viernes, 19 de febrero de 2016

COLUMNA

Los trompos de nuestro lenguaje 

Apolinar Castrejón Marino
 Los tropos son formas figuradas del lenguaje, que utilizamos para adornar lo que decimos, o para hacernos más entendibles. Su uso es muy común en la poesía, en una forma que se llama metáfora: 

“El oro de sus cabellos” equivale a decir que sus cabellos son rubios y dorados. “Un soldado en cada hijo te dio” significa que los mexicanos estamos siempre dispuestos a luchar por nuestro país.
Inadvertidamente utilizamos metáforas y otras formas figuradas llamadas sinécdoque, metonimia y analogía en nuestras expresiones cotidianas. Cuando decimos “un vaso de agua” estamos nombrando el contenido, por el continente, es decir;
Los vasos son de cristal (y de algunos otros materiales), y ocasionalmente, contienen agua. Cambiamos la expresión que se refiere a un vaso de cristal que tiene agua en su interior ¿Por qué hacemos este cambio? Primero, por ahorrarnos palabras, y segundo, porque creemos que los vasos siempre son de vidrio, y contienen agua.
También acostumbramos decir cosas como “Rápido como el rayo” para decir de alguien es muy veloz ¿Por qué decimos esto? Por adornar nuestra expresión, o para acentuar lo que decimos. A esto se le llama analogía. Creemos que el rayo es lo más rápido.
Pero hay personas que abusan, como doña Mercedes Calvo, esposa del gobernador del Estado de Guerrero, quien dice barbaridades como esta: “Unicef está muy preocupado por la situación de los niños de nuestro estado”. Y luego agrega: “Unicef nos encargó que mejoremos las condiciones de los niños….”.
Como usted sabe, la UNICEF es el fondo de las naciones unidas para los niños en situación de emergencia (United Nations International Children’s Emergency Fun), y la señora calvo, se expresa al referirse a tal organismo, como si fuera una persona, cuando la regla aceptada hasta en la política, es que cuando se refieran a una organización, deben mencionar al directivo o titular, para que tengan cierta credibilidad. O el mismo gobernador, su marido que hace unos meses dijo: “México está muy interesado que cese la violencia” ¿Capta usted?
La sinécdoque consiste en designar una cosa, con el nombre de otra, con la cual tiene apenas alguna relación o inclusión: se suele nombrar el todo por la parte; la materia, por el objeto; la especie, por el género; el singular, por el plural; y lo abstracto, por lo concreto (acero, en lugar de espada; brazo, en lugar de trabajador; y hombre, en lugar de género humano).
La metonimia consiste en evitar el uso de la palabra formal y connotativa, de un objeto o sujeto, y sustituirla por otra, con la que esté íntimamente ligada: “Se comió dos platos de sopa”, “El balón ser anidó en la red”. Finalmente, la analogía, es una relación de semejanza entre cosas distintas. Es un procedimiento lingüístico muy retorcido para encontrar semejanzas, donde no las hay.
Tan retorcido como la mente de Enrique Peña, quien ha impulsado “reformitas” constitucionales y con ello pretende parecerse al gran reformador Don Benito Juárez. A últimas fechas cometió el gran disparate de llamar al Papa Francisco como el Papa reformador. 

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