martes, 8 de agosto de 2017

ARTÍCULO

La Caída de Tenochtitlán
Apolinar Castrejón Marino
Los políticos mexicanos de cualquier partido, deberían recordar que el 13 de agosto de 1521 aconteció la caída de Tenochtitlán ante las tropas de Hernán Cortés, para que “le midan el agua a los camotes”, y puedan adelantarse a la segunda caída de nuestra nación, que se anticipa, ante el gobierno de Estados Unidos.
Hoy en día, los voceros oficiales, los “intelectuales”, los historiadores y los “comunicadores” se esfuerzan por mantener la percepción de los mexicanos de que somos socios, y rivales y cómplices del gobierno norteamericano.
Los españoles tomaron control de todos los pueblos y ciudades en las orillas del lago, bloquearon las salidas de la ciudad, y cortaron el acueducto que traía agua a la ciudad. Mandaron una flota de 12 bergantines con un cañón cada uno, y miles de balsas de sus cómplices indígenas que aborrecían a los aztecas, contra la mal formada flota mexica.
Cortés esperaba la rendición rápida de la ciudad, pero los mexicas se atrincheraron en la ciudad bloqueando el puerto y los puentes. Cuando vino el ataque español por tierra y agua los
mexicas lucharon fieramente para defender su ciudad. 240 mil mexicas murieron durante el asedio, durante el combate y de hambre.
Cuitlahuac era rey (tlatoani) de los aztecas, que se encargó de la defensa. Realmente era muy desafortunado: su nombre significaba “caca de perro”. Pero los historiadores oficiales –y oficiosos– piadosamente dijeron que su nombre era Coatláhuac, y que significaba “serpiente del agua”. Y murió de viruela.
Cuauhtemoc, fue el último defensor de Tenochtitlan, pero al ver el sufrimiento de su pueblo, por el asedio de los españoles, la falta de comida y agua, y la epidemia de viruela, decidió entregarse como prisionero ante Cortés, 13 de agosto de 1521.
La economía mexica estaba basada fundamentalmente en la producción agrícola, los tributos que imponían a los pueblos que conquistaban y el comercio. Vecinos cercanos y lejanos estaban inconformes con la dominación, y aprovecharon para sumarse a las tropas españolas, que venían con todo contra los aztecas.
La situación actual de México, tiene ciertas semejanzas. El gobierno se mantiene de nuestros impuestos, que son muy elevados; la clase gobernante se da lujos exorbitantes, y el descontento es generalizado. Muchos compatriotas prefieren irse a Estados Unidos, a pesar de los malos tratos y humillaciones que reciben por allá.
Es tal la simulación del gobierno mexicano, que han llegado a propalar que mantiene un perfil de oposición en contra del norteamericano, y han difundido ampliamente una presunta conversación telefónica entre los presidentes de México y Estados Unidos, con expresiones amistosas.
Y de pilón, el aprendiz de canciller Luis Videgaray, que anda metiéndose en “camisa de once varas”, con suelta a su lengua viperina, atrayendo más enemistades hacia el gobierno mexicano. Entonces ¿Se avecina una segunda “caída” de nuestro país?

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