lunes, 24 de julio de 2017

ARTÍCULO

Apango: ¿Quiénes extorsionan?
Edilberto Nava García
Aquí a las orillas de la cabecera, en la faldita del vigilante, Quiautepec, se escucha por las mañanas el eco del canto de las chachalacas. Si, el eco, porque cantan en las barranquillas, a unos pasos de los patios del Colegio de Bachilleres, por lo que sin aludir a quien dijo “Cállate chachalaca. . . “creemos los ciudadanos de Apango y del vapuleado municipio Mártir de Cuilapan que nos asiste el derecho a defendernos de cuantos han hecho eco de las denuncias, sin prueba alguna, por parte de la alcaldesa Felícitas Muñiz Gómez, quien ante el problema político que enfrenta ha perdido los
estribos.
Señala que en su pueblo hay extorsionadores desde hace veinticinco años. Quizá se refirió a su padre, quien se adueñó del predio donde desmantelaron el comedor comunitario, mediante presiones legaloides, burlándose y con amenazas de encarcelar a la humilde viuda de don Pascasio Zacarías García, la despojó de ese predio. El hecho es del conocimiento público. Y sin embargo eso es ya historia, o como el predio que perteneció a la escuela primaria Federico Encarnación Astudillo, que no tiene salida a calle alguna, precisamente porque pertenecía a dicho plantel. Ahora está escriturado la familia Muñiz Gómez; o de la forma en que el difunto papá de la alcaldesa se hizo de una tierra de labor de don Martín González Del Moral. En Apango, pues, nos conocemos entre sí casi todas las familias.
Empero la repudiada alcaldesa, en su defensa, acusa, señala, difunde que la extorsionan, pero jamás ha señalado quién es el personaje que le ha pedido un peso para permitirle gobernar. Una cosa bien distinta es que un movimiento social se haya organizado para impedir su toma de posesión, porque desde el día de la elección se supo que nuevamente pagó votos hasta por mil pesos en Zotoltitlán, durante la noche del sábado y madrugada de aquel domingo comicial. El caso es que de esa comunidad, la más cercana y más poblada del municipio, se organizó a quienes atacaron con palos, piedras y hasta con armas de fuego a los inconformes en plantón, desintegrándolo. El hecho se dio después de haberle tomado protesta a hurtadillas a la alcaldesa. Hay muchos agravios y agraviados.
Que le balearon su domicilio. La señora presidenta acusa allá, y nos llega aquí como el eco del canto de las chachalacas referidas. Es falso. Sí le pintaron con letras bien visibles: Chita, rata. Y eso ahí permanece, no se borra y nadie puede desmentir. Que se llevaron hasta las cucharas del comedor comunitario y a pesar de que el hecho se dio a la hora de la comida, lo cierto es que ningún hambriento saciaba su apetencia ahí. Estaba solo, porque se había convertido en un comedor familiar, no comunitario. Que se llevó a Chilpancingo a toda su familia la alcaldesa, ha de ser porque considera que le falta autoridad municipal a Chilpancingo, ya que en Apango ningún miembro de su familia ha sido tocado en su persona; nadie la empujó ni la corrió. Emigró por iniciativa propia aferrada al presupuesto. Se fue con todo y su ambición.
Que la extorsionan exigiéndole diez millones de pesos y señala que igual que a José Guadalupe Rivera Ocampo, ex alcalde, a quien sucedió en el cargo, sin embargo el referido no ha respondido una palabra, lo que indica la falsedad de la alcaldesa. No, los extorsionadores son otros. Y sepan estimadísimos lectores. Que el diputado Ricardo Mejía Berdeja y el dirigente estatal de Movimiento Ciudadano, Luis Walton Aburto que haciendo eco y vociferando cual chachalacas de cuanto dice la alcaldesa, deben ser quienes la extorsionan. Ellos deben estarse llevando su tajada presupuestal de Mártir de Cuilapan. Hasta una caricatura le hicieron ya a Walton Aburto, en la que lo exhiben como perdedor de esas tajadas si rueda la cabeza de la alcaldesa. Los agraviados de Mártir de Cuilapan también podemos suponer y apuntar a ellos como los extorsionadores, pues son personas que no dan paso sin huarache. Conociéndolos -uno de ellos está considerado uno de los más corruptos-, es más probable que ellos sean los extorsionadores y lo evidencia su marcado interés por defender a quien ejerce un comprobado nepotismo penado por la ley. La defensa que con trinchi en ristre hacen de la corrupta edil no es gratuita. De ninguna manera son extorsionadores los integrantes del movimiento que por la vía legal han solicitado e insisten con la ley en la mano, la revocación de mandato de quien ha cometido latrocinio rapaz de los fondos municipales y caído en un cinismo que nos avergüenza a la mayoría de los habitantes de Mártir de Cuilapan.
Finalmente conviene aclarar que los plantonistas no aspiran a la santidad, no son personas sin mácula ni se parecen a quienes dándose golpes de pecho, que van a la liturgia y al trasponer las puertas o el atrio se olvidan de “Amaos los unos a los otros como yo los he amado” y erigiéndose en salvados, se arman y murmuran: a chingar, que atrás vienen chingando. De ahí que ninguno tenga expediente en el Vaticano en espera de dictamen del alto cuerpo cardenalicio para la beatificación.

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