimas a las que les da toletazos de forma real, con todas sus fuerzas. 
En tanto, los aztecas disputan batallas de uno a uno contra la gente del pueblo que decide participar representando a los españoles, pero sin previo ensayo. Así, aztecas y españoles realizan una guerra a espadazos; los indios usan machetes y los españoles palos de color rojo. La batalla termina cuando el español clava la vara en el abdomen del indio o, el azteca da un cachazo en los glúteos o espalda del gachupín. Así, los combatientes van en busca de un nuevo contrincante.
Y a pesar de los fuertes golpes que se dan, todo se traduce en risas, convivencia y retos entre gente del propio pueblo, aunque acuden también como espectadores personas de otros municipios o pueblos. Algunos incluso deciden participar como españoles. Durante los recorridos también hay un abundante consumo de alcohol, principalmente cerveza y tequila.         
El niño… 
Según algunas personas, la principal arma utilizada es un cañón miniatura que José María Morelos y Pavón habría dejado en tierras de Cocula, durante los tiempos de independencia. 
Los habitantes de Cocula cuentan que el cañón fue utilizado por Morelos cuando los españoles intentaron atacarlo por el lado sur desde Acapulco, mismo a que el propio general llamó “el niño”, debido a que por ser un cañón mucho más pequeño que los demás, podía trasladarlo de un lugar a otro.
“Se cree que este cañón fue escondido en un paraje conocido como Tierra Colorada aquí en Cocula y Morelos lo dejó a su paso por estas tierras. Entonces una persona que andaba arando en ese paraje, lo sacó y lo regaló al Ayuntamiento”, relató el profesor Alcibiades Ramírez Chávez, ex presidente municipal. 
El cañón no está protegido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a pesar de su antigüedad, sin embargo, los pobladores firman que no estarían dispuestos a entregar el cañón a alguna autoridad, ya que es un símbolo de su festividad, actualmente. 
Y es que esta verdadera arma es utilizada año con año por quienes caracterizan a los españoles. Es protegida y detonada durante los festejos, con pólvora y bolas de periódicos, para no poner en riesgo la integridad de los protagonistas o espectadores. Sin embargo, las detonaciones que se hacen con este cañón son realmente ensordecedoras. “El Niño”, es como una joya para el pueblo de Cocula. 
Esta arma es disparada cuatro veces por cada vuelta que se da a la plaza; incluso, con el primer estruendo inician los recorridos y, el acto (guerra) termina cuando los españoles esconden el cañón en algún lugar del pueblo. Cuando los aztecas logran encontrarlo, la guerra se declara terminada, por lo tanto, durante los recorridos el cañón es fuertemente protegido por la corpulencia de algunos jóvenes que caracterizan a los gachupines.
Entre la guerra de fantasía y la real… 
Este acto parece hacer sonreír y divertirse a los pobladores de Cocula. Es como si por este día, se olvidaran por completo de la violencia que desde hace ya varios años los ha aquejado, producto de la fuerte presencia de grupos del crimen organizado.  
Especialmente el último año, el municipio de Cocula ha sido observado a nivel internacional por el caso de los normalistas de Ayotzinapa que fueron perseguidos, agredidos brutalmente, asesinados y desaparecidos en Iguala, municipio vecino, el 26 de septiembre del 2014. 
En el caso de los 43 jóvenes desaparecidos, según la Procuraduría General de la República (PGR), fueron incinerados en el basurero de Cocula, motivo por el cual, organizaciones sociales, investigadores, así como medios de comunicación nacionales e internacionales, han sacado a la luz pública  un sinfín de hechos violentos que han aquejado a Cocula.
En tanto, los pobladores permanecen hundidos en el miedo aunque muchos reconocen la fuerte presencia de grupos criminales que se dedican a vender y transportar droga, así como cometer secuestros, asesinatos y desapariciones forzadas. En Cocula ha habido incluso casos masivos de desapariciones de personas. 
Ante esto, las festividades tradicionales o las costumbres de la gente, han cambiado. Según cuenta el maestro Alcibiades Ramírez, hay eventos que se han tenido que suspender debido a la delincuencia. 
“Ha decaído esto porque hay gente que ya no quiere venir a Cocula pensando que Cocula es un lugar con una situación muy difícil, y pues fuimos reconocidos a nivel mundial, pero conocidos por lo malo, no por lo bueno”, reclamó. 
Pero aprovechó para aclarar que la gente mala no es de Cocula, sino que ha llegado a intentar dominar a la gente para hacer fructíferos sus actos ilícitos. “Cocula no es de gente mala, no somos nosotros, sabemos aquí quien es uno y quién es el otro”, agregó, pero subrayó que la situación no solamente se vive así en este municipio, sino en todo el país. 
El maestro lanzó un llamado a los tres niveles de gobierno para que “se pongan las pilas”, principalmente al Gobierno Federal que es el actual encargado de la seguridad en la región, afirmando que la clase trabajadores está siendo la más afectada en esta disputa entre grupos delincuenciales por el territorio y el poder, ante la inoperancia de las autoridades. 
Hoy en Cocula patrullan decenas de policías federales y elementos de la Gendarmería Nacional, sin embargo, la gente sigue sin sentirse segura y, muchos ciudadanos ven lejos que pueda llegar la paz. Incluso, los ciudadanos como el maestro Alcibiades advirtió que si el gobierno no da seguridad, no sería una sorpresa que la gente empezara a auto-defenderse con un levantamiento armado mediante algún sistema de policías comunitarias. 
Es preciso mencionar que en Cocula ya hay policías ciudadanas; los pueblos de Nuevo Balsas, Real del Limón y Atzcala son vigilados por sus propios pobladores, armados. Es una zona donde opera el grupo criminal conocido como La Familia Michoacana y, donde está asentada una mina de la cual la empresa canadiense Media Luna, extrae oro. (API).

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