COLUMNA

La nueva enfermedad del Phubbing 

Apolinar Castrejón Marino
Además de todo el catálogo de enfermedades que nos aquejan, ahora estamos a merced de un nuevo padecimiento, que afecta a niños, jóvenes y adultos por igual. Es incurable y progresiva, y en algunos casos puede ser mortal.
Esta enfermedad se llama Phubbing, expresión formada por las palabras inglesas phone y snub, que significan teléfono, y desairar o menospreciar. 
Atenta contra las parejas, los grupos de personas, y la sociedad en general y se manifiesta en la desatención a la que sometemos a la gente, por estar utilizando el teléfono celular.

Puede ser en una reunión con la familia, o la pareja, cuando se pretende conversar, departir e intercambiar información e ideas, y en vez de eso, alguien se entretiene viendo cualquier cosa en su teléfono.
O en reuniones con amigos o en fiestas, las cuales se realizan para alternar, convivir, o divertirse en conjunto, y no falta alguien que se dedica a operar su teléfono celular, alterando la armonía del grupo.
Desde luego no hay una legislación que obligue a las personas a conducirse de determinada manera, pero hay una serie de convencionalismos para conducirse con cortesía y gentileza hacia las demás personas, para que también ellas nos traten con respeto y corrección.
El Phubbing, es un desprecio manifiesto hacia las personas. El doctor en conducta y humanidades, Cuauhtémoc Borges Aguilar, expresa que muchos individuos sufren una necesidad compulsiva por estar comunicados. Es real cuando se trata de un alto funcionario o un empresario muy importante, que deben atender asuntos sustanciales todo el tiempo.
Pero hay mucha gente de nuestra familia, de nuestro trabajo o de nuestras amistades, que tienen la misma importancia que nosotros, y entonces no hay tal necesidad, solamente el mal hábito de estar siempre con el teléfono, hurgando en las “redes sociales”, lo cual puede llegar a ser tan adictivo como el consumo de cigarrillos.
En términos de interacción social, el Phubbing ocasiona la despersonalización del individuo, y limita la comunicación con la clase social a la que pertenecemos. Los individuos que se han vuelto adictos a Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp, u otras “redes” se trasladan a vivir en un mundo de fantasía, construyéndose una personalidad ficticia, y atractivos y cualidades que no posee.
Por su parte, el neurólogo Guillermo Van Wielink, advierte que las consecuencias de pasar tanto tiempo con el teléfono celular, puede ocasionar graves problemas físicos, como desgaste de la vista, debido a la intensidad de la luz que emiten, y que puede provocar dolores intensos de cabeza (migraña). También podemos sufrir lesiones en los músculos del cuello, de la espalda y las muñecas, al pasar mucho tiempo en una posición anormal del cuerpo.
El experto en neurología advierte que los niños adictos al teléfono celular dejan de crecer en su inteligencia social, y que les es muy difícil entablar una conversación con otros individuos. Además, tienen problemas de déficit de atención, la cual les provoca un bajo desempeño escolar.
Finalmente, mencionaremos la aterradora estadística de que en lo que va del año, han muerto más de 300 personas en México  por ir caminando por la calle entretenidas con su teléfono, sin advertir la proximidad de un automóvil, o un agujero en la banqueta. También hay  otros accidentes menores como pisar una tabla con clavos, una botella rota, o un cable con electricidad.

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