martes, 29 de noviembre de 2016

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista
 

EL CHIVO
Don Andrés Ortega Casarrubias, es de esos muchos personajes que abundan en Guerrero y que a riesgo de su propia vida y prácticamente a cambio de nada han puesto muy en alto el nombre del estado y el suyo lo escribieron con letras de oro en la historia del pueblo donde se les admira y se les quiere.
EL CHIVO
Don Andrés Ortega Casarrubias por iniciativa propia se convirtió en celoso celador de las preciosas grutas de Juxtlahuaca a las que internacionalmente hizo famosas porque recibió la visita de ilustres personajes de otros países, varios de ellos embajadores o dueños de alguna heráldica prestigiada y los guió con su habilidad maestra por las cavernas que él fue descubriendo.

EL CHIVO
Don Andrés Ortega Casarrubias fue, como les dicen ahora despectivamente a los estudiantes de la Escuela Normal “Raúl Isidro Burgos” de Tixtla, “ayotzinapo”. Pero también fue médico y curandero (él decía que era “práctico en medicina”) en pueblos de la intrincada montaña guerrerense adonde llevó el alivio. Por allá conoció a quien sería su bellísima esposa a quien bautizó como “Dominga”, habiendo procreado varios hijos, a cual más dinámico e inteligentes como sus ilustres padres.
EL CHIVO
Don Andrés Ortega Casarrubias, el 27 de diciembre de 1992, fecha en que por segunda o tercera vez lo entrevistamos, al preguntarle por qué cambió el nombre a la madre de sus hijos si en realidad es Judith pero él le puso Dominga, con su característica picardía nos explicó que cada domingo venían de las cuadrillas a Colotlipa grupos de campesinos que él curó en su tiempo y los invitaba a almorzar en su domicilio. Después de comer en su medio español y dialecto, agradecidos querían pagar el alimento y le decían a su mujer: Pague doña Jodí, pague doña Jodi…
“Y le digo: Mira, ya muchos te jodieron y yo tengo la culpa. Endenantes, le digo, te jodieron seis. y los seis te dijeron pague doña Jodía, pague doña Jodí. Le digo, ahora ya no te voy a decir Judith, para que no te digan Jodí, te voy a decir Dominga, así cada domingo te doy tu cuelga y tu abrazo. Y que le pongo Dominga, y hast la fecha”.
EL CHIVO
Don Andrés Ortega Casarrubias tenía una memoria de Chivo. Hacía 12 años que lo había entrevistado y cuando llegué nuevamente a su casa del poblado der Colotlipa en el 92 y me recibió en su recamara subido en su cama, porque le habían amputado las piernas por la diabetes, extremidades que cubría con un sarape, me dio la bienvenida llamándome por mi nombre completo y diciéndole su esposa: “Ándale Domingo, tráele un silla al periodista para que se ensille”. Un hombre sorprendente que descubrió muchos salones de la Gruta de Juxtlahuca y enseñó a sus hijos e hijas a guiar a los visitantes y a enseñarlos respetar estalactitas y estalagmitas, sobre todo las pinturas rupestres de los Olmecas las que antes la gente les decía “Los Apaches”.
EL CHIVO
Don Andrés Ortega Casarrubias será objeto de un homenaje por parte de Juan Sánchez Andraca quien dedica una edición de su periódico mural “Así Somos” y la presentación del mismo será el 30 de noviembre de 2016 a las diez y media de la mañana en el centro de Colotlipa, en la cancha de basquetbol. Juan Sánchez Andraca es ahora jefe del Departamento de Extensión Educativa. Están todos invitados y de paso podremos convivir con nuestros excelentes amigos Enrique y Andrés, los hijos de don Andrés y… sabido es que “hijo de chivo, chivito”…. Nos vemos en Colotlipa…

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